Claudia Rodríguez
En Los Pinos que ahora habita el priista Enrique Peña Nieto es en donde deben estar revisando de manera muy seria los resultados de las recientes elecciones de este domingo en donde todo indica que el Partido Acción Nacional (PAN) ganó de manera histórica siete gubernaturas; más que en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el gran perdedor electoral.
Sin embargo, los priistas tienen tiempo –corto pero lo tienen–, para en su caso, recuperar terreno perdido; tanto que ya estudian impugnar elecciones a gobernador en al menos cinco entidades en donde no fueron favorecidos por el conteo final de las actas electorales. Pero en lo que respecta a la Administración peñista, los resultados del sufragio ciudadano de este 5 de junio, le demuestran que el mal humor social es real y no sólo el que se lee en algunas columnas y editoriales, “por aquí y por allá”.
Habrá que advertir además, que el júbilo de los ganadores no lo comparte la sociedad, porque al final todos los mexicanos tenemos la claridad que este juego electoral es sólo para beneficio de los partidos políticos y de un puñado de aliados. Los mexicanos tenemos que dar la batalla en otros espacios para no ser espoliados y esos hasta ahora no son los electorales; las plazas son más rudas y en estas se termina tratando como guiñapos e ignorando a quienes hacen un llamado, una solicitud o un reclamo.
Si Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN cree que los espacios ganados en estas elecciones son producto del buen gobierno panista y de la gran capacidad de sus operadores, está equivocado. El triunfo por el que ahora se muestra groseramente jubiloso, se debe nada más y nada menos al voto de castigo que la sociedad aplicó a los malos gobiernos locales y al propio Federal. Es a esto y nada más.
Manlio Fabio Beltrones, dirigente nacional del PRI se muestra apesadumbrado –no tanto como en su momento su antecesor César Camacho también por resultados adversos a su partido. Beltrones sí es un operador político y lo que ya hará es pedir cuentas y pelear hasta el final. Tanto que debería de requerir cuentas a sus supuestos partidos satélite que sólo reciben dinero para hacer campaña y no contribuyen de manera eficaz en este trabajo.
Agustín Basave, presidente nacional perredista, sigue advirtiendo el trabajo sucio y los obstáculos a sus candidatos y a sus votantes, mientras señala que impugnará Tlaxcala.
Pese a lo anterior, todos sabemos que todo este show electoral, es un reparto de pastel político que ningún beneficio acarreará para revertir la situación nacional. A la vista se ve ya que la pobreza extrema seguirá en aumento, que el peso frente al dólar continuará cayendo, que las tasas de interés en pocos días subirán, que los empleos se pulverizan cada vez más, que las pensiones y las jubilaciones son derechos laborares por desaparecer…
Es sólo un círculo vicioso y viscoso, tanto que se convierte en fango.
Acta Divina… “Elecciones del domingo fueron impecables”: Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral.
Para advertir… Terminó el tiempo de las promesas y el desprestigio. Viene el tiempo de repartir los bienes en donde no participamos la masa. Somos utilitarios.
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