Han sido tan despiadados los ataques que la tolucopachucracia ha dirigido contra el infeliz candidato panista a la gubernatura de Colima, que lo ha agigantado publicitariamente ante los electores. En un estado conservador azotado por la crisis, los chicotazos y baños de pureza de un régimen federal agotado, resultan siempre contraproducentes.
Los romanos usaban una oración muy especial, de espectro teatral, acta est fabula, para indicar a los asistentes a las representaciones teatrales que la función había terminado. No vaya a ser que los tolucos y pachuquitas la estén adelantando como su propia inscripción en su lápida. Ha sido demasiado.
Hasta François Rebeláis, el dramaturgo francés del siglo XVI, en sus últimas bocanadas de aliento, tuvo que aceptar: “Bajad el telón, la función ha terminado”. ¿Será ese el caso?
Un paraíso, refugio de maleantes
Colima es de grande como el distrito electoral de Pánuco, Veracruz. Siempre fue la “república de los profesores”, por el gran ascendiente que el gremio magisterial tenía entre la feligresía política y su vida económica y social. El icónico Jesús Robles Martínez se dio el lujo de hacer senadora priísta a su asistente, Aurora Ruvalcaba, por cierto una de las mujeres más bellas que han militado en esos terrenos tricolores.
En un espacio de noventa minutos, uno puede tomarse un exquisito ponche de granada en Comala, comerse un taco de carne enchilada con tejuino en la capital estatal, disfrutar de una nieve de garrafa en Manzanillo y llegar a la paradisíaca playa de la Audiencia, atrás de “Las Hadas”, el hotel de Antenor Patino, el rey del estaño. De ensueño.
Todo en Colima está al alcance de la mano. En trayectos de treinta minutos por destino, puede uno trasladarse desde los mágicos climas templados de Montitlán, a la reserva de la biosfera de Manantlán, a los jardines selváticos de La Becerrera, a la Ola Verde de Cuyutlán o a cualquier cenaduria de Villa de Álvarez, la conurbada de la ciudad de Colima.
Es uno de los dos estados más pequeños del país. Tiene todo, menos azufre y petróleo, siempre beneficiado por los embrujos de la naturaleza. Por algo será que el narco lo vio como un refugio natural y efectivo.
Manzanillo, el puerto de las anfetaminas
Hace veinticinco años que los malosos llegaron para quedarse. El puerto de Manzanillo, el más natural del país, pues nunca ha requerido un metro cúbico de dragado de su profundo lecho para recibir las naves provenientes de Oriente, fue escogido como la puerta mágica de las anfetaminas, detonadores farmacéuticos, drogas plásticas y sintéticas por el clan de Los Valencia, oriundos de la región de Coquimatlan, antiguos socios de “El Cochiloco”.
Por el otro lado, desde las montañas michoacanas de Coalcomán bajaban por San Juan de Alima, Boca de Apiza y San Telmo verdaderas brigadas de narcotraficantes que llegaron a adueñarse del escenario colimense, repantigarse entre sus rodillonas melenudas de rasgos caucásicos y dictar sus leyes de plata o plomo.
Dinero, clases medias y ¡adiós al PRI!
La vida en Colima se volvió muy barata para las clases medias. Eran los beneficiarios naturales de transacciones económicas asentadas sobre un sofisticado sistema de “lavado” de dinero a todos niveles, desde comprarle carnes a Barragán en el mercado de Guadalajarita, hasta adquirir casonas de lujo en las residenciales calles de Profesor Sevilla, o un carro último modelo de poco kilometraje entre particulares.
Esto logró un propósito involuntario: hizo que las clases medias colimenses aumentaran sus niveles de consumo, se deslindaran de sus operadores naturales, los maestros, metropolizaran sus visiones del mundo y de la vida y diversificaran sus tendencias electorales. Le dijeron adiós al monopolio priísta.
Tiene mucho que las elecciones para la gubernatura de Colima arrojan los resultados más apretados del país. En 1997, el rector Fernando Moreno Peña logró que el Tribunal electoral federal le reconociera un triunfo sólo por encima de un punto porcentual.
Preciado pedía 100 mil pesos por venderse
El país, azorado, vio como el Congreso de Colima se repartía en 1997 por partes iguales entre los antiguos caciques priístas y los nuevos actores del PAN y del PRD. Al mismo tiempo, el inútil Zedillo perdía la capital de la República. El cachanilla estaba casado con la fagocitadora colimota (Bru)Nilda, oriunda de la población de Cuauhtémoc e hija del charro Fernando Velasco, el suegro que siempre corría a puntapié de su casa al politécnico novio hippie que, calzado con huaraches y trencitas, quería visitar a su infeliz amartelada.
