Los gobiernos fallidos actúan siempre como un boxeador groggy –semiinconsciente, ha recibido golpes fuertes– y en las reacciones instintivas de defensa, torpes e inadecuadas, cometen errores que aceleran su demolición, su KO.
En estas condiciones, los gobiernos utilizan el manido recurso de la estadística para acomodar el mundo a su favor, a través de maquillajes y retoques al cadáver del “establecimiento” para hacerlo aparecer medianamente presentable ante el respetable auditorio.
Esto es lo usual en todas latitudes. Maquillar las estadísticas como una forma de defensa ante la desilusión y las críticas acerbas que se hacen a sus procederes y a sus subterfugios; simples patrañas de abalorios sobre la realidad.
Pero una cosa es maquillar las cifras y otra es engañar con ramplonerías y datos burlones que son más cercanos a la “crueldad” que tratan de combatir, con la diferencia de que desvían dinero público para engatusar. El círculo de la saña.
Si ya es demasiado abuso y constituye delito de peculado que no prescribe, que nuestro dinero cambie de “cuentas autorizadas” para engrosar bolsillos de próceres –¿dónde están nuestros dos billones de pesos que sustrajo Videgaray del presupuesto del año pasado y antepasado?– lo que ahora percibimos es doloso, vejatorio.
Es demasiado cruel que ahora se saque más dinero para engatusarnos, enalteciendo mentiras que nos están confinando en el hambre, la indefensión médica, el desempleo y el catálogo de víctimas de la violencia institucional-criminal. Esto ya puede constituir un delito de lesa humanidad, equiparable al genocidio y a la desaparición forzada.
Sólo 7% no está temeroso de sus autoridades
Dos diarios de circulación “nacional”, impresos en esta capital que, juntos, no llegan a “tirar” más de 5 mil ejemplares en su edición cotidiana, encabezaron en sus ocho columnas las “cuentas del gran capitán”, o “de la lechera”, que para el caso es lo mismo.
En uno de ellos se destaca a rajatabla, sin compasión, que la ominosa cifra del crecimiento del PIB del vergonzoso 2.1% del 2014, “confirma la aceleración del desarrollo de la economía”, en palabras del Virrey Videgaray. ¡Válgame Dios! ¿No conocen el sentido de la proporción?
Tres líneas ágata más abajo se desdice el valedor. Después de declarar ante los de Banamex que ese crecimiento “está en línea con lo que esperaba el mercado”, Videgaray dice que deben seguirse revisando a la baja todos los pronósticos (precios petroleros, inflación, costo del dólar, crecimiento) que produce su cabeza loca.
El otro “informativo”, destaca que México creció 2.1% más que la Unión Europea, Brasil y Rusia.
Los dos cabezales son para la historia de la ignominia. El cuarto poder cogido in flagranti delicto de mentiras, ¡igualito que sus patrocinadores! ¿Hasta dónde quieren llegar?
Estos “periodistas” que creen también que “la historia los absolverá ” se traen un palique que, en vez de ayudar a los aspirantes locales a tecnócratas para que resuelvan sus enredos, contribuyen involuntariamente a desnudarlos más en sus motivos, intenciones y alcances.
¿Por qué mejor no destacan en sus cabezales, pagados a precios de oro, que sólo el 7% de los mexicanos –encuesta de la Cámara de Diputados– no está temeroso y decepcionado de sus autoridades; que sólo ese siete, que gana arriba de los 10 mil pesos mensuales tiene fe en su futuro?
¿Por qué no destacan lo que sí es noticia: que los funcionarios del SAT condonaron en auditorías formales 1 mil 200 millones de pesos en el pago obligatorio de impuestos a cuatro o cinco empresitas transnacionales? Pa’ servir al patrón.
¿Por qué no enaltecen las imprudentes declaraciones de los fruncionarios de la SHCP de que exprimirán los bolsillos ya exhaustos de los cautivos para compensar los dos billones de pesos que se le “perdieron” a Videgaray?
¿Por qué no sacan estos ratones cagatintas en sus ocho columnas que los recortes de Pemex empezarán lastimando los derechos de trabajadores sindicalizados para proteger a los empleados de confianza recomendados y confidentes?
¿Por qué no destacan que los mismos colaboradores de Aristóteles Núñez usarán ahora a las líneas aéreas como chismosas, para que les informen qué se compró en el extranjero cualquiera que ose salir del país, en un acto de invasión meridiana a los derechos individuales?
Si eso no es cacería de brujas, nada merecería ese calificativo.
