Cada noche nos acostamos con la preocupación –que ya produce vigilia– sobre qué hará al siguiente día el llamado “gobierno” toluquita para hacernos la vida más pesada, para fastidiarnos el lomo con cargas cada vez más inaceptables y fatigantes.
Nosotros y nuestros descendientes no tenemos por qué soportar el estrés constante que producen estos incapaces en nuestra convivencia. Se les castiga en las urnas y ellos creen que les dieron un cheque en blanco para continuar con la rapiña que dizque “gracias a las estructurales”.
Obtienen la menor cantidad de diputados federales, pierden bastiones estratégicos –como ejemplo, una de las dos ciudades más importantes del país, después de la capital: Guadalajara– y no se dignan a refrescar el equipo, mandar a la calle a los responsables de la indignación, que piden a gritos sanciones ejemplares e inhabilitación de por vida.
El Partido Verde y el Panal, dos organizaciones desprestigiadas y corruptas, aparecen en su horizonte como salvíficas. Saben los priístas que tienen la cola tan larga que aceptarán ceder sus diputados a cambio de las sobras del banquete.
Restos muy apetecibles del saqueo. Estamos hablando de miles de millones de pesos, canonjías inalcanzables fuera del “cochupo”, posiciones de mando en secretarías y ayuntamientos que generan ganancias importantes, viajes dignos de Sultán, all inclusive, ventanillas abiertas para todo permiso o concesión, solución de sus problemas vitales hasta para su quinta generación.
Como se ve, no son ningunos improvisados, ni inocentes que se toparon con la cueva de Alí Baba. Son verdaderos gangsters de lo que por estos lares llamamos democracia. Y esto sólo es una manera de llamarle a un negocio que produce ganancias de locura.
Y todo, sin tener que sufrir el agravio a sus personas de pasar por un polígrafo, examen sicométrico, pruebas tóxicas, análisis de orina en ayunas, para buscar, con esquizofrenia y morbo de MP, restos de alcaloides, ni análisis de propiedades juramentadas y cómo las adquirieron…
… así como estados de sus cuentas bancarias, declaraciones patrimoniales, fiscales, de interés, de relaciones familiares estables, de menajes de casa, de facturas de carritos deportivos, confesiones juradas de que nunca fueron tocados por una recomendación de derechos humanos o de Contralorías, no antecedentes penales, constancia de no inhabilitación, nada. ¡Viva Jauja!
Todo lo demás, oficinescamente exigible, déjenlo para que lo cumplan a pie juntillas y sin chistar –que los podemos inhabilitar de por vida– los esforzados burócratas que quieran pasar las horcas caudinas de pretender ingresar a cobrar dos salarios mínimos en cualquier oficina de medio pelo.
“No entienden que no entienden”: The Economist
Entonces, apoyados por ese chaleco en medio del mar, los priístas siguen pensando en continuar al frente de sus changarros que les producen muchísimo más dinero del que toda la vida pudieron soñar, a cambio de no hacer nada para la gente. Ni les importa. Sólo viven para cobrar comisiones gandallas.
Por otro lado, aunque les exijamos hacer algo, es imposible y “nadie está obligado a lo imposible”, reza el adagio latino. No saben escribir, leer, hablar, pensar, razonar, mandar, elegir, solicitar, agradecer, ni lo que implique algún verbo para primates retrasados. “No entienden que no entienden”, los describió magistralmente The Economist.
Lo que sí saben hacer es “montarse en los demás”, que sólo se dedican en cuerpo y alma a facilitarles la existencia, educar a sus hijos, enseñarles a divertirse, llenar el tiempo libre de las señoras de la casa, suplir sus deficiencias, llevar los gastos de la casa (deducibles de la caja chica de sus oficinas) hacer las tareas de los chiquitillos. Y luego preguntan ¿por qué se encariñan con ellos?
Un monstruo insaciable que va a devorarnos
En términos de opinión pública y publicada, se ha puesto sobre la mesa la urgencia de engranar la cultura política con el compromiso exigible y demandable ante los tribunales de los gobernantes irresponsables.
Basta de que se hagan como que “la virgen les habla”. Pero Guadalupe está cansada de que la invoquen los mentecatos y ya quiere dedicarse a sus prioridades. México sigue siendo de los pocos países en el mundo donde no se castiga a los ladrones.
En todos lados se observan grados de independencia, libertades de criterio y maniobra operativa entre los encargados de procurar e impartir justicia. Menos aquí. Como que la corrupción pasó de ser un “problema cultural” o de “condición humana” que puede domarse con una ley. Peña Nieto dixit…
… y se ha convertido en un auténtico monstruo insaciable que puede acabar por comernos a todos y, ya desocupado y limpiado lo que quede de país, que no será mucho, entregarlo a los que presumen orondos que son sus “jefes” en el extranjero.
La verdad, lo están haciendo con tal impudicia, desdoro y deshonor, que los miembros de élite de cualquier sociedad foránea se avergonzarían de recibir los restos de este cadáver putrefacto. No tendrían cara para explicar ese canibalismo a sus consejos de administración.
Los jefes de esta gente, entonces, no deben ser miembros de cúpulas ilustradas y acomodadas en sus países de origen. Deben ser “narquillos” venidos a más, con las mismas costumbres de rancho jodido que las que estilan los depredadores locales, ¿no cree usted? Todo en cash.
Ejército: no es vertedero de incompetencia civiles
Hasta el secretario de la Defensa Nacional, el General Cienfuegos, se siente lastimado de que estén cargando tantas culpas al Ejército sin ton ni son, como si esa institución fuera el vertedero de incompetencias lamentables de los “civiles”.
Lo que les faltaba hacer a los toluquitas, que es desmoralizar al Ejército, ya lo consiguieron. A ver ahora ¿ quién podrá salvarlos?
