El debate sobre el saqueo de las materias primas no ha terminado. Iniciado con la navegación y el comercio ultramarino, se consolidó con la creación de grandes zonas de influencia sujetas a la ley del más fuerte.
En una primera generación arrasaron con la explotación del subsuelo: minerales y reservas. Ahora, se extiende a todo lo que pueda considerarse generador de riqueza: bosques, productos agrícolas, especies de la biodiversidad, y el llamado oro azul, el agua.
El precio y el valor del intercambio de mercancías extraídas de los paraísos pobres fueron impuestos por el vencedor en la conquista. Queda claro que la guerra no admite cambio de reglas a lo largo de la historia de la explotación.
Todos los países productores de algo, financiamos con nuestras materias primas el fanatismo expansionista. Todavía, cuando pueden, nos amenazan con el alza de sus precios en el momento que lo juzgan necesario.
Es la hora de justipreciar nuestras riquezas. Existe una crisis mundial de agua. Las empresas petroleras transnacionales pueden utilizar en un futuro cercano hasta el 90% de los recursos hídricos. El fracking es una amenaza real para los agricultores y pueblos indígenas.
Para nadie suena extraño que el agua y su distribución serán centro de crecientes conflictos. Su escasez agudizara todas las corrientes migratorias. En las sociedades se convertirá en un instrumento de poder.
Dos terceras partes de los doscientos sistemas fluviales transfronterizos de América Latina cuentan con “normas de cooperación”, pero aún así hay conflictos sobre el uso, especialmente cuando el usuario se somete a intercambios desfavorables con las empresas.
La importancia estratégica del control de las aguas a flor de tierra y subterráneas, como medio de poder y de presión, crecerá en la medida de que haya cada vez menor cantidad aprovechable del llamado líquido vital.
Se originarán enfrentamientos, repitiendo la historia de todos los conflictos por posesión e intervención sobre recursos naturales, al mismo tiempo que serán atizados por el crecimiento demográfico y la degradación del suelo.
México, cada vez más seco y saqueado
Un ejemplo paradigmático lo tenemos en México. Según las últimas cifras de suelos agrícolas cultivables, de 90 millones de hectáreas aprovechables hace algunas décadas, sólo quedan 20. Una superficie pequeña para todo el país, equivalente a treinta veces el tamaño del Valle de México.
A lo anterior, se deben sumar las empresas cerveceras en manos de la holandesa Heineken que se establecen en los valles de provincia. Consumen una cantidad impresionante de oro azul y reportan crear ¡ sólo mil empleos –mal pagados– en cada factoría!
La técnica de la perforación hidráulica para extraer el gas shale requiere, según la Semarnat, de 20 millones de litros para hacer producir cada pozo. Es una amenaza real, no de ciencia ficción o de expertos en pobretologia.
La agricultura nacional requiere el 70% de las reservas probables de agua aprovechable. El acceso es cada vez más costoso. Como cada vez importamos mayores cantidades de alimento, es previsible que en el cambalache entre próximamente el agua.
Si nos atenemos a la defensa del derecho internacional, mal negocio. Está poco codificado. Las ruedas finlandesas y africanas han fallado frente a la codicia de las empresas. La ONU establece cada rato mínimos que son rebasados por los apetitos empresariales.
En Brasil, mediante el Plan Amazonia, los intereses estadounidenses amenazaron controlar las reservas de agua. Contra los movimientos independentistas de los indios yanomanis, los güeros establecieron bases militares en el noreste.
Cerraron el círculo de dominación con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, desde el Plan Colombia, la estrategia anti-Chávez en Venezuela y el sistema de vigilancia Ecuatoriana de la Iniciativa Regional Andina.
La imposición del Área de Libre Comercio de las Américas es sólo un complemento para establecer una seudo alianza que permita a sus consorcios aprovechar los recursos naturales no renovables y ejecute la dominación.
Una de las mayores reservas de agua subterránea del planeta, calculada hoy en un millón doscientos mil kilómetros cuadrados, la representa el llamado Acuífero Guaraní, extendido desde Paraguay hasta el Pantanal del Amazonas.
