Angélica Fuentes nació en pañales de seda. Heredera del poderoso Grupo Imperial Corporativo, de Ciudad Juárez, tuvo la mala fortuna de caer en manos de un maltratador de mujeres, que quiso aprovecharse de un matrimonio interesado, celebrado fastuosamente en 2005, en Careyes, Jalisco.
Una de las diez mujeres más influyentes en México y América Latina, como es del conocimiento público, y también, por méritos propios selfmade woman, tuvo la desgracia, según sus propios dichos de caer en manos del entonces diputado federal y hoy senador con licencia, Raúl Cervantes Andrade, quien la hizo objeto de agresiones de tal calado, que ella pidió automáticamente el divorcio.
La “Reina del Gas”, como se le conoce en los círculos empresariales del norte del país, acudió presurosamente ante el Ministerio Público de turno, en 2005, para denunciar al diputado federal Raúl Cervantes, con todo lo que ello implicaba.
Consta en la averiguación un párrafo que destaca el valor de la juarense: “la vergüenza de aceptar públicamente, a mis cuarenta y dos años, después de ser una mujer exitosa, con educación, que me haya sucedido esto”. Por tal fue que se decidió a terminar su matrimonio por abuso excesivo de violencia del cónyuge.
En entrevistas concedidas a diversos medios de comunicación, la señora Fuentes ha resaltado: “Las heridas físicas –estuvo a punto de ser estrangulada por el ebrio infeliz– se borraron pronto, lo que permaneció fueron las cicatrices internas del miedo… porque hubo amenazas serias…” del beodo.
Golpeador y embaucador
El prepotente Raúl Cervantes, hoy aspirante a Ministro –y hasta a Presidente, en 2017– de la Suprema “Corta” de Justicia de la Nación, quedó mal acostumbrado a las triquiñuelas en las que se “educó” durante quince años al servicio del mexiquense Roberto Alcántara, magnate del pulpo camionero y, desde hace tres años, beneficiario de múltiples negocios con el gobierno federal.
Entre los elementos de la Policía Federal –que antes fue de Caminos– corría insistentemente el remoquete que ostentaba con impudicia Raúl Cervantes Andrade, cuando defendía los intereses de las empresas de autobuses del mexiquense Alcántara.
Era conocido como “El Buitre”, más que por su aspecto físico, por las instrucciones que tenían los abogados empelados por su despacho de presentarse antes que nadie ante los familiares de los damnificados en los múltiples accidentes, para proceder a embaucarlos, con promesas de falsas indemnizaciones, y hacerlos firmar documentos que los dejaban indefensos para cualquier reclamación posterior que pudieran hacerle a las líneas camioneras, por abusos y delitos de sus operadores y/o por la falta de mantenimiento en sus autobuses.
¿”El senador 129?”
Todo un impresentable. Sin embargo, también incombustible. Es, desafortunadamente, uno de los próceres que hoy aspiran a impartir la justicia nacional, desde el máximo Salón de Plenos en la materia, la SCJN, apoyado por quienes se han tomado muy en serio el slogan de “hacer más con menos”.
Porque se trata de uno de los “tres primos”, como les conocen en la Administración. Igual que el ex virreyito de Michoacán, provocador de las masacres de Apatzingán, Alfredo Castillo Cervantes, Raúl Cervantes goza de la parentela con Humberto Castillejos Cervantes, el más chiquito y emblemático, ex diputado local mexiquense ¡egresado del Partido Verde!. Y actual Consejero Jurídico del Presidente Peña Nieto, a quién ha metido en más de una docena de broncas jurídicas.
Humberto es hijo del abogado penalista Marcos Castillejos Escobar, ex subprocurador general de la República –de raza le viene al galgo. Es público y notorio que Marcos cayó abatido en las calles de Mazatlán, de la colonia Condesa, por elementos sanguinarios del crimen organizado.
Su hijo, Humberto Castillejos Cervantes, el Consejero Jurídico de la Presidencia, es un mozalbete de medio pelo, que –violando toda la legislación actual, las formas y los fondos de las costumbres inveteradas– mandó a construir un despacho alterno al de Emilio Gamboa Patrón, en la llamada “Cámara Alta”, para desde ahí dictarle “la línea” del sentido de la votación de los senadores en cada iniciativa o decreto que pase por sus manos. Sin pudor, pues no lo conoce, el yucateco lo ha llamado “el senador 129”, por su desenfreno legislativo.
