Javier Peñalosa Castro
Qué lamentable ver la coreografía encargada a Televisa —váyase a saber a qué precio— para envolver esta visita del Papa a México. Sus conductores de noticiarios, cómicos y cantantes desgastados, sus montajes escénicos de relumbrón y su cobertura pretendidamente omnipresente y omnisciente, cuasi divina sirvieron —al menos de momento— para morigerar el creciente descontento social por la grave situación de la economía y el deterioro galopante de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los mexicanos.
Atrás quedaron los regaños a obispos y otros poderosos, las placeadas impúdicas para tomarse la foro de personajes como el impresentable Felipe Calderón, robando cámara en Michoacán, el estado que no sólo no pudo gobernar, sino que convirtió en ingobernable durante su periodo de usurpación presidencial, y al que cada vez que intenta mangonear, fortalece a sus opositores y el hijo del ex gobernador Fausto Vallejo, apodado El Gerber, quien tenía vínculos con la organización criminal de la Familia Michoacana —o Caballeros Templarios— comandada por Servando Gómez Martínez, alias La Tuta.
En la memoria de algunos permanecerán las imágenes del Papa saludando a personajes como Emilio Gamboa Patrón, de quien se recuerdan aquellas grabaciones en las que se cuadraba con el impresentable Kamel Nacif y le daba cuentas de cómo avanzaba la “gestión” de sus asuntos en el senado, quienes escuchaban, como quien oye llover y no se moja, las condenas papales a quienes acumulan poder y dinero por sobre todas las cosas y son ajenos al sufrimiento de sus semejantes (es un decir).
También se recordarán los refrescantes sermones en los que condenó el apego al dinero, la vanidad y el orgullo, y su exhorto a los obispos para que encararan “como hombres” y cara a cara sus diferencias e incluso —ya a toro pasado, en el avión de regreso— su orden de que el jerarca católico que reacomode a curas pederastas, renuncie (¿le habrá quedado el saco a al cardenal Norberto Rivera?).
Se fue el Papa y, salvo el microescándalo de la encarcelación de Serrano Limón por irregularidades aparentemente menores en el manejo de los fondos públicos asignados por gobiernos panistas a Provida —la cuestionada organización creada por él, y que lucha contra el derecho de las mujeres a decidir—, el panorama volvió a ser el de siempre, con pocas esperanzas de que cese la voracidad de quienes nos mal gobiernan.
¿Qué rubros se salvarán del recorte?
No bien se despidió Francisco, Peña Nieto y su corte anunciaron un salvaje recorte presupuestal de entre 85 y 90 mil millones de pesos que, por supuesto, no afectará a la obra faraónica del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México que, sin duda, no sólo no terminará el peñismo, sino que casi seguramente no alcanzará siquiera a iniciarla.
A sus ojos, esto es lo de menos, porque empresas de consultoría nacionales y extranjeras, diseñadores, arquitectos e ingenieros han estado cobrando —y repartiendo— sumas estratosféricas desde hace tiempo, y seguirán haciéndolo con toda seguridad hasta el último día del sexenio (o más allá si logra dejar a otra banda afín).
Queda claro que esta voraz camarilla no está dispuesta a quemar la pólvora en infiernitos como obras comunitarias, promoción de actividades productivas o la activación del campo para recuperar la soberanía alimentaria. Desde su óptica, es mejor un proyecto enorme con multitud de proveedores —unos más poderosos que otros— e innumerables moches, que desgastarse pasando la charola en innumerables obras comunitarias.
¿Y la reforma educativa?
Por supuesto, la educación y el desarrollo científico y tecnológico seguirán siendo los grandes pendientes del gobierno, pues aunque los recortes no afectaran en forma tan drástica a estos sectores, tienen un enorme déficit acumulado, por el rezago en que han sumido los llamados gobiernos neoliberales a estas actividades que tienen la más alta prioridad para el desarrollo —literalmente— aquí y en China. Para eso sí no hay dinero.
Aurelio El Niño Nuño se ha cansado de decir que, ahora sí, viene una reforma educativa que complementará sus afanes de evaluar a los maestros, por el prurito de someterlos a examen, con un programa y contenidos de excelencia.
Esta semana El Niño Nuño reconoció que la tan cacareada reforma ha tenido hasta ahora su énfasis en lo administrativo y laboral para, una vez más, reiterar que se trata de un proyecto integral, y que las innovaciones en lo que se enseña a nuestros estudiantes, pronto se conocerán.
Espero sinceramente que lo poco que puedan hacer este empleado de Peña y su equipo de mirreyes no quede en promesa, como ocurrirá con el aeropuerto.