Es cierto. El gran abismo de desigualdad que hay en el mundo está produciendo especies, clases o sectores sociales que aún no encuentran su discurso, que no han acabado de vertebrar una ideología. Nosotros no somos la excepción.
La era de la “post miseria” está aquí. Anunciada por la insólita distribución inequitativa del ingreso. Confirmada por la irreductible realidad que sólo produce un tres por ciento de privilegiados mexicanos, frente a una inmensa masa de desheredados que buscan su lugar en el mundo.
Si el capital de los privilegiados continúa reproduciéndose sobre la base de la intolerancia, la discriminación, la exclusión y la muerte, estará arrojando, en idéntica contraparte, una masa de “mutantes” sociales cuya dimensión y conformación no se puede alcanzar a describir.
Con un añadido: la gran masa de desarraigados estará conformada por una población que antes formó parte de las clases medias –hasta su casi extinción–, con una capacidad de información e ilustración nunca antes vista “en la trinchera de enfrente”.
Una antigua clase media con acceso fluido a los medios de comunicación masiva a través de las redes sociales, con opinión política y social más que madura, conocimiento del entorno social y del proceso de degradación social, corrupción y abuso utilizado para sesgarlos, para confinarlos.
Con un rencor y resabios acumulados en procesos sociales seguramente reprimidos y acallados por los sucesivos “establecimientos” burocráticos, la conformación del “enemigo” es más difícil de desentrañar que todo lo conocido en etapas anteriores, cuando la burguesía luchó sólo contra las masas trabajadoras.
El poder perturbador que puede ejercer sobre la sociedad la opinión clasificada de enormes talentos desplazados del mercado del empleo por mecanismos y grupos dirigentes insensibles, sin capacidad de respuesta social, es muy superior al de la etapa anterior.
Aunque los “gobernantes” actuales sólo quieren clasificar este fenómeno como propio de los que “se resisten a aplaudir las buenas noticias que generan la llegada de inversionistas turísticos”, Peña Nieto dixit, el asunto es más serio y más profundo. Los de Zacazonapan no entienden.
Marcola, el vocero de “los otros”
Y es que, entre las formas del desplazamiento social, existen muchos analistas que le atribuyen, con justificada razón, provocar la explosión social de quienes han tomado el camino de la violencia como salida a la desesperanza.
Hasta hace unos meses empezó a circular profusamente una entrevista que el diario brasileño O Globo hizo en prisión al capo mafioso paulista Marcos Willians Herbas Camacho, mejor conocido en esos bajos fondos por su remoquete de Marcola.
En una entrevista inmediatamente señalada por el gobierno brasileño como “supuestamente falsa”, el célebre criminal postula un diagnóstico social en torno a la violencia y el delito que plantea una nueva época de mutaciones inclasificables.
La primera pregunta, relacionada con que si él era el jefe del Primer Comando, la respondió diciendo: “Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas…
…el diagnóstico era fácil: migración rural, desnivel de rentas, pocas villas miseria, discreta periferia, la solución nunca aparecía…¿Qué hicieron? Nada. ¿El gobierno alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros? Solo éramos noticia en los derrumbes… ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo… somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.
”La propia idea de ‘solución’ ya es un error. Se habla de millones de dólares gastados organizadamente, con un gobierno de alto nivel, inmensa voluntad política, revolución educativa, crecimiento económico, pero para eso tendría que saltar toda la parálisis burocrática. No hay solución”, adelanta el capo.
A la pregunta del reportero: “¿Tiene usted miedo a morir?”, él contesta: “Aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos allá afuera. Somos hombres-bomba. Ya somos una nueva especie, otros bichos, diferentes a ustedes…
“…La muerte para ustedes –continúa Marcola— es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común…
“…Hay una tercera cosa creciendo allá afuera de la cárcel, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Allien escondido en los rincones de la ciudad…
“Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos”
“…Ya surgió un nuevo lenguaje, es eso, es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Ella genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes”, sentencia Marcola.