Decenas de soldados, de esos que están especializados desde siempre en hacer labores arduas de zapa, que han integrado comandos para investigar cuestiones delicadas del entramado social, se encuentran en prisiones y estaciones de reclusión militares y civiles.
Muchos de ellos, acusados sólo porque sí, con sus derechos elementales burlados y violados, abusados sexualmente por quienes decían ser sus compañeros de armas, “protegidos” por una CNDH que no sabe qué hacer, si cumplirle a los comentócratas o hacer su función conferida por la ley , so pena de verse cesados.
Se anima a decir el General Secretario, en el fondo de su soledad, que el Ejército no puede aguantar tantas responsabilidades cargadas de infundios, que suficiente tiene con salir a la calle a pacificar el país en medio del desenfreno y el saqueo, sin pensar en tomar el poder, “aunque sea sólo por hoy”.
Es una seria advertencia la que está expresando, aunque Cienfuegos no tenga experiencia de tropa ni de fajina -era el jefe de compras del Ejército y conoce de sus aspiraciones, también del límite de sus hartazgos. La institución no deja de ser lo que los jilgueros priístas llamaron “el mismo pueblo en armas”.
¿Golpe de Estado? ¡Si ya no existe el Estado!
No podemos olvidar que los secretarios de la Defensa que hemos tenido, saben mínimo cuestiones que les hacen llegar los indicadores de inteligencia militar y poseen casi la misma información que siempre comparten con el embajador en turno de los Estados Unidos.
Tampoco se vale asustarnos con el petete del muerto de un Golpe de Estado… por la simple y sencilla razón de que ¡ya no existe el Estado! Los toluquitas terminaron por acabárselo.
Aunque hayamos tenido muchos generales “de dedo” que ubicamos en el pináculo del poder, como aquél (Manuel Ávila Camacho) que llegó a Presidente de la República y fue llamado por el pueblo “El Soldado Desconocido” porque nunca se supo que hubiera participado en algún hecho de armas de la Revolución.
Fue el mismo que llegó a preguntar en Morelia al jefe de la guarnición que porqué olía tan feo el cuartel, que qué era lo que despedía esos olores, y la respuesta fue seca, cortante, indignada: “Nada, lo que huele es pólvora, mi general”.
O los otros, los “aviadores” que cobraban la nómina en Lomas de Sotelo, que se vestían de verde olivo con sus charreteras e insignias cada día de quincena, y se identificaban si eran generales “de Piña” o “de Limón”, los apellidos respectivos del titular y del Oficial Mayor, según fuera de abultado el “cañonazo”, en épocas de “El Dientón de Sayula”.
O los verdaderos cerebros que funcionan dirigiendo desde las sombras los grandes tiquismiquis del trasiego, asesorando a los “jefes” de campo regionales, sobre logística operativa, traslados, moches o desfiguros a los que dan la cara.
O los que tienen licencias para operar como “pilmamos” de los ricos empresarios libaneses, judíos, gabachos que pagan a precio de oro la custodia de su seguridad en las lujosas mansiones que habitan en lugares desconocidos, exclusivos para esta “realeza” local.
O los que cuidan a los privilegiados ex fruncionarios del aparato que hoy operan –con los conocimientos adquiridos en la alta burocracia a cuenta nuestra– como quinta columnas de empresas españolas o gringas en el territorio, con enchufes políticos “marca llorarás”.
O que protegen a los altos jerarcas que ya dejaron de serlo materialmente, pero en la informalidad operan como all stars advisors, coyotes habilitados por los tomadores de decisiones extranjeros, indispensables en sus conocimientos sobre alianzas o complicidades de poderosos en territorio azteca. Dueños de todos los secretos de cómo mastica la iguana.
Rutas y veredas torcidas de los toluquitas. ¡indescifrables!
Los que cuidan a los miles de afortunados burócratas de cuello tieso que ganen más de cien salarios mínimos al mes, todos ellos candidatos potenciales al “levantón” y secuestro. Los mismos que no alcanzan para cuidar a los cientos de miles de changarros víctimas del “derecho de piso” de las bandas de atracadores.
También los que vamos a necesitar, no sabemos dónde, porque no alcanzamos a prever cuál será el negocio que los toluquitas decidan abrir mañana o pasado, para acabarse lo que queda. No les alcanza todavía. Para ellos, el cochinito está a medio llenar.
No faltará a quién de ellos se le ocurra ase$orar a los griegos, que se ahogan por unos cuantos miles de millones que los toluquitas piden a cuenta nuestra cada dos quincenas, para irla pasando, nada más.
Así funciona este grupito que nos endilgaron. Son de esas herencias que parecen parte de juicios intestamentarios, en donde los “agraciados” con obligaciones, no saben cuál fue la voluntad final del decuius y éste la dejó por ahí, escrita en un papel de estraza.
Las rutas y veredas torcidas de los toluquitas son indescifrables. Nada les llena, nada les alcanza, nada les raspa.
‘Ora sí que, General Cienfuegos, ¡vaya encarguito!
Índice Flamígero: Ocho generales pasaron a retiro la semana anterior. A nombre de ellos, Silvestre Jorge Vázquez Benítez, que lo es de Brigada, reconoció su liderazgo y guía al secretario de la Defensa, general Salvador Cienfuegos Zepeda.
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Adrmirado Francisco (Cuando no le echa porras Mancera Diaz Ordaz) Me temo que el territorio Azteca no existe, si refiere a la herencia de Tlacaelel de que nos tenochcas o mexicas eran los Juan Camaney del Anahuac alias México por obra y gracia de los oligarcas chilango-poblanos.
Podríamos empezar por poner a cada quien en su lugar.