55.4 MILLONES DE HISPANOS EN EE.UU. Representa el 17.4% del total de la población de acuerdo a la Oficina de Censos. Cualquiera de los precandidatos a la presidencia no puede soslayar este importante sector durante las campañas y, mucho menos en los debates. La relevancia de los hispanos es clave para aquel que desee ganar las elecciones.
El voto hispano nuevamente hará la diferencia. Los hispanos definirán quien será el próximo inquilino en La Casa Blanca, se acepte o no esta realidad. La historia, ahí está, si no preguntárselo a Barack Hussein Obama al ganarle las presidenciales el 4 de noviembre del 2008 al republicano, John McCain. El 6 de noviembre del 2012, repitió la dosis hispana al vencer a otro republicano, Mitt Romney, en contra de todos los pronósticos, que indicaban un empate técnico.
La realidad fue otra, Obama ganó con 30% más del número de delegados. 303 para el actual presidente, 206 para el ex gobernador de Massachusetts, Romney.
Para los coordinadores de campaña representa un gran desafío seducir al voto hispano. Qué ofrecerles para ganar su simpatía. Mejores trabajos, salarios, educación, salud pública, que la economía mejore, el medio ambiente, etc. No hace la diferencia, es la misma narrativa para todos los electores y el pueblo estadounidense.
¿Será el quid protagonista la reforma a La Ley de Inmigración? Desde el ex presidente George W. Bush hasta el actual los intentos de actualizarla han sido vanos. ¿Los electores hispanos permitirán que los chamaqueen de nueva cuenta para obtener un sufragio favorable?
Esta cuestión es vaga, no confiable, la incredulidad es mayor a que se lleve a cabo, la miran tan lejana como la estrella del norte. Por tanto, aunque se lleve en la agenda de campaña o se deliberé en los debates partidistas, no hará mella en las simpatías.
Probablemente el candidato republicano Jeb Bush, sea de todos los aspirantes de ambos partidos quien mas oportunidad tiene de ganarse a los hispanos. Dos son las razones, es bilingüe y bicultural, además por la empatía con su esposa de origen mexicano, Columba Garnica Gallo, hoy, Columba Bush. Hija de un pequeño agricultor de León, Guanajuato.
Otra circunstancia relevante de la reservada Columba, es, y que por obvias razones de los golpes bajos entre los candidatos saldrá a la luz pública, se refiere a las adicciones de su hija Noelle, en el 2002, durante la gubernatura de su padre en la Florida. Hecho público, enfrentado con valentía y sin resquemor por Columba. De atraerlo nuevamente me parece sería una vileza. Pero los políticos son inescrupulosos. Ahí está el lenguaraz Donaldo Trump.
Columba también padeció la violencia doméstica, al grado que sus padres se divorciaron en 1963, cuando ella tenía diez años. Columba, es, el vivo espejo de lo que viven muchas connacionales en este país. Dígame usted apreciable lector si no le moverá el corazón a millones de electores hispanos.
Insisto los coordinadores de campaña y, los candidatos no la tienen fácil. El sufragio hispano es un hueso duro de roer por su escepticismo aquí, y el que nunca olvida, el de su país de origen.
Quien debería preocuparse, más todavía, es Donald Trump, de llegar a ser el candidato republicano, sus comentarios ignorantes sobre los mexicanos le cobrarían la factura sine qua non. En las urnas pagaría su procaz modo de competir por la candidatura de “su partido.”
¡Claro! Está por verse si su “partido” cuenta con los restos para soltar una cabra salvaje a la arena de los comicios presidenciales.
Aún es prematuro. Faltan muchos meses para el 8 de noviembre del 2016. Todo puede suceder. Vemos por ahora como declina la “luminosidad” de Hillary Clinton.
Sin duda, serán los comicios más importantes de las últimas décadas considerando un mundo cambiante a velocidad nunca reconocida antes. Los republicanos sedientos por entronarse otra vez en la avenida Pensilvania número 1600 de Washington, D.C., dispuestos a todo. Los demócratas” segurones” repetirán. (Ojala no se duerman en sus laureles).
La arena presenta una competencia histórica.