Pregunta el periodista: “¿Qué cambió en las periferias?” Contesta el capo encarcelado: “dinero. Nosotros ahora tenemos. ¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares en la prisión, no ve esto como un hotel, un escritorio… cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende?…
“…Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y ‘colocado en el microondas’… ustedes son el Estado quebrado, dominado por incompetentes…
“…Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo…
“……Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre. 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles y despiadados, ustedes nos transformaron en super stars del crimen…
“…Nosotros los tenemos de payasos. Somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo, por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos (!) Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos “globales”. Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos…”
El reportero pregunta “¿pero, qué debemos hacer?”, y Marcola le contesta:”Les voy a dar una idea, aunque sea contra mí. ¡Agarren a los barones del polvo! Hay diputados, senadores, empresarios, ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas. El ejército no puede hacerlo.”
Por último, dice Marcola: “Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia. Pero a ser franco, en serio, en la moral. Estamos todos en el centro de lo insoluble. Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida. Ustedes no entienden ni la extensión del problema.”
Parece que los toluquitas no tienen miedo
Inmediatamente, después de la aparición de la entrevista, se destapó un debate en la región latinoamericana. Muchos la acusaron de ficticia. Otros, la entendieron como un balance de clases, del crimen lumpen y las instituciones dominantes.
En el seno de los auditorios de muchas universidades sudamericanas se habló de ella como de la destrucción de las bases del acuerdo de una civilización. La delincuencia organizada avanza en todas las sociedades, son ya una economía, en ningún caso una patología, se dijo.
Se entendió como reveladora de un drama del tercer mundo, como una forma de organización en torno al excedente y el modelo más exitoso, de rápida difusión se encuentra en América Latina, donde la institucionalidad es siempre débil. Siempre apareció en el debate esa diferencia.
Las revelaciones sobre nuestra realidad en los planteamientos del capo paulista no tienen desperdicio. Convocan a una reflexión muy seria sobre el estado actual de la sociedad mexicana y el grado de equipamiento que tiene el gobierno para buscar soluciones.
La sociedad mexicana se encuentra demasiado polarizada por la existencia de una enorme mayoría de habitantes que no tienen acceso al alimento y una exquisita minoría de privilegiados –un 3%– que gana en un solo día lo que cualquiera de aquéllos no ganan en un año, si les va bien.
Vivimos ya en la era post miseria.
El primer aparato que debería abrir la capilaridad del tejido social, es el gobierno.
Pero a diario hace todo lo contrario. Parece que no tienen miedo.
Índice Flamígero: En Sonora la campaña más animada y, según conocedores, la que más posibilidades tiene de triunfar es la de Javier Gándara Magaña, abanderado del PAN. Bajo el lema “El Sonora que queremos”, el político sonorense dijo que su propuesta va muy orientada al tema de la infraestructura, porque uno de los temas más demandados es el del empleo, para lograr una transformar con una dinámica más definida y con una potencia más precisa para el desarrollo trazado. Dijo que además de ir asumiendo compromisos en materia de salud, educación y empleo, también ha hecho planteamientos para atender uno de los problemas más sentidos que es el de la seguridad. Ha sido una campaña alegre. + + + De Michoacán reportan, de otra parte, que a pesar de que el exsenador priísta José Ascensión “Chon” Orihuela hace todo por mantener para su partido el gobierno estatal, el peso político del perredista Silvano Aureoles Conejo no lo deja acercarse. + + + Y otra campaña que el PRI ya ve perdida –si no es así, para que acepta que está empatado con el PAN– es la de Ivonne Álvarez, en Nuevo León. ¿Quién sería el genio (¿Nuño?, ¿quién?) que sugirió enviar –among all people— a Liévano Sáenz y Enrique Jackson a apuntalar a la alicaída Ivonne Álvarez? Todos saben que los enviados se la pasaron en el hotel citando empresarios, para los “bisnes”, claro.
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– y nuestro Presidente!! a juerzas quiere aparecer culto…con eso de la corrupcion cultural !! con ra se esfuerza tanto…