Las clases dominantes nunca han permitido a los ciudadanos progresistas trabajar “a manos libres” en el campo cultural y desatan persecuciones a creencias políticas de pacifistas, tolerantes, antirracistas y liberales.
Una de las leyendas negras –reales– del aparato político norteamericano se centra precisamente en las acciones anticomunistas del HUAC (Comité contra Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes), tan aplaudidas por Ronald Reagan en su momento.
Todo empezó cuando el senador Joseph Mc Carthy “descubrió” el comunismo y junto con sus dos jóvenes asistentes, Robert Kennedy y Roy Cohn, encabezaron una verdadera jauría humana –cacería de brujas– contra los que “quisieran destruir el modo de vida americano”.
Para los congresistas, encabezados en aquel tiempo por los llamados “abogados del dólar”, Parnell Thomas y Richard Nixon (el famoso Dirty Trick acabó incorporándose al macarthismo) fue fácil inodar a cualquier grupo asociado en la conjura antiamericana.
Cualquier sindicato era un nido de comunistas. En particular los que asociaban a los actores, directores, guionistas y utileros de Hollywood. Para su desgracia, ninguna investigación estuvo sustentada, pero sí desterraron a glorias intelectuales. Chaplin, Bretch, Kubrick y otros.
Para los ciudadanos que nunca creyeron en el “sueño americano” y aún para aquellos que construyeron refugios atómicos en los jardines de sus casas y vivían simulacros de ataques nucleares imaginativos, aquello fue de pesadilla.
Estos episodios fueron continuación de una retórica anti socialista y anti clase obrera que, en las décadas de la “guerra fría” se convirtieron en parte inherente de la cultura del gabacho medio. De media entendedera para abajo: blue collars (obreros) y red necks (campesinos).
Las armas usadas en su contra eran las listas negras, el juramento de lealtad, un conjunto de leyes “patrióticas” de dudosa constitucionalidad, las agrias investigaciones del FBI, dirigidas por el afectado Hoover y la palabra de los delatores profesionales.
Todos los tiquismiquis que, de cuando en vez, reciclan los miembros prominentes de los clanes republicanos – bushianos para aterrorizar a cientos de millones de ciudadanos y destruir las bases de la democracia y la ética protestante.
Pablo Neruda los describió con maestría
Como somos “imita-monos”, no podemos quedarnos atrás y allí traemos a nuestra alta oficialidad de seguridad nacional al servicio de un achichincle como el tal toluco-oaxaquita Aristóteles Sandoval, del SAT, revisando maletas y declaraciones de impuestos en los aeropuertos.
Somos el colmo de la imitación extra lógica. No aprendemos. O la clase “política “no tiene más ideas que remedar, como réplica el tartamudo de rancho al perro que ladra primero, aunque no sepa nunca por qué éste lo hizo en lontananza.
Ahora, andamos viendo qué parte de la película del avión estrellado en los Alpes franceses integramos en nuestros pobres protocolos, para dejar de hacer lo que en verdad debemos antes de que nos cargue la catrina.
En México hemos tenido ejemplares icónicos de “abogados del dólar”. Afortunadamente se nos adelantó el enorme Pablo Neruda para redactar unos párrafos que no tienen desperdicio. El Poeta del Nopal hubiera sido despiadado, mejor a él lo guardamos para asuntos de mayor monta.
Obviamente el Nobel chileno “se la volvió a volar, le pegó a la nariz en la pelota”, como narraba el célebre dominicano Buck Canel:
“Infierno americano, pan nuestro /empapado en veneno,/ hay otras lenguas en tu pérfida fogata: / es el abogado criollo de la compañía extranjera… /
Es adoptado. Le ponen / librea. Viste de gringo, / Escupe cómo gringo./ Baila como gringo, y sube… /…tiene automóvil, whisky, prensa, / lo eligen juez y diputado / Lo condecoran, es ministro / y es escuchado en el Gobierno. / Él sabe quién es sobornable / Él sabe quién es sobornado / Él lame, unta, condecora / Halaga, sonríe, amenaza… / …Pavoneándose, vestido / de smoking, en las recepciones, / inaugurando monumentos / con esta frase: Señores, / la patria antes que la vida, / es nuestra madre, es nuestro suelo, / defendamos el orden, hagamos / nuevos presidios, otras cárceles…”
¿A quién me recordará?… ¡ingrata memoria, la mía!
Los de la “Libre”, amanuenses de los tricolores
Cuando la política priísta era hegemónica. Cuando sólo sus chicharrones tronaban. Cuando los jefes tricolores se despachaban con la cuchara grande de la Nación, y vivían, dormían, trabajaban y morían para la política no tenían tiempo de dedicarse a naderías.
Como las de andar llenando “machotes” y gestionando en juzgados comunes y federales de alto postín el seguimiento de sus negocios. Era faltarse a sí mismos el respeto, si ellos ya habían decidido el principio, el final y hasta las comisiones que tocaban a cada quien.
Pero necesitaban una casta de huizacheros de portafolios, copete y cuello blanco para “llenar las formalidades”; que llevaran sus libros de cuentas en los despachos de contadores “con procedimientos generalmente aceptados” en la profesión del debe y el haber… y llenaron la Colonia Doctores de la capital nacional con profesionales de la partida doble, técnica medieval de Luca Pacioli, ¡dificilisisísima de entender! Si no me cree, pregúntele a cualquier tenedor de libros.
Necesitaban una cohorte de abogados reconocidos por despachos gringos aposentados en Paseo de la Reforma, con pasantes meticulosos de la designada Libre de Derecho, descendientes de prosapias profesionales panistas. Usted sabe, la Escuela la había fundado Luis Cabrera en su etapa de defensor de empresas petroleras extranjeras.
