Con ácido humor británico, el influyente rotativo Financial Times, secundando a la revista conservadora The Economist, hace cera y pabilo del presidente mexicano. Otra vez.
Las vueltas en U, los tropiezos y las meteduras de pata están proliferando en México, apunta el influyente diario de economía, de referencia obligada desde hace casi siglo y medio, para decisión – makers, jugadores de grandes ligas que, a diferencia de los muy medianitos de aquí, no andan barbeando al General Secretario en busca de algún bisne.
Los mensajes del gobierno aparecen torcidos, en el mejor de los casos, cuando su estrategia de crecimiento económico a través de reformas de largo alcance, pueden generar reacciones de los inversionistas, señala el diario que se edita en Londres.
El gobierno, también indica, “ha demostrado una capacidad alarmante, en los últimos meses, para dispararse en el pie y echarse para atrás en sus anuncios”.
Ante las conductas erráticas en relación con las enormes mentiras de Videgaray sobre las coberturas petroleras y el ingenuo deslinde de los conflictos de interés, agrega, los corresponsales del FT afirman que “para muchos mexicanos es hora de apretarse el cinturón”. También otra vez.
Al tiempo que el diario circulaba en la City, en Wall Street, en la Bourse parisina, en nuestro país, Peña Nieto echaba a andar las tarjetas de crédito para jóvenes emprendedores y hacía una declaración pública, a micrófono abierto, espeluznante.
Un pronunciamiento que, para muchos, debió haber pasado desapercibido, pero que tiene un gran mar de fondo: “Ante el pasmo de los últimos 30 años –dijo el inquilino de Los Pinos–, le metimos un motor turbo al país para que despegue hacia las alturas con las reformas estructurales”.
Traducción: insiste en seguir siendo pasto para los leones. ¡No le han dicho que sus fantasías constitucionales y constructos legales, no sólo no se aplican, sino jamás podrán ser realidad!
“¿Qué pasa ahí?”, preguntaba Margarita Michelena, en su columna diaria de ese otro Excélsior. Nadie sabe… excepto que ahí hay confusión.
La Confusión es el Signo del Sexenio Actual
Soy el primero en estar de acuerdo en que la confusión ideológica de un gobierno es respetable, pues se trata de seleccionar ante dos opciones teóricas o de prospectiva igualmente aplicables. En ese sentido, la confusión ideológica es válida.
Asimismo, la confusión política, que afecta al trashumante de esta vida en varios momentos. Se trata, pues, de escoger entre la mejor opción de varias que ofrecen los responsables, los teóricos o los dirigentes de un país.
En ese orden de ideas, hasta la confusión sobre la preferencia sexual; la del adolescente sobre sus apetitos y capacidades o la del amante sobre rumbos del placer sensual o emocional es legítima y digna de consideración.
Hasta allí está bien. Pero lo malo empieza cuando el gobernante no tiene una malvada idea de qué es lo que debe hacer. Porque transmite a sus colaboradores y a la sociedad, un fenómeno especialmente grave: la anomia colectiva.
Cuando el que manda está frente a un problema de identidad consigo mismo, de ubicación en el mundo, de falta de puntos de referencia vitales, de ausencia de análisis comparativo ante sujetos que juzga similares, puede provocar cosas más terribles que la mera desolación.
Uno de los padres de la sociología contemporánea, Émile Durkheim, a lo largo de su obra en torno a la modernidad, estudió todas las facetas del fenómeno, que empieza a producirse cuando la sociedad pierde su capacidad para sembrar en los ciudadanos la emoción colectiva de ser mejores.
Un siglo después, estudiosos de la sociología política de la talla de Robert K. Merton y Talcott Parsons, entre otros, retomaron el tema de la anomia y concluyeron que era la causante directa de la pérdida del sentido en los individuos y del suicidio colectivo.
Hoy, los mexicanos debemos entender que estamos en el borde de ese abismo.
Porque la anomia, define el diccionario, “es el estado de desorganización social o aislamiento del individuo como consecuencia de la falta o la incongruencia de las normas sociales”.
“Comisiones” o “Moches”, ¡Asignatura que sí Saben!
Y es que llegaron al poder unos muchachos que lo único que saben hacer es ir a su oficina y recibir a los dueños de las empresas que llegan a colaborar con el 20 y el 25% de comisiones “por adelantado, hágase o no se hagan”, de obras autorizadas.
Compelidos por el barrunto social respecto a la exigencia de que cesen las prácticas corruptas, son presa de una angustia casi pastoral, del avorazamiento que genera la obsesión por el cobro de la comisión, única asignatura que cursaron completa.
