En México, la corrupción es el flagelo que más corroe a la sociedad nacional. Los mexicanos nos estamos acostumbrando a que en todos los ámbitos de nuestra vida la corrupción esté presente y que nos baste con enterarnos de las acciones de impunidad con las que se obtiene desde un beneficio económico, hasta de poder.
Pero estaríamos equivocados si pensáramos que la corrupción sólo se practica en ciertos espacios que poco tienen que ver con nuestra vida diaria.
Al interior de las familias, convalidamos muchas veces una “mordida” por una infracción de tránsito –que sí se cometió—y que con tal acción justificamos el que no se trastocara el plan familiar.
En nuestros centros de estudio familiares, es común solicitar una beca o un servicio de apoyo y darse cuenta que esos están reservados para los familiares y amigos de los dueños o directores del colegio.
Los actos de corrupción encuentran sus niveles más álgidos cuando le ligan a empresas, la banca y el mismo sistema político que nos rige.
Baste advertir las grabaciones telefónicas que en los últimos días se han filtrado hasta la misma opinión pública y que por muy inconstitucional que sea el acto de intervenir en la privacidad de las personas; los escuchas, nos han permitido advertir que la práctica nacional en los ámbitos institucionales, es la corrupción.
Hemos escuchado desde gobernadores e hijos de los mismos, delincuentes, empresarios, legisladores, candidatos y funcionarios; pactando posiciones en las áreas de gobierno y hasta presumiendo el uso personal de los recursos públicos.
Los partidos políticos que ahora mismo están más que inmersos en sus campañas electorales sosas y agresivas, son los mismos que están metidos hasta el fondo del lodo, en estas prácticas de corrupción que entre sus militantes practican a diario.
Los institutos políticos son el principal obstáculo para combatir la corrupción, porque de esta viven. Y si no, por qué no aclara con todo certeza el origen de sus recursos económicos y familiares, el mismo que el día de ayer promulgó la Ley Anticorrupción en México. Quizá porque él si pone en práctica lo de “hágase la ley en los bueyes de mi compadre”.
Acta Divina… La reforma anticorrupción es un auténtico cambio de paradigma para combatir de manera frontal la corrupción, un paso histórico en favor de una nueva cultura de la legalidad para poner fin a la impunidad, afirmó el presidente Enrique Peña Nieto
Para advertir… No nos compremos más la idea de que la corrupción se encuentra en el ADN de los mexicanos.
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