Las estadísticas del crecimiento, otra mentira
Decisiones contra natura. Atentar en estos momentos de feroz competencia internacional por los reposicionamientos de precios contra los únicos que conocen el funcionamiento de la empresa en campo, es entregar la plaza, sin siquiera pelear.
Proteger, en cambio, las posiciones de oficinistas trapecistas del escritorio, recomendados, confidentes y parientes, que si bien les va, pueden servirles para continuar engañando con estadísticas es mal negocio, es un acto de indolencia y sevicia.
¡Ah, no! En contrapartida, destacan que el inútil de Carstens fue designado presidente del Comité Monetario y Financiero del FMI, comprobando el “nivel de respeto” en que nos tiene el Imperio.
Carstens, sí, es el mismo del “catarrito”, que aquí se la pasa dando atole con el dedo a los rotativos orgánicos y a los foristas televisivos, con el retintín, desde que lo ratificaron, de que “este año vamos a crecer al 5%” y quien siempre se equivoca en sus cálculos ñoños.
Y ahora, nos hacen creer, con boletines pagados, que va a ser el cerebro que defina los ritmos de financiamiento y emisión de moneda en el mundo. ¡Necesitaríamos sentirnos como unos pendejos para creerlo! Son puros fantoches de feria. Enanos del tapanco en comedias ajenas, imágenes de risa, ¡financiadas con nuestros impuestos!
Paco Gil Díaz, el gran teórico de nuestro fracaso
Afortunadamente ya sabemos que prácticamente todos los fruncionarios de los sectores hacendario y financiero tienen la mente distorsionada por el amo. Ya los vemos de lejecitos, pues más cerca contaminan. Forman parte de una piara de gerentillos que nacieron después de que mexicanos descastados escogieron a Milton Friedman como gurú de la patria.
Se inoculó en el cerebrito de sus maestros —Paco Gil Díaz, el gran teórico– que la concentración del ingreso, de los recursos monetarios y del capital, sería la base para arribar a la grandeza de las naciones, postulado fundamental de los Chicago Boys.
Que la fuente principal para el ahorro público y la inversión para crecer se localizaba en la renta del capital propietario. Por tanto, los ingresos familiares del trabajador provocaban una mayor tendencia al despilfarro o al consumo no productivo.
Por tanto, aconsejaba Friedman a sus discípulos en el libro Libertad para elegir, el mal mayor sería desalentar la codicia de los propietarios, pues significaría “sacrificar el ritmo de inversión y las tasas de crecimiento del conjunto de las actividades económicas de un país”. (¡Gulp!)
La concentración del ingreso, del ahorro y la inversión llegó a considerarse como la fuente de la prosperidad, el motor del cambio y la panacea para los problemas estructurales de cualquier país que pretendiera modernizarse.
En la ciencia económica, los Chicago Boys impusieron esta teoría sobre los keynesianos que enarbolaban el pleno y justo empleo, del mismo modo que los juristas kelsenianos de la “teoría pura del derecho” se impusieron desde el Imperio, sobre los estructuralistas hellerianos que proponían la ley para remediar las desigualdades.
A las autoridades financieras, que vienen siendo los hijos y nietos burocráticos de los inoculados con esas teorías, sólo les tocó que la letra les entrara por tradición oral. Nunca la estudiaron. No saben ni a qué obedecen. Repiten las lecciones como burros con tapa ojos.
Pero les dejaron el remedio y el trapito. También les endilgaron a los estadísticos funcionalistas. Para los que el objetivo es mantener el status quo como prioridad sobre todo lo demás.
Para quienes atribuyen los intentos de encontrar los orígenes de los problemas, a historias especulativas. Quienes evaden la cuestión de las causas generales de las diferencias, mientras que recalcan las razones generales y funcionales de las similitudes.
Así llegaron a considerar, juntos, teóricos y estadísticos, que la piedra de toque del desarrollo de un país era instrumentar una política económica que encontrara en el crecimiento por sí mismo, ¡una función de las tasas esperadas de ganancia!
¡Cifras de patraña sustentando alucinaciones teóricas que, hoy mismo, tienen groggy al “gobierno de EPN! ¡Al punto del KO!.
Índice Flamígero: El Poeta del Nopal hace un poema de nuestra desgracia, de nuestra ¿vida en rosa?: “Todo un acontecimiento, / por fin una alma piadosa, / con leyes color de rosa / el monopolio está exento; / con el feliz nombramiento / se dirimieron querellas, / la Fiscalía borra huellas / y sin mirar hacia atrás / hoy es una estrella más / del Canal de las Estrellas.”
www.indicepolitico.com / pacorodriguez@journalist.com / @pacorodriguez