Todo lo tenían a la mano: mercantilistas, penalistas, notarios, civilistas, laboralistas, contadores públicos y auditores, lo que quisieran al precio que quisieran. Para eso servían los brillantes apellidos de los litigios blanquiazules. Pa’ servir al patrón.
Apellidos de columnas socialités, como Freysinier, Morín, Jurado, Gómez Mont, Moheno, Farell, Turati, Velasco, Jáuregui, Echeverría, Fernández de Cevallos, Escudero, Basham Ringe, Correa, Creel, Sepúlveda, de Buen, Enríquez, Quijano, Correa y, últimamente, Pricewaterhouse Coopers.
Salinas, el verdadero patrón de “El Jefe”
Cuando las cosas se le complicaron a Salinas Recortari y necesitó el “reconocimiento” de los viejos amigos de la “Libre” panista, ahí estuvieron Diego, Escudero, Schmall, Luis H. Álvarez para concerta-cesionar, a cambio de Baja California.
El pago fueron los carísimos terrenos a precios de dólar de la acapulqueña Punta Diamante que Ruiz Massieu le regaló a Diego, con la intermediación y el consecuente “moche” a Edgar Elías Azar, entonces Tesorero del Estado y hoy digno Magistrado judicial, impoluto, justiciero y, faltaba más, presidente del Tribunal reelecto cuantas veces él quiera.
Otros pagos al intrépido litigante: los descuentos fiscales y las devoluciones de impuestos por miles de millones de dólares a todas las transnacionales que defendía, indómito y avasallante. Se hizo inmensamente rico en una sola Administración federal.
Era público, notorio y ostensible, que cuando le contestaba el teléfono al “peloncito, chaparrito y de lentes”, lo hacía cuadrándose, estirando su diminuto talle y vociferando con voz estentórea: “A sus órdenes, señor Presidente”, aunque el personajito de las huelgas de hambre “entre comidas” ya no estuviera sentado en Los Pinos.
Pero lo hizo candidato del PAN contra Zedillo, humillando a este blandengue improvisado en el primer debate. Obvio, Salinas le ordenó se ausentara de la liza para dejar solito a Cuauhtémoc frente a la maquinaria electoral del PRI.
El canchanilla barrió al badulaque Cuauhtémoc y lo demás ya se sabe. Pero sucedió un evento extraordinario: llegó Fox, se posesionó de la franquicia y no pudo “prender” el candidato alterno de Diego para el 2006: Santiago Creel. No le alcanzaron las canicas.
Siguió a las órdenes del de Agualeguas y, con los también impresentables Carlos Ahumada y Rosario Robles, armaron el compló que terminaría con el desafuero de AMLO.
Luego, llegó Calderón, enemigo jurado de Diego y se encendieron las alarmas. Preocupados, se reunieron los compinches de mil batallas y al chapatín se le ocurrió una de esas jugadas macarthistas que lo caracterizaban: era necesario secuestrarlo, victimizarlo igual que a miles de mexicanos en la misma condición. Identificarlo en el sufrimiento para que fuera uno como todos los demás.
Lo encerraron por meses en un casco de hacienda de viejo capitoste pulquero. Pusieron al país en vilo. Pero se les pasó la mano. Fauzi Hamdam, carga-maletas del barbudo y habilitado en la “Libre”, nombrado negociador de confianza, juró por ésta que había pagado 30 millones de dólares de rescate a los hampones. Si fue cierto, malo si fue falso, también. La sola cifra condenaba a muerte al 99% de los mexicanos “brujas” en cautiverio.
A continuación, el de luengas barbas apareció fresco como una lechuga, después de meses de supuesta disminución, perdonado vidas y soltando bendiciones a diestra y siniestra a sus captores y… fin de la historia. Obvio, la gente normal se ofendió. Nadie se tragó las ruedas del molino. Metáfora: salieron a buscar pendejos y los agarraron a ellos.
Y llegó Josefina, más triste que un minuto de silencio. Como buena egresada de las academias de superación personal de las librescas mesas de Sanborn’s, pedía caldito de pollo para el alma y rogaba a Dios, ¡la hiciera viuda por favor! Había nacido para perder.
Hoy, desde su trinchera de “comentócrata” habilitado en un diario de “circulación nacional” –que “tira” alrededor de tres mil ejemplares diarios– el profeta de zacatillo ha encontrado su real nivel de competencia: el de siempre, ¡ninguno!
Índice Flamígero: Nuestro admirado amigo El Poeta del Nopal se asoma hoy a las miasmas partidistas y nos regala un memorable epigrama intitulado “Rebelde con Cau$a”, que estoy cierto va usted a disfrutar: “Don Marcelo tenía pinta / de caballo parejero / y a ojo de buen cubero / también me fui con la finta; / en medio de ríos de tinta, / exhibe grandes arrestos / y con los machos bien puestos / define su noble causa: / seguir mamando sin pausa, / ¡del jugoso presupuesto!”.
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Crónica negra de la política a la mexicana. Igual, como muchos, no mordí “el anzuelo” de que el nefasto “mesías”, hubiera sido “levantado” como les dicen ahora a víctimas verdaderas…
Otra versión que corrió como cascada, fue que Felipillo lo mandó secuestrar, precisamente, por ser “un correligionario” incómodo y con derecho de picaporte en los “pinochos” (Los Pinos, hogar de mendaces, aunque les crece la cuenta bancaria, no la nariz)…
Saludos don Paco, desde la “tierra de los moches”, aunque parece que ha sido exonerado Villareal… En fin, estamos en el País del nunca jamás…