· El salario mínimo, la maldición del diablo
· Pobreza y hambre al gobierno no le importan
Morena no es muy bien vista entre diputados y periodistas. Marcha con el estigma de López Obrador y a éste pocos son los que lo quieren en los círculos del poder político y, en este caso particular, en el poder legislativo. Los diputados de Morena, 36 en total, no suman un porcentaje significativo pero han tenido que desplegar sus mejores galas de oradores para no pasar por rijosos, ni toma tribuna, ni malosos. Tienen fama de gente seria por lo menos entre un buen sector de la prensa que le da cobertura a las actividades de la cámara de diputados
Este miércoles 15 de marzo, el diputado Vidal Llerenas, economista de cepa, miembro del partido de López Obrador sorprendió a la concurrencia y si no a la concurrencia a este escribidor con un discurso bien plantado, digno del mejor de los académicos de cualquier facultad o escuela de ciencia económica que se aprecie como podría ser la Facultad de Economía de la UNAM.
Un discurso el de Vidal Llerenas desprovisto, despojado de la basura consuetudinaria de todos los discursos de los diputados priístas, verdes, demagogos de prosapia que hablan al estilo de aquel padre de la comicidad que decía mucho y no decía nada: Cantinflas, de donde se generó el término cantinflesco que usa la mayoría de los diputados y senadores de este país.
Pues Vidal Llerenas se refirió a la economía real, a la de los trabajadores, al defender una iniciativa con proyecto para reformar y adicionar diversas disposiciones de diversos ordenamientos legales en materia de desindexación del salario mínimo
Fíjense bien en los datos duros que dio el diputado economista.
Revisamos 292 ordenamientos legales y estamos proponiendo su modificación para que en lugar del salario se utilice la unidad de cuenta. Interesante esto de la unidad de cuenta. Es decir, el segundo paso e, ya que se le hizo el cambio constitucional, pues cambiar todos los ordenamientos en donde se hace referencia al salario mínimo como unidad de cuenta.
Hay aquí una cuenta, advirtió: qué vamos a hacer y qué es importante dejar claro en el contexto de la discusión del salario mínimo, que es que las pensiones serán establecidas en salarios mínimos; es decir, todo lo referente a las pensiones no será la unidad de cuenta con la inflación de los años subsecuentes, sino que se tendrán que incrementar cuando se incremente el salario mínimo en proporciones mayores a la inflación. Este es uno de los puntos que deben de quedar en claro para que el incremento que vamos a tener de manera sustancial de salario en caso de que se dé, sea un incremento que se refleje también en las pensiones que reciben los trabajadores.
Si se toma como referencia el año 1980, si ese fuera el 100 por ciento, el salario mínimo hoy en día, si fueran 100 pesos, si el salario mínimo de 1980 hubiera sido de 100 pesos hoy serían 15 pesos. Así ha cambiado y así de radical ha sido la caída del poder de compra de nuestro salario mínimo, ese mínimo que hoy es 15 por ciento del salario mínimo de 1980 y esto ha estado acompañado también de una caída de todos los demás salarios, el salario medio de hoy es el 65 por ciento del salario mínimo, del salario medio de 1980; es decir, la caída en el salario mínimo ha sido acompañada de una caída pues de todos los salarios.
De hecho, en la caída en la masa salarial, el deterioro del empleo es el principal problema de la economía mexicana y la principal causa de la desigualdad. Por ejemplo del 2008 a la fecha el empleo formal ha crecido un 10 por ciento, pero el salario promedio ha decrecido en un 10 por ciento y la masa salarial; es decir, el número de trabajadores por lo que ganan, ha caído en 20 por ciento, México tiene en la última década una caída en la masa salarial de sus trabajadores.
Así, el punto central de la economía mexicana en este momento es que tenemos una economía en la que el poco crecimiento no se convierte en más ingresos para los trabajadores, sino en menos ingresos para los mismos.
Si tomáramos en cuenta cuánto eran las remuneraciones salariales con respecto al PIB en 1980, ese era el 90 por ciento de la remuneración de toda la masa salarial; era igual al 80 por ciento del PIB. Hoy es 27 por ciento, Es decir el salario mínimo e mucho menos importante en relación al tamaño de la economía. La economía ha crecido mucho más de lo que ha crecido el salario en el país y esto implica que hoy tengamos 55 millones de personas en la pobreza.
Esta caída que hemos visto en el salario mínimo en las últimas cuatro décadas también ha sido una caída de los salarios reales de los trabajadores y eso se explica por las políticas neoliberales que hemos tomado y porque no hemos tenido ni una regulación salarial, ni un sindicalismo capaz de realmente representa a los trabajadores e impedir la caída en el salario, porque es representación auténtica, sin salario mínimo y sin un gobierno interesado en incrementar el salario mínimo, lo que tenemos es hoy más pobreza y cada vez menos ingreso para los trabajadores.
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