Es uno de los redactores principales de las “reformas estructurales” que no tienen para cuando aterrizar; está detrás de los nombramientos y ascensos de todo el sistema jurídico y judicial del aparato gubernamental, por aquello de los “mandados” y los “favores” que quién quite pudiesen necesitarse más allá del 2018.
Pobre Arely; Medina Mora, beneficiario
Con la actual titular de la PGR, Arely Gómez, se le ha pasado la mano. La dama está fuera de sí, por estar imposibilitada de nombrar a alguien de su confianza en los puestos de mando, de subprocurador hacia abajo, toda vez que los actuales han sido designados por Humberto Castillejos, y donde manda capitán, no gobierna marinero.
Y es que Humberto Castillejos le agarró cariño a la PGR. Por algo fue jefe de asesores de Eduardo Medina Mora, a quien hizo ministro de la Corte, aunque fuera al costo de dejar a México sin embajador ante los Estados Unidos, y no obstante que Medina nunca ha dado el perfil de la imparcialidad.
Se pasó por su “arquito” del triunfo el hecho innegable de que Medina Mora no había residido en el país dos años antes de la designación, como ordena la Constitución. Torturando las leyes secundarias, lograron que se reconociera el encargo diplomático cómo domicilio virtual, lo que hizo que varios ministros en funciones y aspirantes al cargo, montaran en franca cólera.
Raúl Cervantes tiene varios impedimentos
Antes, el audaz mozalbete, fue asesor también de Rafael Macedo de la Concha en el sexenio de Vicente Fox, obviamente, participante en el desafuero de López Obrador. Pero como también es otro de los que no entienden… ahora se ha propuesto hacer Ministro al “primo” golpeador de mujeres. ¿Cumple “el primo” Raúl Cervantes los requisitos para ese cargo? Veamos.
Entre los requisitos que señala el artículo 95 Constitucional, están: ”gozar de buena reputación” y, cualquiera que haya sido la pena, no haber cometido actos ilícitos que lastimen la buena fama en el concepto público, so pena de destitución e inhabilitación”. Esto por sí mismo, lo descalifica.
Otro requisito: “No haber sido senador, durante el año previo al día de su nombramiento… y éstos deberán recaer en personas que hayan servido con probidad en la impartición de justicia o se hayan distinguido por su honorabilidad en el ejercicio de la actividad jurídica”.
“El primo” Raúl Cervantes es aún senador con licencia, cargo que sólo se pierde por muerte, desafuero o extinción del período, ninguna de cuyas causas le es aplicable. En cuanto a su probidad como juez o su honorabilidad como abogado litigante, es de sobra conocido y de explorado derecho, que no pasa ni de panzazo.
Pero Humberto Castillejos es necio. Para él “toda la pulpa es pecho, y el espinazo, cadera” y nadie puede impedir que logre colocarlo en sustitución de Olga Sánchez Cordero o de Juan Silva Meza, quienes concluyen el cargo de ministros en noviembre.
Ya está alistando la terna –un elegido y dos ingenuos– para colocarlo dentro de la que presentará Peña Nieto. Lo mismo que determina cuáles son las iniciativas de ley que deberá aprobarle el remedo de Congreso.
En el foro, todos los togados están parados de pestañas.
Dicen que lo que no suena a jurídico, suena a metálico.
Que la ley se hizo sólo para que se cumpla “en los bueyes de mi compadre”.
¿Será?
Índice Flamígero: En lo que bien podría llamarse “Operación Lavado de Cara”, Raúl Cervantes regresó al Senado de la República hace ya casi dos semanas. Pero no para reasumir el cargo, del cual tiene licencia, sino para hablar –¡hágame usted el favor!– de “Derechos humanos, Igualdad y Principio Pro-mujer”, en la cual dijo que es deber diario “pasar al derecho la condición de dignidad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida”, incluido el matrimonial, supongo. Organizada por la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la (mal) llamada Cámara Alta, Diva Hadamira Gastélum, ésta tuvo la precaución de no invitar al evento a la ex esposa Angélica Fuentes, quien tiene a la mano más elementos en el tema, ¿no cree usted?
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Una pidredumbre en riste…. vamos pueblo a la renuncia del maniqui… disolucion del congreso de la union… rwnuncia de tidos los minisyros…. vamos mezico…!!!!