In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
“O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos.” Benjamín Franklin
Desde 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció este Día Internacional y durante este año se busca dedicar la fecha para fortalecer los ideales de la paz, mediante el respeto de 24 horas de no violencia y alto el fuego, sobre todo en aquellas zonas que se encuentran viviendo conflictos armados o civiles donde este cese puede significar el rescate de cientos de vidas.
Hoy el mundo entero se enfrenta a situaciones complicadas, el dolor, la tristeza y sobre todo la inseguridad se han instaurado en los diversos países; y aunque pudiera creerse lo contrario, los conflictos y los homicidios son más frecuentes, además aunque la tecnología en muchas ocasiones ha jugado a favor del desarrollo humano también se han producido avances como la utilización de bots, drones, los ciberataques, los programas secuestradores y el hackeo de datos, por otro lado presentan nuevos escenarios de conflictos y guerras.
Y es que ante una sociedad cada vez más egoísta y violenta donde el resentimiento, la amargura, el rencor y el odio, parecen predominar las actividades cotidianas, es necesario no solo replantearnos escenarios sino además apegarnos al amor al prójimo y considerar que como lo ha mencionado Mons. Joseph Spiteri, Nuncio Apostólico en México: “Ante el anhelo de vivir en paz, acepto que muchas veces se presenta como un objetivo bastante difícil, pero no renunció al sueño de que cesen las armas, el mundo progrese y exista mayor concordia, tiempo de escucha, perdón, agentes de ayuda y trabajo digno para todos”.
El trabajo debe ser coordinado, ninguna institución, pública y privada puede lograrlo sola, y probablemente las escuelas sean una de los organismos más importantes, pero sobre todo porque tienen mayor injerencia en la vida de los niños y adolescentes, debemos colaborar para que los espacios educativos y los hogares se conviertan en sitios seguros donde las niñas, niños y adolescentes puedan experimentar sentimientos positivos que los impulsen a elegir un mañana pacífico y donde el proceso de aprendizaje les permita basar sus decisiones en la libertad, igualdad y el respeto.
En una era cada vez más fragmentada e individualista, la Organización de las Naciones Unidas, busca que este año la conmemoración se trate de hacer un llamado a la acción que reconoce nuestra responsabilidad individual y colectiva de promover la paz; porque ya no se trata solamente de los conflictos armados, aunque sin duda son los que más laceran, sino que también se debe analizar el tema de la polarización social, la cual debilita la gobernabilidad y detiene el desarrollo social.
La paz busca no solo erradicar la violencia, sino también enseñarnos a repensar la vida, a enfocarnos en un mundo donde la responsabilidad, la ausencia de hambre, la disminución de la pobreza, el acceso a la educación, la distribución de agua potable, e incluso el cambio climático tengan innovaciones, que nos alejemos de pensar en las agresiones, los maltratos y las violaciones y nos centremos en abrir nuevos caminos para cambiar la cada vez más desgarradora realidad mundial.
Cada vida perdida y cada dolor infligido por la violencia es imperdonable, porque el asesinato de una hija o hijo, de una hermana o hermano, de cualquier ser querido, lesiona y hiere a toda la familia y a todos aquellos que hayan compartido un vínculo personal, porque el dolor no se irá por un largo tiempo y, lamentablemente, en ocasiones se busca venganza, y como dice el dicho “violencia engendra violencia”.
* Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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