Primer debate presidencial
Romney 1: Obama 0
Sorprendió que el presidente Obama orador elocuente, hábil para conectarse con la audiencia, conmoverla y, transmitir su mensaje, se mantuviera parco, alejado del auditorio y en un par de ocasiones irritado.
Esto sucedió durante el primer debate contra Mitt Romney, el candidato por el partido republicano, en Denver Colorado, que al contrario del presidente, logró la mejor actuación de toda su campaña.
Eso fue, exactamente, lo que sucedió. Al señor Romney, sus asesores lo prepararon para actuar, despojarse del insulso mormón que lleva en el alma, del arrogante millonario con piel de buena persona, del hombre de negocios a quien no le importa mantener su capital en paraísos fiscales y contratar servicios de outsourcing en otros países, afectando los puesto de trabajo en el propio.
No se niega su habilidad y éxito empresarial. Sí es reprochable, que un candidato a la más alta investidura del país, y comandante en jefe, se apegue a una conducta financiera flexible, a conveniencia, aprovechando los huecos legales que permiten las leyes financieras y fiscales vigentes.
La conducta amoral no es digna, ni cabe en quien debe ser ejemplo de disciplina económica, lealtad y patriotismo a la nación. A dónde irán las instituciones cuando el primer mandatario pone el mal ejemplo a todas luces.
Sin pretender ser puritano, la ciudadanía, sí, lo es.
Por menos que eso han caído gobernadores, senadores, representantes en el congreso, un sinnúmero de banqueros, y la historia continua condenando a Richard M. Nixon por el famoso Watergate.
Si bien, Mitt Romney ganó el primer debate, no alteró el curso de las preferencias a favor de Obama. El electorado simplemente desconfía de el.
Podría pensarse que los asesores de campaña recomendaran, al presidente Obama, no adentrarse a aguas turbulentas. El tema central del debate giró en torno a la situación económica, asignatura difícil de defender.
Tampoco arriesgarse a contestar enunciados sin fundamento como los que expone Romney, con solo señalarlos era suficiente para que el público hiciera sus conclusiones.
La situación de reducir la deuda, la necesidad de acelerar el crecimiento económico y, generar mas puestos de trabajo es una realidad. Ninguno de los dos contrincantes cuentan con una varita mágica para darle rumbo positivo, a estas tendencias, con mayor prontitud.
Obama sí rescató a la industria automotriz, sí redujo la dependencia energética como nunca antes en la historia se logró. Sí ha mejorado la calidad de la educación, y mantenido las colegiaturas universitarias, y los créditos para estudiantes dentro de un margen razonable. Dentro de la política doméstica logró la reforma del sistema de salud con el Obamacare, que ni en sus mejores tiempos, la administración el ex presidente Bill Clinton lo consiguió.
El próximo debate, resultará venturoso para el presidente Obama, la oportunidad de exponer la política exterior y, los logros en seguridad nacional dejarán al actor Romney expuesto a su ignorancia total sobre estos temas, entonces, florecerá el subconsciente bélico a ultranza, defenderá la hegemonía de los Estados Unidos por sobre las demás naciones y, la economía de guerra será la bandera, desconociendo que esas medidas ya no operan en el mundo de hoy.
Las sanciones económicas a los países que incumplen las reglas de los organismos internacionales son más efectivas que las confrontaciones armadas, como ejemplos ahí está la debacle económica de Irán, o con otras medidas la caída de Gadafi por los insurgentes, y las revoluciones de primavera.
La labor de inteligencia, el uso de nuevas tecnologías, como los drones, han transformado el tablero geopolítico con otros métodos más eficaces para alcanzar acuerdos a favor de la paz global.
Por esto, señor Romney, ni se le ocurra tirar para el lado contrario del presidente Obama.
No encontrará eco en un país harto de guerrear…