El miércoles anterior, cuando el presidente Enrique Peña Nieto señaló en los primeros momentos de su mensaje que hechos como el caso de Ayotzinapa, la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán y los señalamientos de “presunto” conflicto de interés de él y de su círculo cercano, lastimaron a algunos mexicanos, en realidad no se trató de autocrítica, sólo de enunciamiento.
No hay autocrítica de por medio en un mensaje con una duración de dos horas en el que se regalan sólo cinco palabras a la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, en donde otros más murieron o resultaron lastimados; ocho vocablos a la fuga del narcotraficante más buscado en el mundo que ha burlado en dos ocasiones a las autoridades mexicanas y que nos ha puesto en la mira de la vergüenza mundial, así como dedicar sólo 12 palabras al tema del conflicto de interés del propio presidente, su esposa y el titular de Hacienda, Luis Videgaray, por la compra de casas en donde también se involucra a una empresa constructora que licita para obras en el Gobierno.
Eso, respetables lectores, no es autocrítica. Enunciar los pecados, no es reconocerlos ni actuar en consecuencia. Peña Nieto está hasta el cuello y su credibilidad y aceptación por los suelos
En lo que sí tiene razón el presidente de México, es que los últimos meses han sido bastante difíciles y parece que peor se pondrán, más cuando los mexicanos estamos desconcertados con los resultados de la investigación sobre el caso Iguala que realizó en Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes que conformó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que ponen en entredicho muchos de los señalamientos de la “verdad histórica” de Ayotzinapa, dictados por el ex titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam y que ahora ya no está más dentro del equipo de trabajo del presidente Peña Nieto.
El mandatario mexicano no hizo ninguna autocrítica en su mensaje el pasado dos de septiembre, sólo enunció y no reconoció sus errores o los de su Administración.
Hoy con el coraje acumulado por las mentiras con las que la justicia en nuestro país quiere dar explicaciones sobre el paradero de 43 jóvenes normalistas desaparecidos, nos damos cuenta del porqué un asunto personal y privado se enrarece en la maraña justiciera a la mexicana y favorece a los enemigos de la sociedad.
La autocrítica en el Gobierno y el reconocimiento de los errores de una Administración es tarea diaria. El discurso plano y minimizador, sólo abona a potenciar los problemas.
Acta Divina… Enrique Peña Nieto, presidente de México: “Vamos a enfrentar los desafíos con claridad de rumbo y absoluta determinación. Vamos a ir hacia delante, comprometidos con la ley, con la justicia, con el respeto de los derechos humanos y con la integridad en el servicio público”.
Para advertir… Con todo, el Gobierno insiste en defender su “verdad histórica”.