En el Congreso nunca pasó una sola iniciativa de Moreno Peña, porque éste siempre se resistió a otorgar una dádiva de cien mil pesos que reclamaba el diputado local por Coquimatlán, Jorge Luis Preciado, dispuesto a darle la espalda a su bancada y a hacer la diferencia en todas las votaciones del lado oficial. Moreno Peña, de ánimo rijoso, prefirió mantenerlo como rival a modo.
Y los gobernadores empezaron a morir
La incursión del narco en la vida política del estado no cesó. Tiene 25 años que sus dicterios son escuchados y obedecidos. Forman una economía que rebasa por muchos miles de millones a los presupuestos federales, estatales y universitarios. Colima se convirtió, de la noche a la mañana, en un emporio de varias aristas.
Los gobernadores empezaron a fallecer, víctimas de avionazos inexplicables o de arteros asesinatos a plena luz del día, y la influencia de sus ex gobernadores empezó a declinar ante el fuego abierto del narco. Los seis balazos a Moreno Peña (ninguno en el cerebro) fueron un mensaje soterrado y provocador para destapar intríngulis o maridajes.
Sin embargo, el desconcierto causado por esa sola acción, reveló el grado de descomposición política y la encrucijada ante la cual se hacen cruces los electores para definir su voto. Ignacio Peralta, el abanderado del PRI y paniaguado de Vi(rey)garay, todavía no logra acreditar el derecho de suelo. Preciado es una opción demasiado mal conocida.
¿La homilía del Obsipo? ¿El fervorín de FeCal?
Pero los colimenses, abigarrados e indescifrables, podrían dar el campanazo este próximo domingo. Y eso que la alianza que ha conformado el billetazo hacendario no tiene parangón en cualquier elección estatal: PRI, Verde, Panal y PT van juntos por todo el cochupo. También el evangélico PES, pero se guarda a su propio candidato. Enfrente del mostrador, un candidato panista de caricatura, propio de cualquier carpa urbana.
A billetazo limpio se para cualquier tentativa de tribus perredistas por asociarse en el target con el candidato panista. Es todo un laboratorio en el que se enfrenta sobre el matraz el poder del dinero con la desilusión del electorado, ya burlado en la elección ordinaria. Los 500 votos de diferencia se atribuyen a una manipulación del delegado de Sedesol en favor del desarraigado priísta Peralta Sánchez.
De igual modo, Colima y su elección extraordinaria es una prueba de fuego para las buenas conciencias panistas. Deberán decidir si en su voto pesa más el misal y los fervorines del Obispo o el pragmatismo electoral de ganar “haiga sido como haiga sido”, según la congestionada opinión del borrachín Felipe de Jesús Calderón, quien también con su homilía alcohólica haría un favor involuntario a sus enemigos políticos, Madero y Preciado.
Anticipo obligado de lo que nos espera en 2016 y en “La Grande” del 2018: En medio de todos, ¡el narco, como un Dios!
Índice Flamígero: “Llegando y prendiendo lumbre”, dice el refrán que aplica al diputado federal Tristán Canales Najjar quien ya consiguió que la señal del Canal del Congreso sea también transmitida a través del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, un órgano desconcentrado que tiene como objetivo llevar la señal digital de los canales públicos a cada vez mayor número de compatriotas. Bien. + + + Hay rabia y coraje de altos funcionarios del “gobierno” federal en contra de Kate del Castillo. Se refleja en las plumas y medios con los que mantiene contrato comercial. + + + Con “El Meneíto” como título, don Alfredo Álvarez Barrón se lamenta de “no poder escribir con la misma frecuencia (y la fiereza) de antes. Hoy toda mi energía está enfocada en cuidar de mi espalda y en tratar de mantener a flote mi fuente de ingresos, que por obvias razones se vio severamente afectada durante el tiempo que estuve lastimado. Apelo a su comprensión y le reitero mi admiración y respeto.” Enseguida, El Poeta del Nopal apunta: “Este accidente me puso / en grave predicamento, / fricciones, mil cocimientos / y ventosas, ya en desuso, / un té, como agua de uso, / de peyote, Dios bendito; / sané, pero algo contrito / arrastró un par de secuelas: / no puedo picar espuelas / ¡ni bailar el meneíto!”. Por acá lo esperamos, cuando guste, don Alfredo.
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