Los doscientos años de vida independiente se encargaron de construir una nación con poca tolerancia a la justicia. A la fecha, sólo un pequeño grupo de privilegiados ha sido beneficiado por el trabajo de 120 millones de mexicanos.
La molicie, la corrupción, la impunidad y la represión –cuando los intereses de los mandarinatos y caprichatos del Altiplano se han visto “tocados” de muerte– coronan siempre los momentos “estelares” de esta sucesión de agravios.
La gloria y la decadencia que enmarcan el escenario nacional de un sistema político, económico, cultural y social como el nuestro, ha podido ser retratado más por crónicas irónicas y chuscas, que por índices serios de medición, pues éstos, paradójicamente, resultan irrisorios.
Nada ni nadie ha logrado revelar con precisión y con toda la cobertura que requiere lo profundo del nivel de descomposición del país. Es, aparte de inaudito, también vergonzoso e indecente.
Una clasesita social encumbrada, siempre solícita a someterse al mínimo capricho –para colmo, a veces no pedido– de los poderosos, aplasta sin piedad a humildes sin esperanza y sin voz. Les niega cualquier posibilidad de organización social, protesta en forma o siquiera mínima exigencia de derechos.
La inmensa masa de desheredados es violenta o sibilinamente, según el caso, manipulada desde el poder de todo tipo para hacer materialmente imposible la construcción de un frente amplio de desprotegidos.
Su majestad, el dinero, siempre se pondrá por enfrente, para defender su omnipotencia, su omniesencia, su omnivoracidad, su todoabarcancia.
Hurgar por las rendijas del alma mexicana para descubrir a los verdaderos protagonistas del drama social y humano durante esos dos neuróticos y salvajes siglos, es una tarea titánica. Casi cada ser es en sí mismo una historia del acontecer nacional.
El 1 por ciento vive en la abundancia y en el derroche
Muchos quisiéramos que caducara la etapa del predominio del monetarismo –no del capitalismo, porque ese es todo un sistema que requiere otro análisis y otro país– absoluto y salvaje.
Que se liberaran las conciencias, para que surgieran en toda su magnitud una serie de cataclismos psíquicos, derivados del enfrentamiento de la sociedad civil contra el poder descarnado del dinero.
Pero pensar en este que es sólo un sueño guajiro, nos haría ubicar a la condición humana en un vacío profundo de impotencia, rebeldía inútil o franca resignación, aunque la miseria y la pobreza hayan rebasado todos los topes permisibles.
Nuestra sociedad está integrada, en términos generales y fáciles de comprender, por un 99% de conglomerado humano, inerme, desvalido, económicamente miserable.
El 1 por ciento vive en la abundancia y en el derroche… aunque no siempre en la felicidad.
Cual si fueran espectros en un país diseñado a la medida y para el disfrute de los poderosos que no vacilan –nunca lo han hecho– en descargar la furia de sus supuestos agravios, en contra de las inmensas mayorías silenciosas, exhaustas.
Mayorías desorganizadas, silenciosas, inermes, inanes, sin rostro humano que no pueden encarar los desafíos del hambre del presente y, mucho menos, las amenazas de un destino predeterminado y sombrío. Dominado por el lado oscuro de la miseria homínida, la que –vuelta la burra al trigo y al misterio del círculo cuadrado– sólo se rinde ante el poder del… ¡dinero!
En México deben vertebrarse otras formas de existencia. Se debe exigir un alto a la masacre económica y social. Detener la barbarie y la extralimitación de los poderes facticos.
La maduración de la cultura ciudadana no admite retraso. Debe ser la nueva escritora de la historia. Nada se construye en su ausencia.
Bastonazos de ciego en toda la Administración
La ordeña de combustibles, carísimos para la enorme mayoría, sigue en manos de las bandas delincuenciales. Los ñoños de Pemex, que ofrecieron detenerla prometiendo que las pipas iban a cargar en estaciones establecidas, para desde ahí monitorearlas, fue una ilusión pueril.
El saqueo de gasolinas es irrefrenable. También porque nadie debe tener el morro de espetarle a los delincuentes: “no hagas lo que yo hago; haz sólo lo que yo te digo”. Es una caricatura del jurásico de kínder.
La moneda nacional es un desastre. Para apoyar su “caída libre”, nos hacen ver que, casi a hurtadillas, meten mano en la Reserva Federal norteamericana para extraer, de un depósito de 200 mil millones de dólares nuestros…
…una cantidad irrisoria de 200 millones de dólares diarios para ofertar en ventanilla y colmar la insaciable sed de los sacadólares, que son ellos mismos y sus conclapaches, pero nunca van a llamarle a las cosas por su nombre.
El sindicalismo ha rebasado el color blanco. Está instalado en el blanco – ocre. Ha dado todas sus naves a los patrones, a cambio de ser “considerados” a la hora del reparto de las migajas y de las canonjías.
Las instituciones nacionales que deberían estar pendientes de la salud pública, se meten a aventuras financieras, se gastan los ahorros de toda la vida de los adultos en edad de jubilarse, y luego les llaman “pasivos laborales impagables”.
La SEP, de lástima. Incapaz de hacer una evaluación seria de los docentes, por temor a que sea cuestionada su “autoridad moral”. La verdad es que el equipo de evaluadores está integrado por gente incapaz, que nunca ha aprobado una evaluación de conocimientos superficiales.