Obviamente, esa obsesión por lo inmediato –y realmente gratificante para ellos– les impide ocuparse de lo que, así parece, sólo nos atañe a los que vivimos al día. Los asuntos terrenales.
¿Qué pueden hacer estos jóvenes para contener el disparo cotidiano del dólar y la devaluación del peso? ¿Qué pueden pensar o hacer para buscar alternativas al desastre del crudo petrolero? ¿Qué saben del alto nivel alcanzado en las últimas horas por el riesgo-país?
Más aún, ¿qué pueden hacer para detener la reetiquetación cotidiana en los precios de los productos básicos?, ¿qué, para frenar la violencia desatada en todos los frentes, secuestros, cobro de piso, ajuste de cuentas, por ansiosos idénticos que operan en otro mostrador?
¿Qué onda con un proceso inflacionario, en medio de la grave recesión económica y el estancamiento general en todos los órdenes? En otros países ya se hubieran casi escondido en los refugios antinucleares, en espera de la ira de Dios, mientras aquí siguen cobrando y viendo a qué palurdo “balconean”.
¿Cómo le van a hacer para hincarle el diente a los 400 mil millones de dólares que insignes próceres meshicas tienen guardados en bancos extranjeros? ¡Representan el doble de las reservas internacionales de México!
¿Les van a aplicar su tan cacareada reforma fiscal? ¿O esa nada más es para espantar a los indios y mantener azorrillados a los causantes cautivos, a quienes nos aplican toda la cacería de brujas y el rigor de esa ley exclusiva y excluyente?
¿Quieren deveras deveritas hacer justicia o mejor se calzan el huarache, temiendo que ellos vayan a ser perseguidos al dejar el cargo por otros apaches congéneres y despreciados? ¿No que el que venga atrás que arree?
Carlos Hank, su Guía y Faro de Luz
El carácter y la piel de los “gobernantes” empieza y termina en las “virtudes” de Carlos Hank. Ellos aprendieron que fue un profesor de primaria rural que se enriqueció bestialmente y hoy tiene una estatua en el Paseo Tollocan, más adorada que la carne de Obispo.
Los políticos mexiquenses vinieron al mundo para parecerse a él, para llegar a ser como él. Para sustituir el ser, por el tener. Es su icono, su verdadero maestro y faro de luz. Del oficio del gobierno se encargan los criados. Aquí entre nos, resulta lo mismo, porque si no son unos son otros y están igual de perdidos.
Ante eso se estrella cualquier consideración sobre los asuntos mínimos que debe saber un gobernante. Ellos no tienen nociones de historia, derecho, administración, economía, gobiernos comparados, sociología, etc. A lo mejor no saben ni donde están parados.
La anomia cancela procesos de entendimiento y de raciocinio normal. A lo mejor es por eso, que los “gobernantes” no tendrían objeción en hacer candidatos presidenciales por la coalición PRI-Verde- PAN, en 2018, a Moreno Valle o a Manuel Velasco.
Finalmente, es el mismo producto. Es el mismo suicidio. Continuarían el proceso de anomia.
Índice Flamígero: Dicen que los perros recién nacidos tardan 15 días en abrir los ojos. No obstante, algunos cachorros –como sin duda siente ser Luis Videgaray del Presidente Peña Nieto– tardan semanas, meses. El caso es que, finalmente, el secretario de Hacienda y aspirante a suceder al mexiquense en el cargo ya aceptó, frente al mismo Financial Times, que más que otras reformas (¡ya no, por favor!) lo que urge a los toluquitas es recuperar la confianza que la sociedad les perdió, tras los escándalos de evidente corrupción por las casas que el constructor Juan Armando Hinojosa puso a su disposición en Lomas de Chapultepec y en Malinalco. Ya lo aceptó Videgaray, ya abrió los ojos… pero ¿ahora cómo van a conseguir que se dé ese que sí sería un verdadero milagro? + + + El humor inteligente a cargo, como siempre, de don Alfredo Álvarez Barrón y su alter ego admirado, El Poeta del Nopal, quien nos obsequia el epigrama titulado “Caída Libre”. Y dice: “Va muy bien la economía, / dice Luis Videgaray, / pero yo pienso, ah caray, / qué imaginación la mía; / siento que tal profecía / es como polvo en el viento / y nuestro peso cursiento / no se da por enterado, / pues sigue, despreocupado, / ¡en pleno deslizamiento!”.
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