Abarca también territorio argentino y uruguayo y, obvio, las zonas hídricas de las bellísimas cataratas de Iguazú. Por inclinación natural del subsuelo, recibe las descargas de la zona centroamericana, desde Puebla, hasta Panamá. ¿Nos suena?
Plan Puebla-Panamá: ¡es por el agua!
La recarga, según lo ha documentado hasta la saciedad el Centro de Estrategias Militares para la Democracia Argentina, sería de tal forma que con la explotación del mismo alcanzaría para abastecer con 300 litros diarios a 360 millones de personas.
En palabras del centro de inteligencia argentina, abocado a estos estudios por necesidad desde hace años, “se tiene conocimiento de otro acuífero en el Continente, que se extendería desde los cenotes yucatecos hasta Panamá…
…Esto explica la proliferación de bases militares en la mega región y la presión que se ejerce sobre los gobiernos locales para que acepten el Plan Puebla – Panamá.”
Lo anterior explica que el primer mundo ha dilapidado sus recursos y reservas –a lo mejor los está preservando– y por qué ahora viene por los nuestros.
También manifiesta la voracidad con la que algunos “políticos” de la región utilizan el mencionado Plan Puebla – Panamá como un paradigma de integración industrial y comercial, cuando sólo es una argucia de penetración colonial.
No extraña que haya sido bandera política del irresponsable Vicente Fox y hoy sea el argumento principal, ante el Imperio, del badulaque Rafael Moreno-Valle, en su idea desenfrenada de la candidatura presidencial por consenso. Si lo hacen por codicia o por ignorancia deben ser frenados estos cuatreros pelafustanes.
Los toluquitas ¡no tienen llenadera!
En el centro del poder político, la inusitada eficacia con la que han actuado el “helicopterista” David Korenfeld y la Conagua para promover la privatización del oro azul, eliminando cualquier asomo de traba que los campesinos mexicanos pudieran poner en el presente o futuro, es, por decir lo menos, inusual, si la comparamos con la lentitud con la que actúa ante provisiones, emergencias o desastres naturales. ¡Algo tendrá el agua que hasta la bendicen!
Es escalofriante la impudicia con la que se vuelcan los toluquitas sobre los residuos de las últimas riquezas que nos quedan. La obscenidad y hasta la concupiscencia política y amoral rebasa todos los límites. ¡No tienen llenadera!
Es francamente inaudito que salgan ahora con un programa de privatización de los acuíferos, cuando a lo largo de la campaña presidencial, que era la oportunidad para haberlo oteado, jamás se refirieron a una insensatez como la presente.
El electorado de las zonas rurales les hubiera dado, mínimo, ¡un cubetazo en la cabeza! Ningún candidato presidencial podría ganar una justa en México, cuando promete que de lograrlo ¡va a vender lo que quede del país!
Por otro lado, el programa electoral del candidato del PRI jamás hubiera propuesto acciones que se oponen meridianamente al contenido histórico de la Declaración de Principios del organismo.
Es temerario e imprudente, no sólo que aireen el tema en un proceso electoral, sino que actúen como si el fallecido y alcahuete Pacto por México estuviera vigente y tuvieran el apoyo incondicional de las franquicias “de oposición”.
Es inaudito que todavía anden de lambiscones de las empresas transnacionales que extraen el gas de las lutitas. ¿Qué no se han dado cuenta que ya no van a venir con sus dólares a México?
Alguien tiene que llamar la atención a su senilidad mental. Hacerles ver que con sus imprudencias y dislates hicieron que el país cambiara… pero en su contra, para defenderse de sus caprichos e inmoralidades.
La defensa de la soberanía, de la independencia y, ahora de la sobrevivencia, pasa por la defensa del oro azul.
¡No pasarán!
Índice Flamígero: Deben perdonar a David Korenfeld. ¡Pobre! Se están cebando en él, cuando todos, absolutamente todos, los toluquitas hacen lo mismo. Digan si no el oficial mayor de la SCT que a diario vuela de Metepec al DF… o el avión recién comprado por Pemex, en los hangares de la base militar de Santa Lucía, destinado al uso exclusivo de la (mal) llamada Primera Dama en sus constantes viajes al extranjero… o el helicóptero que usa casi a diario Lozoyita para ir a visitar a el niño Nuño en Los Pinos… y más como esos casos.
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