Un milagro ha ocurrido. Desde las primeras horas de este 2014 el país ya cambió: se transformó.
Una suerte de portento político ocurrió en tanto sonaban las doce campanadas de la noche de San Silvestre y en las mesas se consumía la tradicional docena de uvas.
Y es que mientras México entero se abrazaba, el territorio nacional daba pasos hacia el desarrollo, la justicia social –o eso que los panistas llaman “bien común”, de acuerdo a sus creencias religiosas y los priístas y perredistas repiten sin saber por qué– y el reconocimiento de todas las naciones.
Ya empezó, ahora sí en serio, el sexenio que marca el retorno del PRI a Los Pinos per secula seculorum.
¡Qué 70 años ni qué nada!
Gracias a esta gran transformación que ha experimentado México, el PRI va a mantenerse en Los Pinos otras 70 centurias… por lo menos.
El prodigio es evidente. Merced a la aprobación de las reformas que el país necesitaba –sí, hasta la sobada frase ya se transformó: ahora se verbaliza en copretérito–, las ofertas de empleo bien remunerado han comenzada a aparecer en las planas de los diarios, en las páginas electrónicas de las empresas reclutadoras y, por supuesto, en las de los head hunters, que tan apagados estaban los pobres desde que fracasaron en el foxiato.
Este próximo martes, cuando millones de educandos retornen a las aulas, sorprendidos, verán el cambio. Y es que las reformas que el país necesitaba han traído, desde ya, instalaciones escolares adecuadas, limpias y bien aireadas; laboratorios, equipos de computación para todos, baños sin aroma y, lo mejor, maestros bien capacitados en programas educativos acordes a nuestra realidad y, claro, mejor pagados y considerados.
Lo mejor de todo es el cambio o transformación que ha sufrido la clase política en este nuevo México que nos prometió el peñismo –y lo cumplió.
Aún sin que se haya aprobado la legislación anticorrupción, prácticamente todos los políticos y funcionarios públicos han comenzado a regresar todo aquello que obtuvieron vía el cochupo, el compadrazgo, la comisionitis e, incluso, las donaciones. No sólo eso. En este nuevo gran país ya transformado, todos se comprometieron a no volver a hacer negocios con los dineros públicos… so riesgo de que les corten las manos.
México se ha transformado. Enrique Peña cumplió. En 120 días –un nanosegundo en la gran historia que ahora escribe desde el despacho principal de Los Pinos–, ¡todo se transformó!
EMPIEZA EL “SEXENIO”
La dura realidad es que, desde hace meses, ciertos opinadores han coincidido en apuntar, cada cual en sus respectivos espacios, que el sexenio del señor Peña Nieto empezaría realmente en el 2014.
Que, han escrito, los primeros 13 meses de su Administración serían dedicados a colocar los cimientos de la majestuosa obra que construirá en los restantes 59 meses que le quedan a su mandato.
Más que propósito, tal sonaba a justificación.
Y es que el tan cacareado arribo de “los que sí saben cómo” a la residencia presidencial ha resultado, hasta ahora, un estrepitoso fracaso.
Los primeros 13 meses de la Administración priísta más parecen la continuación de los 144 que todos los mexicanos sufrimos con el foxiato y el calderonato: crisis económica, crisis social, crisis política, manifiestas en desempleo, acelerada pérdida del poder adquisitivo de los salarios, alta informalidad, especulación financiera; polarización de los mexicanos, ciudadanía sin una real representación en los órganos de toma de decisiones, incremento de la protesta social, partidos opositores en crisis, desbocamiento de la corrupción política; crecimiento galopante de secuestros, violencia, extorsiones, cobro de piso, asesinatos, empoderamiento de las autodefensas… Más de lo mismo, en cuatro palabras.
Poner los cimientos… hacer rounds de sombra… ensayar… los primeros 13 meses de esta Administración han sido eso. Una tentativa. Nada más.
¿Por qué, entonces, habría que esperar una transformación?
¿Acaso porque empezarían a gobernarnos marcianos o, cuando menos, ciudadanos suizos?
Este 2014, por lo pronto, ha iniciado con más y más golpes a los bolsillos de los ciudadanos. Incrementos de precios, tarifas, impuestos. La tendencia es la misma: expoliar a los ciudadanos para que las castas gobernantes sigan disfrutando la gran vida: sueldos y dietas de escándalo, bonos, prestaciones, seguros, más bonos, gastos de representación, nómina secreta de la que dicen ya no hay, y…
Que ahora sí empieza el sexenio peñista…
Con tal y que no quiera prolongarlo los 13 meses perdidos hasta ahora, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: El Gobierno de la República trabajará para que las reformas aprobadas y sus beneficios se sientan y se vivan en el día a día de todos los mexicanos, prometió el Presidente Enrique Peña Nieto en su mensaje de Año Nuevo, a través de un blog de la página electrónica de la propia Presidencia.
— ayyy don Paco, de ese luminoso futuro q nos aguarda algo me preocupa, he notado q el Sr. Presidente en su oferta de estas maravillas NO HA DICHO, te lo FIRMO y te lo cumplo. FALTA LA FIRMA !!! ooops….