En lo personal, escribir de la desaparición de una o varias personas de quienes es incierto su paradero –y más cuando para ello intervinieron algunos elementos de seguridad–, me provoca un dolor silencioso tan sólo al pensar de su propio sufrimiento y la desesperación de sus familiares, y también porque se percibe que para las autoridades mexicanas unos valemos más que otros.
Sirva para ejemplificar las líneas arriba escritas, el cómo se buscó en su momento, a la niña Paulette Gebara Farah, luego de que sus padres señalaran que la pequeña había desaparecido de su propia recámara en un departamento de Interlomas en el Estado de México un lunes 22 de marzo de 2010.
La búsqueda de Paulette fue del todo mediática y las propias investigaciones y avances se ventilaron en los medios con los datos que aportaban las autoridades, los padres de la pequeña –Lizette y Mauricio— y con investigaciones periodísticas propias de todo tipo, incluso el portal digital de la revista Quién, se dio a la tarea de realizar una entrevista a la mamá de Paulette.
Apenas habían transcurrido tres días de la desaparición de la niña y por varias avenidas de la Ciudad de México y de otras ciudades del país, se destacaban espectaculares pidiendo ayuda para encontrar a la pequeña. Se entendía, empero, que esa publicidad había sido pagada por la misma familia de la pequeña de cuatro años a quien se le buscaba, pues sus padres en todo momento advertían de estar convencidos que la niña había sido sustraída de su cama mientras dormía.
Incluso Javier Solórzano, Gael García, Yordi Rosado y Ludwika Paleta atendieron el llamado de los padres Gebara Farah para encontrar a su hija y retwittearon la información, convirtiéndose la noticia en trending topic.
Todos sabemos ahora que aquello fue un circo, papás y nanas sospechosas, declaraciones inconsistentes, Paulette encontrada muerta entre las cobijas y el colchón de su propia cama, develaciones de que incluso entre los padres de Paulette ya había problemas como matrimonio y hasta por falta de dinero. Y para rematar, las autoridades concluyeron que nadie fue responsable de la muerte de la menor.
Ya fuera por morbo, o por investigaciones periodísticas y policiacas, pero todos sabían del caso Paulette.
Hoy a casi un mes de la desaparición forzada de cinco jóvenes veracruzanos en la localidad de Tierra Blanca y de la que hay indicios de que siete policías participaron en la misma, lo único que se señala es que los “elementos de seguridad” ya se encuentran en prisión, pero de los jóvenes nada. Incluso se remarca que las investigaciones se siguen en la mayor secrecía.
Así es nuestro México en cuestión de seguridad y justicia, a unos los encuentran porque los encuentran a punta de influencias y billete, mientras que otros no valemos nada.
Acta Divina… El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), Roberto Campa Cifrián, confirmó que se mantiene la participación federal en el caso de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca, Veracruz.
Para advertir… No se ha vuelto viral aún el caso de desaparición forzada en Tierra Blanca. De nosotros depende.
actapublica@gmail.com