El reciente evento en Tierra Blanca, Veracruz, en donde cinco jóvenes en tránsito, originarios de Playa Vicente de la misma entidad veracruzana, fueron detenidos por parecer “sospechosos” de acuerdo a las propias declaraciones de uno de sus captores, policía estatal por cierto, nos deja en claro y nos recuerda que los mexicanos tememos en serio a las fuerzas de seguridad y que la confianza de que nos resguarden está muy lejana.
A muchos mexicanos sobrepasa el que el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, haya señalado que el policía estatal confeso Rubén Pérez Andrade –el octavo policía detenido–, declarara que los muchachos eran “sospechosos”, estaban “fortachones” y viajaban en un vehículo con placas foráneas por lo que fueron levantados y al parecer entregados al crimen organizado, sin embargo; el policía Pérez Andrade dice haber sido testigo también de como las víctimas fueron golpeadas, asesinadas y sus cuerpos destruidos o triturados por elementos de la delincuencia organizada, a la que sin duda, los policías involucrados pertenecían y rendían cuentas. ¡Qué horror! ¿Y luego?
No entiendo cómo la sociedad mexicana podemos seguir adelante con eventos como este de Tierra Blanca que pasó a ser el Ayotzinapa de Veracruz. Y es que muchos de nosotros tenemos un miedo atroz de que nuestros hijos, familiares y amigos puedan verse en una situación similar o peor.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la de Emilio Álvarez Icaza, en su informe anual sobre la situación de los Derechos Humanos en México en el 2015, advirtió que la estrategia del presidente Enrique Peña Nieto ha fallado en contra del narcotráfico y de aglutinar las fuerzas de la Policía con las de las fuerzas armadas en labores de seguridad, lo que agravó, se advierte, la crisis de los derechos humanos y desató mayor violencia en contra de la población civil.
En otras palabras, la población somos rehenes del crimen organizado y de las mismas fuerzas del orden.
¿Usted ve una patrulla, un policía o un soldado y se siente seguro? ¿Qué tal cuando estos están en par o en grupo?
El crimen organizado ha logrado permear a todas las instancias de gobierno, de legalidad y de justicia.
Y ojo, el Mando Único no es la panacea, partiendo de que se ha minimizado la inseguridad que se vive en el país.
Acta Divina… Fue hasta el 2014, que el presidente Enrique Peña Nieto presentó el Programa Nacional de Derechos Humanos hasta el 2018 y señaló que el Estado mexicano combatiría con determinación las prácticas inaceptables, violatorias de la ley y los derechos humanos como la tortura, las desapariciones o la trata de personas.
Para advertir… ¿Cuántos casos más podemos citar de agresión y negligencia policial y militar? Jueces incluidos.
actapublica@gmail.com