Hace 40 años en la sala de conferencias del Hotel Carlton de Viena, en el número 4 de la Schikanedergasse, y con el protagonismo de Kadaffi, vimos cómo la OPEP tomó la decisión más trascendente de su historia: elevar el precio del petróleo crudo a los países industriales.
En 1973, las naciones occidentales descubrieron, asombradas, que su forma de vida, la estabilidad y el crecimiento de su economía, dependían de millones de barriles de crudos ligeros y pesados extraídos de sociedades pastoriles.
Se desató una espiral estanflacionaria de los precios petroleros que se llevó entre las patas, primero a México –que empezó a jugar unos años después en estas lides, como siempre, sin saber de qué se trataba–, y después al mundo occidental.
Recién llegado al club de los grandes productores, jalado por la “fiebre negra”del petróleo, nuestro país, que debía “prepararse para administrar la abundancia” cayó en una profunda recesión, más inflación, más estancamiento, que no se esperaba.
No aprendimos la lección. No nos dimos cuenta que durante 40 años de bonanza petrolera lo único que conseguimos fueron tres o cuatro obras de relumbrón, dos o tres carreteras y puentes y el entronizamiento de una casta de depredadores a prueba de críticas y de balas.
El petróleo caro –llegó a costar hasta 120 dólares el crudo pesado del Golfo– nos llevó al paroxismo. Hicimos lo de siempre. Inflamos elefantiásicamente los salarios de la burocracia dorada y de los juniors de ex políticos. Les creamos organismos fantasiosos y rocambolescos para su confort.
Alentamos una desidia política sin comparación en el mundo. La clase dorada metió la mano y las patas. Dejamos que los gobernadores dispusieran a placer de los recursos federales, sin ser molestados con algún pétalo de auditoría… ¡y los fondos de reserva de la Nación se fueron a la basura!
El enriquecimiento bestial de la clase gobernante, frente a la inflación desatada, la pérdida de empleos y bienestar, el derrumbe económico y la penuria para las grandes mayorías, es el sonsonete, la constante vertebral de los 40 años de riqueza petrolera.
Los saudíes, aliados del Partido Republicano
Como el mejor profeta del futuro es el pasado, hace unos meses, también en Viena, Arabia Saudita, el principal productor del mundo, en vez de bajar la oferta de crudo, decidió mantenerla alta, forzando a la depresión absoluta de los petroprecios.
Hizo lo contrario de lo que ordenaba la reacción histórica hacia las fluctuaciones del mercado. Lo lógico era el enfrentamiento, reducir la producción y forzar a las potencias occidentales a pagar los precios reales, hacer prevalecer el equilibrio del mercado, ante un panorama de escasez.
Pero eso lo hubiera hecho la OPEP hace 40 años, cuando el orgullo de Kadaffi había sido lastimado por el bombardeo norteamericano a su residencia en Trípoli, donde la invasión de los cazas yanquis cortó las piernas a su hija. Hace tres años, los bombarderos de la OTAN le repitieron la dosis.
Hoy, los sauditas hicieron creer al mundo, con una engañifa geopolítica que la decisión la tomaban para forzar a los republicanos gringos a abandonar las prácticas de fracking en la extracción de crudo y gas. Ya vimos que no fue así. El objetivo era empoderarlos más, reforzar sus posiciones para ganar las elecciones del 2016 en EU.
Hoy, la monarquía saudí es aliada incondicional de los republicanos petroleros norteamericanos. Están orientados con el mismo objetivo: la guerra fría contra Rusia, Irán y Venezuela y la defensa de los socios iraquíes. Y no se detendrán.
En estos tres países se tomaron previsiones presupuestales, en mayor o menor medida, pues ya preveían –al menos en ese rubro los estrategas y expertos venezolanos , no los taxistas en el gobierno, saben más que nuestros pedantes lechuguinos petroleros, hechizos en este terreno– lo que se les venía encima. No era la primera vez.
Nos engañaron quienes enfermaron a la economía
En México nos volvieron a coger con los calzones en la mano. El Virrey Videgaray, los badulaques de Pemex y los comentócratas del Foro televisivo en defensa absurda de las “estructurales”, se cansaron de repetirnos a toda hora que el problema era pasajero y que las inversiones petroleras extranjeras iban a llegar, porque sus planes se hacen pensando a futuro y no por coyunturas de petroprecios, ¡bah!
Se llenaron la boca declarando que la ofensiva árabe nos tenía sin cuidado y, que no se iban a tocar ni las previsiones presupuestarias, ni los petroprecios, ni el objetivo de las reformas petroleras, ni nada.
Somos una economía enferma. Tenemos distorsiones estructurales propias de una artrosis congénita, más que de un país emergente, con sensatas previsiones para proteger a su población. Somos irresponsables.
El presidente en turno, siempre designó en Pemex a personajes sin experiencia en el ramo, sólo para cuidar los intereses de contratistas cuates. Reaccionamos igual ante un problema delincuencial que ante uno petrolero. No somos normales.
Ninguna de las predicciones de los analistas mexicanos se hizo realidad, pa’cabarla de joder.
Ya vemos que no fue, ni remotamente, como lo abordaron.
Se avecina una escalada, un nuevo orden global neoliberal, planeado por el G7 (grupo formado en 1973 para responder a la crisis petrolera), que tiene como objetivo la recesión económica generalizada, para provocar “revoluciones de terciopelo ” en los países pobres, afines a la intervención republicana.
