In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables. Cicerón
Recientemente se ha hecho más común escuchar el concepto “responsabilidad afectiva” el cual hace referencia a una plena consciencia de las decisiones que tomamos en relación con otros y su posible efecto; y aunque el término esté vinculado a una relación personal, no se puede dejar de lado que es cada vez más necesario actuar de forma colectiva, ya que el egoísmo ha hecho que pasemos por alto el compromiso con el prójimo para centrarnos en nuestro propio beneficio.
Es cierto que hemos hecho frente a diversas crisis, sobre todo sanitarias y actualmente estamos frente a una climática y ante conflictos, algunos armados, que han hecho mucho más tangible la ambición, la indiferencia y la insolencia.
Ante retos cada vez más complicados ha quedado patente que el trabajo en equipo y la resiliencia son dos factores decisivos en la resolución de casi cualquier conflicto, pero hoy, también es necesario reconocer a aquellos que no se han dado por vencidos, a quienes a pesar del miedo no han soltado la mano de aquel que pide ayuda, a quienes no tienen otro propósito más que salvar y proteger vidas: los trabajadores humanitarios.
Bajo este tenor la Organización de las Naciones Unidas ha establecido el 19 de agosto como el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, con la finalidad de honrar al personal dedicado a estas labores alrededor del mundo por su compromiso inquebrantable con las comunidades a las que sirven, sin importar ni quién ni dónde.
Por otro lado, el Panorama Humanitario 2023 no presenta avances significativos, se muestran 8 tendencias preocupantes, entre las que se destacan: 1) que el desplazamiento forzado no muestra signos de desaceleración, y alrededor de 103 millones de personas lo padecen, 2) Los conflictos violentos continúan cobrándose un alto precio entre la población civil, los niños siguen siendo especialmente vulnerables y ha aumentado el número de ataques a escuelas y hospitales. La violencia contra los trabajadores humanitarios está aumentando, y el 98% de los asesinados trabajaban en su propio país y 3) Se está desarrollando la mayor crisis alimentaria mundial de la historia moderna.
El Papa Francisco se ha pronunciado sobre la situación mencionando: “La emergencia climática, genera cada vez más crisis humanitarias y los pobres son los más vulnerables a los fenómenos meteorológicos extremos. Es urgente una solidaridad basada en la justicia, la paz y la unidad de la familia humana”. En nuestro país la cuestión ha sido abordada por el Arzobispo Primado de México Carlos Cardenal Aguiar Retes, quien ha pedido proteger a los migrantes centroamericanos en su paso y recordar que: “No son delincuentes ni salieron de sus países de origen por gusto, sino que se vieron obligados a hacerlo”.
La situación es complicada, no solo se trata de los desplazamientos forzados, sino también de lo difícil de ayudar a quienes no pueden salir por conflictos bélicos o diversas situaciones, y a ello hay que aunar que el odio continúa permeando y que los ataques a los asistentes no han disminuido, tan solo en 2021, 460 trabajadores humanitarios sufrieron agresiones: 140 fueron asesinados, 203 heridos y 117 secuestrados.
No todos podríamos dedicarnos a la asistencia humanitaria, sin embargo, sí debemos y podemos comenzar a redimensionar que es necesario tomar consciencia de que todo se encuentra íntimamente ligado, que ya no se trata solo de discursos, sino también de acciones, ya no basta solamente preocuparse sino ocuparse.
* Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.