¡Ah! Pero debido al esfuerzo supremo, desplegado en las lides magisteriales en vez de consumir angustiosamente toneladas de chocolates Toblerone, el titular, Chuayfett se hospitaliza. El esfuerzo trunco lo inhabilitó. De carcajada.
Todo está casi destruido. O al borde de la extinción
Artificialmente se “resuelven” los problemas. Siguen bajando los índices delincuenciales, desde al atraco a transeúnte hasta el homicidio y el secuestro -la gente en la calle, obvio, opina diferente.
Igual que, según la SHCP sigue “aumentando” a seis millones el número de contribuyentes, como si se hubiera echado encima de la economía otro piso nuevo y eficiente. A nada se le quiere llamar por su nombre.
La inenarrable ejecución de compañeros periodistas es vergonzosa. También lo es la ejecución de más de cien mil mexicanos a manos de las bandas criminales y de poderosos cómplices sentados en sillas variopintas, de todo nivel.
Sí a algún político lúcido se le ocurre intentar una política social renovadora, en los justos límites de su jurisdicción, surgen las intrigas, las bajas comparaciones, los supuestos padrinazgos de grupos poderosos –los que jamás la permitirían– y las “tenebras” de todo jaez.
Todo está casi destruido. O al borde de la extinción. El hecho de que se abra una sola ventana en el sector político quizá sea la última llamada para refrescar el oxígeno de El Sistema, o de lo que queda de él.
Optar por incluir al cotarro a alguien que no es como ellos, que no pertenece al círculo íntimo de los que han estado haciendo y deshaciendo, era una decisión obligada ante la cerrazón y la impudicia.
Última llamada. Última. ¿Arrancamos o seguimos quietecitos?
Índice Flamígero: En el viejo edificio de Insurgentes Norte y Héroes Ferrocarrileros de la capital nacional se ha comentado siempre que el verdadero jefe del CEN del PRI no ha sido César Camacho, colocado ahí por Chuayfett, sino Luis Vega Aguilar, encargado de la secretaría de Finanzas y Administración. Que Vega acordaba directamente, en Los Pinos, con Enrique Peña Nieto. Que de ahí partían las instrucciones de cuánto dinero soltar y a quién en qué momento. El dinero manda. Ojalá que tal no le suceda a Manlio Fabio Beltrones. Que la que mande sea la mexiquense –¿Ana Lilia Herrera, a quien se le cayó la presidencia en el último momento? ¿Carolina Monroy del Mazo, esposa de Ernesto Nemer, subsecretario en Sedesol, y prima de EPN?– y no el sonorense. Ojala.
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La corrupción actual, fue iniciada con las tradiciones españolas del leguleyo Cortes. Así el 24 de diciembre de 1521, cuando llegó Cristóbal de Tapia a Zempoala (Veracruz) con las “previsiones de la gobernación” para Cortés, fue atendido fríamente por sus representantes y luego todos besaron los documentos, los pusieron sobre su cabeza dijeron: que habiendo visto, platicado e comunicado lo que convenía al servicio de SS. MM. e pro común de los pobladores e naturales destas partes, que en cuanto al cumplimiento de dicha provisión real suplicaban e suplicaron de ella para ante SS. AA. y ante quien e con derecho deban, así por las razones y causas que se siguen, como por lo que cumple al servicio de SS. MM… prolijamente descalificaron la provisión y comisión que presentó el veedor Cristóbal de Tapia . Tras lo cual Cortes lo sobornó el 30 de Diciembre, con algunas barras y tejuelos de oro, comprándole además algunos esclavos negros, tres caballos y un navío de los que trajo “todo a los precios que lo plugo poner”. Así se iniciaron 500 años de la impunidad, en la versión descontextualizada del derecho foral de “sea acatado, no cumplido” (Ei), “untar de ducados la péndola al juez” o “untar la rueda”, institucionalizándola en la américa continental
“No sólo de impunidad vive el hombre, sino de corrupción…” ¿Se requiere ser impune para vivir en la corrupción, o ser corrupto para ser impune? Tales execrables vicios han sido el motor del “sistema burocrático” de ayer a hoy… ¿Herencia española, simbiosis hispanoamericana? No importe el origen, tanto como el efecto dañoso.
El panorama es oscuro. Los únicos destellos de luz, provienen de la supina esperanza -que dicen los más esperanzados- nunca muere, o de perdida, lo haga al último…
Ahí está el fenómeno social llamado “participación ciudadana”. Esa puede ser la mecha de la insurrección cultural, psicológicamente poderosa y hasta “violenta” desde un sentido de !Estamos hasta la madre¡ Como decía el apagado Sicilia, poeta social. Así como no sangrienta. Ninguna lucha fratricida logra la liberación, sólo el cambio de “mandos”.
Eso de que la prima de EPN vaya a quedar en tal posicionamiento, es otra mala ocurrencia y peor, una muy mala señal: Más de lo mismo, pero con “cambio de piel”.
El mentado paro nacional convocado, es otra ocurrencia y nada más ocurrirá. Los “broncos” políticos serán la efímera moda, de una cuasi difunta democracia -eufemísticamente llamada- a la “mexicana”…
Esa es igual, el otro México, ajeno o inexistente para la “élite” del 1% mencionado, para ellos “sale el sol radiante y maravilloso”. ¿O no señor neocacique de San Cristóbal, Gto.?
Saludos don Paco.