Somos lo que queda de un país hecho trizas por mercenarios que socavan nuestras fuentes de identidad: escuadrones de la muerte formados por ex militares desertores que ejecutan en cualquier plaza o bodega a trasegadores de amapola.
Un país en el que los medios de comunicación electrónicos ensalzan al nivel del paroxismo ridículas parodias y comedias de petimetres con inexplicables ratings de supuestas y amplias audiencias.
Un país relegado siempre a los últimos lugares, si los hay, de competitividad, capacitación laboral y productividad por las organizaciones internacionales del trabajo. Ostentamos los primeros lugares sí, en desaparición forzada, ejecuciones, torturas y delitos de lesa humanidad.
Un país rehén de sus hijos migrantes, expulsados por falta de oportunidades laborales hacia el extranjero y que, después de sufrir las de Caín envían generosas remesas a sus familiares, único circulante monetario “de cuño legal” que nos da para irla pasando.
Un país que presume como “industria sin chimeneas”, como paraísos turísticos propios, pobres espacios semi-rurales, cuyo vergonzoso anzuelo es la pederastia y las excentricidades borderline; rehuimos a toda forma democrática para recalcitrar el autoritarismo.
Un país balcanizado, fragmentado por las reyertas de la competencia entre hermanos, por el control del trasiego, por quedar bien con el patrón del dinero, por obsequiarlos con cómodas facilidades impositivas y con ofertas de traspatio.
Un país que ha hecho propio el proceso de colonización mental de sus seres infantiles a través del consumo masivo para que los niños pre-interpreten las contradicciones de la realidad, desde la etapa oral de su formación.
Al ir encontrando como “naturales” el autoritarismo, la pobreza y la desigualdad, el niño los asimila como hechos perfectamente claros, comprensibles y hasta inevitables, operándose en él un claro dominio ideológico.
Desde que empieza a comunicarse, el niño tiene a la mano, a través del cómic, las historias y las caricaturas de las series televisivas, las respuestas ideológicas que, previamente, sus padres han internalizado. Los roles se transmiten.
Esas formas de pensar, de sentir, de vivir que superan y unifican en la mente las tensiones que cada día serán más evidentes, reforzando un sistema de preferencias sicológicas y morales que lo predestinan como adulto.
El objeto privilegiado de esa educación es el hijo de la burguesía que está recibiendo los beneficios del sistema. Al mismo tiempo, los hijos del proletariado también son bombardeados por las mismas imágenes para que las consoliden de igual manera.
Juegan para ¿Aprender?
Los estudiosos de la materia entrelazan la teoría de la ideología de penetración con la manera en que las caricaturas colonizan a los jóvenes, la manera en que falsifican una historia para sustituir, e incluso, pervertir la realidad.
El mito del ‘buen salvaje’, el anhelo de una naturaleza benefactora y providencial, la necesidad de una Edad de Oro en que la crisis se resolverá racional y armoniosamente, forman el paraíso terrenal y el cielo de los hombres bien.
El mensaje educativo de la caricatura, del cómic, de la historieta consiste en recrear una nación en que naturaleza y civilización puedan convivir, donde el avance técnico no corrompa, sino que traiga bienestar y felicidad; que sintetiza las clases sin antagonismos.
La pobreza, la violencia y el atraso en las aventuras caricaturizadas del cómic y las historietas impresas y electrónicas, no tienen causas, no se deben a ningún atraso; sólo son meras extralimitaciones superficiales.
La consigna fundamental es no ver la miseria como el producto de las riquezas de otras naciones: no verlas como las caras de una misma moneda, sino como etapas normales dentro del crecimiento de las naciones.
Según W.W. Rostow, teórico al servicio de la banda de los Rockefeller para convencer a los países pobres de adoptar recetas ya en desuso en el Imperio: “bastará que los países maduren para que se integren más al sistema occidental”.
Lincoln Gordon, otro cagatintas de la misma cofradía, dice: “los núcleos de industria ya importantes, la gradual consolidación de la clase media y la formación de un grupo de empresas vitales hará que América Latina se equipare a nosotros en diez años!” Lo dijo hace apenas 50.
Para resumir, la forma básica de la dominación ideológica es el uso de la inocencia para des-realizar y conciliar las contradicciones del sistema. ¡Quieren que sigamos viviendo en la época que se amarraban los perros con longaniza!
Además, usan todavía las técnicas del marketing, del benchmarking y de la formación de leaderships para certificar, una vez colonizadas, a nuestras burocracias de papel cuché.
