$15.00 USD, la propuesta de salario mínimo por hora en Nueva York para empleados de restaurantes de comida rápida.
Finalmente coronó una añeja demanda de los trabajadores de multinacionales como Burger King, Wendy’s, o McDonalds, donde su presidente gana 7.5 millones de dólares anuales. 180,000 empleados en el estado de Nueva York se verán beneficiados con esta positiva medida.
La disposición pretende aumentar el actual salario de $ 8.75 USD en 70%, una medida justa para quienes actualmente no alcanza para mantener una vida digna.
Con justa razón la petición había hecho eco entre los “Manhatees” en las principales calles de la ciudad, en los aeropuertos, en Times Square y Union Square la plaza en donde históricamente quienes desean manifestarse encuentran una explanada con vasto auditorio de transeúntes de todas las clases sociales y orígenes. Igual aplica a aprendices de políticos que a trovadores, poetas, artistas o a cualquiera que desee manifestarse oralmente, o con pancartas críticas al sistema o en contra del entrenador de la secundaria.
La medida fue acordada por un panel de expertos convocados por el gobernador Andrew Cuomo, como medida de contención contra el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio de corte progresista quien argumentaba un mayor aumento basado en el alto costo de la vida en La Gran Manzana. La iniciativa de ser aprobada por el comisionado del trabajo entraría en vigor en el 2018 en la ciudad; en el 2020 en todo el estado.
Ni el gobernador, ni el alcalde, tienen las facultades para establecer salarios mínimos, aunque existe ya el precedente legal en las ciudades de San Francisco, Los Ángeles en California y Seattle en el estado de Washington, donde ya entraron vigor desde junio pasado. En todos estos casos el salario mínimo para este segmento de trabajadores de la industria de restaurantes se estableció en $15.00 USD por hora.
Sin lugar a duda, los mayores beneficiados serán los migrantes mexicanos quienes ocupan por mayoría estas posiciones laborales. Hoy, con el $8.75 por hora más propinas logran una vida decorosa, los hijos en escuelas públicas, derecho a servicios de salud, retorno de impuestos, más la seguridad de siempre contar con fuentes de trabajo.
La mayoría de estos paisanos cuentan con automóvil, además de todas las comodidades electrónicas caseras, visten bien, utilizan todas las oportunidades que la ciudad y el estado proporciona en parques y espectáculos diversos para la familia.
La moraleja sería dejar de cuestionar los motivos de perseguir el sueño americano, si bien, un profesionista recién egresado, en la ciudad de México no alcanza un sueldo mensual mayor a los $15,000.00, mientras los paisanos por mal les vaya, considerando el alto costo de la vida neoyorquina, “se meten a la bolsa” cuando menos $32,000.00 pesos, equivalentes a $2,000.00 USD con mejor calidad de vida y un porvenir esperanzador.
La cuestión continúa en el aire, acaso las “deformas estructurales”, alcanzarán este bienestar social como acusa la medida en NY, o persistirán beneficiando al 1% de la población soslayando al resto de los mexicanos.
Sería remoto creer que la actual administración encabezada por el invidente EPN, amurallado en el peligrosísimo círculo cercano de chupacabras apostando al 2018 reflexionara, claro, si le alcanzan las neuronas, en el otro México. ¡Gobernar para todos! Sin distinción de color partidista, menos de privilegios a los contratistas consentidos.
La historia no es nueva. La vergüenza, es el cinismo y absoluta falta de respeto a todos los mexicanos y mexicanas que no se chupan el dedo. Con su ejemplo genera mayor corrupción, desencanto, frustración convertida en criminalidad. Sin descontar la migración.
Dejar de lado “Mover a México” mera fantasía mediática. Trabajar para todos, acaso no comprende es el mejor momento del sexenio para enmendar y fajarse los pantalones. Dejar el lagrimeo, esconderse y mandar a “Sancho” a balbucear excusas inverosímiles (disculpa Sancho pero tu señor en tantas ocasiones te envió como interlocutor a nobles y “sensatas causas”), en vez, de gastar a lo burro, e invertir, apostarle a los mexicanos para que ellos con sus destrezas y habilidades saquen el buey de la barranca.
Ellos si pueden, solo necesitan lo que no se les ofrece OPORTUNIDADES VIABLES A SU MEDIDA.