Saudíes y republicanos (a punto de tomar posesión en EU) están definiendo el futuro cercano, haciendo efectivas sus amenazas a los países del “eje del mal”, Corea del Norte incluida, en base a los precios bajos de la OPEP.
Ellos sí aprendieron la lección. Nosotros nunca. Jamás nos enteramos, por ejemplo, que el ministro del petróleo saudí, Ali-al-Naimi, había dicho en Viena que ellos obligarían a la OPEP a nunca bajar la producción.
Además, que les daba lo mismo que el precio del Brent del Mar del Norte llegara a costar 20 dólares por barril. Lo reprodujo sólo el Middle East Economic Survey. Por su parte, el Financial Times cabeceó: “La era de la OPEP llegó a su fin”.
Los ternuritas de Pemex se creyeron zares petroleros
Jamás supimos que los grandes inversionistas de Estados Unidos están reventando sus planes a corto, mediano y largo plazo. El futuro ya está aquí. No es cierto que vayan a invertir en las subastas programadas por las “reformas estructurales”.
En adelante, “los nuevos proyectos sólo serán válidos si se trata de producir barriles que no cuesten en el mercado arriba de 60 dólares.” Lo han dicho en todos los tonos, pero aquí nadie lo da a conocer.
Lo que para nuestro crudo pesado es la peor noticia, toda vez que si el Brent se cotiza a 60 dólares, toda nuestra producción jamás rebasará un precio de entre 40 y 50 dólares. Ahora sí, cayó la noche. Y no es ninguna broma pesada, ni un jueguito que podemos dejar en manos de los mequetrefes de la economía, las finanzas y de Pemex.
¡Y nuestros ternuritas de Pemex, que confiaron todas sus habilidades de nuevos “zares” petroleros en la habilidad tecnológica de Chevron para explotar las aguas profundas del Golfo! ¿qué van a decir ahora que esa empresa va a la punta de la estampida?
¿Van a proponer una ronda doble cero, para que agarren la oferta antes de que se acabe? ¡Si ya se acabó! Toda la plataforma de las “reformas estructurales” tronó. Así como la codicia del zedillato para hacerse de las posiciones burocráticas en la subasta. De hoy en adelante sólo podrán dedicarse a lo suyo, a pontificar, para defender a Videgaray y a Lozoyita, su recomendado que, con altos funcionarios de Televisa, ya anda planeando su arribo triunfal al 2018.
Cuestiones de la justicia divina. Y de la ignorancia supina de nuestros políticos. Jamás se dieron por enterados de que los monarcas árabes han sido y serán esquiroles en relación a nuestros flancos. Jamás supieron que los intereses de las empresas son geopolíticos.
No se han enterado de que los saudíes, monárquicos despóticos y misóginos tienen una reserva monetaria propia de cerca de un billón de dólares y que no tienen necesidad de pagar lo que nosotros, 4 mil millones al año por el “privilegio” de apoyar a la reserva en dólares, sin opción de hacer fondos soberanos!
Que con esa reserva, los árabes pueden soportar presupuestalmente el tiempo que quieran el vendaval que provocaron, al fin y al cabo, tienen el apoyo incondicional del aparato republicano. Y ése es serio, no de a mentiritas como el apoyo migratorio de Obama. Para taparle la boca a su “impugnación “judicial, los Bush acaban de adelantar a uno de sus halcones para que presida la Corte.
La miseria mexicana ya es un dolor de cabeza mundial
En México nos hemos quedado como nigerianos y venezolanos, chiflando en la loma. Con una gran diferencia: allá no hay tantos pontificadores a sueldo como aquí, ni tanto político ratero. Si de algo saben, es de los vaivenes petroleros.
Los soberbios de aquí se llenan la boca repudiando las posiciones políticas nacionalistas en Europa y no saben ni con qué se comen. Están contra ellas, porque no saben qué hacer. La verdad es que están perdidos desde que inició la ronda. ¡Capicúa!
Aún más. La miseria mexicana ya representa un dolor de cabeza mundial. Junto con su pavorosa estanflación, esta jalando, con otras economías petroleras del subdesarrollo a la recesión, a la inflación y al estancamiento planetario, porque nadie, menos nosotros, se preparó para el escenario árabe.
Junto con los wasp, los monarcas árabes, aliados en esta nueva escalada, están trasladando sus últimos fondos petroleros , de Suiza a Luxemburgo, con las dinastías monárquicas afines de los Habsburgo. ¡Faltaba más!
¿Feliz 18 de marzo? ¡En manos de los toluquitas, el petróleo es una maldición!
Índice Flamígero: Del gerente de comunicación social –whatever that means– de la CFE, Miguel Ángel Carrera Díaz a los espacios que publican esta colaboración, cuando debería dirigirse a mí, directamente, ya que en sus oficinas cuentan con mis teléfonos y correos que, además, se publican aquí mismo, abajo: “… La Comisión Federal de Electricidad rechaza las aseveraciones del columnista por falsas y calumniosas. La CFE no tiene, ni tendrá, ningún contrato de arrendamiento o uso de taxis, ya que no requiere de este tipo de servicio. Mucho agradeceré la publicación de la presente, a fin de que sus lectores cuenten con información veraz sobre este asunto.” ¡Ah, tá’ güeno!
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