Claudia Rodríguez
Hace justo un año, tras la jornada electoral del 2015 en donde se renovaron poco más de 2 mil cargos públicos a nivel federal y en 17 entidades, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se advirtió así mismo también, como el gran perdedor porque sus apuestas y cuentas no salieron de acuerdo a sus proyecciones. De nueve gubernaturas en la mesa de la elección, sólo pudo obtener cinco. En algunos de esos casos, las derrotas fueron dolorosas y trascendentales.
Nuevo León fue uno de los procesos emblemáticos a nivel nacional en materia de elección y alternancia el año pasado, porque el PRI no pudo retener el poder y los panistas no lograron seguir jugando al bipartidismo. El candidato independiente Jaime Rodríguez “El Bronco”, se llevó el 49% de la votación, arrasando sobre sus principales adversarios. Ahí el Revolucionario Institucional se advirtió como el más perjudicado, entrando incluso en un estado catatónico.
En Colima, aunque perdieron ante los panistas tras el conteo electoral, impugnaron la elección, logrando que el priista José Ignacio Peralta ahora está frente al gobierno estatal.
No obstante que el PRI ganó así más de la mitad de las gubernaturas, se sintieron apaleados, tanto, que el entonces presidente nacional del partido, César Camacho, parecía asistir a un funeral en cada una de sus declaraciones al respecto.
Un año después, justo hoy, los priistas siguen en esa ruta, más que pensar que el gobernar desgasta –y por supuesto el mal gobierno–, se sienten derrotados e inmovilizados.
En estos momentos, el primer priista del país debería estar trabando a marchas forzadas y con desvelos, en los ajustes necesarios que “vendan” al electorado que sí se entendió el mensaje del voto de castigo y del porqué del “mal humor social”; aunado a que se velará en pro de los mexicanos para el hoy, no para el mañana que según prometen hasta ahora en el discurso, todas sus tiranas reformas estructurales e iniciativas endebles.
Veracruz no era la “joya de la Corona” del PRI. Era uno de sus tantos reinos y aún tienen más. Es el caso del Estado de México que no pueden darse el lujo de perder, pero que ante la inacción y el poco tiempo pueden ceder también a los panistas.
El inmovilismo del Ejecutivo para castigar los malos gobiernos, antes que lo hicieran los ciudadanos en las urnas, hoy lo paga sin duda y con creces, el PRI-Gobierno, incluso regalando en bandeja de plata a sus adversarios las campañas del desprestigio priista hacia el 2018. ¿Cuántos gobiernos priistas en investigación?
Ya veremos si sólo se trataba de volvernos a saquear, o de gobernar y administrar a largo plazo. Si es sólo lo primero, se entiende el marasmo.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto llamó a dejar atrás la polarización, el encono y el enfrentamiento para dar paso al trabajo en unidad, una vez concluida la jornada electoral del pasado domingo 5 de junio.
Para advertir… ¿Y las pilas cuándo se las ponen?
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