Los Pinos, el Kínder Sexenal
Por eso , cuando vemos a los súper estrellas del firmamento peñanietista rivalizar entre ellos por apresurarse antes que el de enfrente a comprar en el mercado libre el mejor título aspiracional intergaláctico en su materia, ya sea de financiero o de jefe de Oficina y Gabinete, ya no nos sorprenden.
Son jóvenes absolutamente colonizados. Sus mentes han sido cooptadas desde los primeros años para servir a los intereses de una serie de representaciones ideológicas de la felicidad que la mayoría de mexicanos desconoce, por haberse educado a ‘tapaderazos’ en escuelas de gobierno.
Ellos están al servicio del Imperio. Del que sea. Del filibustero que les haya señalado el pato Donald que colonizó por primera vez las tierras de aborígenes de “Aztecland“. Forman parte de una clase gobernante enajenada en su inocencia.
Nunca podrán descubrir el verdadero rostro de la lucha de los pobres contra las condiciones adversas de la vida. Tendrán que seguir sumiendo a su país en la miseria, viéndolo cómo se debate a brazo partido, o a rato, a pedradas en la calle.
Son gerifaltes en un país en el que persisten todos los odios y rencores del reciente período colonial. Tanto en las artes como en la literatura, la cultura respira por poros europeos o gabachos. Obvio, todo intento de exaltación nacional tiene que disgustar a las capas que defienden la dependencia histórica.
Nunca entenderán, aunque tomen cursos pilotos sexenales, ni el combate mortal contra las hegemonías, ni la palpitante catalogación de nuestro patrimonio de consignas libertarias, ni la institución de un nuevo espíritu, a través del verbo.
Y sí, “no entienden que no entienden”
¿Será por eso que los adultos dirigentes siguen diciendo que los braceros emigran por espíritu aventurero? ¿Que su pasatiempo favorito sea ver “el chavo del ocho”? ¿Que eleven sus oraciones en los “clubes de optimismo” para que México esté en paz y desaparezca el mal humor? ¿Que recurren al pago de la edición completa del Hola! para ocultar sus profundas carencias?
¿Será por eso que puedan creer que regalando tabletas electrónicas –la mayoría descompuestas, pero que dejaron buenos “moches” de miles de millones en la SEP– a los niños de quinto grado de primaria, en unos años tendrán rendimientos de primer mundo?
¿Será por eso que creen que la solución al eterno problema educativo del país sea centralizar las nóminas para que las pague Chuayffet, se quede con los intereses que generan las cuentas y cuando éstas no le cuadren, le eche la culpa del ausentismo y la inútil reforma a los gobernadores?
¿Por eso las oficinas de Los Pinos se han convertido en salones de clase y patios de recreo de kínder de cuarto talón, en donde el súperniño Nuño no deja que nadie vea al “profe” y aquéllos se la pasan mandándole avioncitos de origami para que los recuerde, como al gansito Marinela?
Todos los niños ya fueron invitados al timbiriche y a ninguno le salió el jueguito: los 50 mil mdd que iban a traer en seis años, son los que ya se fugaron en 6 meses; Videgaray “escondió” 350 mil mdd en un cuartito y no se acuerda de nada; el niño Lozoya ya se entrambulicó y no se dio cuenta. Rosario quiso jugar a las “comiditas” y perdió lo del mandado. ¡Ninguno sabe ni jugar al Turista! Todos, reprobados. ¿Y quieren aplausos?
“El profe” está tan ocupado, que ya sólo atiende a los niños Cienfuegos, Miranda y Soberón (Defensa, Estado Mayor y Marina) que llegan a su Acuerdo con las bolsas de los soldaditos, los aviones y los barquitos, para jugar a “policías y ladrones”. Todo lo demás, véanlo con el Súperniño Nuño, lo otro, con los pilmamos y lo que falta, ¡qué hueva!
Profe, ¿falta mucho para el recreo?… ¿y si hacemos puente hasta después de las elecciones?
¡El asunto que no pueda esperar tres años para resolverse, mejor ni lo pasen a Acuerdo!
Índice Flamígero: ¡El avión! ¡El avión! Para la candidata priísta al gobierno de Sonora Claudia Pavlovich el uso de una aeronave propiedad de un constructor de la entidad se ha convertido en un dolor de cabeza. Algo similar podría darse en el gobierno federal si no explica por qué una aeronave recién adquirida por Pemex se destina al uso exclusivo de familiares del señor Peña Nieto.
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flicidades don paco, porque no hubo programa en radio capital