* Que desde el primer círculo del poder y debido a errores propios y ajenos, alienten lo que parece ser una guerrilla en Oaxaca, obedece a que asistimos a la confrontación del rescoldo del México que fue, con esa nación que llega para ordenar en inglés y ver con desprecio a los habitantes originarios de la patria que se extingue. Construyen el porvenir
Gregorio Ortega Molina
Exorcizar el futuro que se cierne sobre México está difícil. Tampoco es que padezca de exceso de pesimismo. El asunto es casi bíblico. Recuerden a Abraham, solícito ante Dios, que pide el perdón de la ciudad si en ella encuentra a un justo; una sola buena noticia me regresaría del lado de los optimistas de profesión.
Partir del hecho verificable de que el piso electoral del PRI ronda 30 por ciento, significa que ese partido pudiera conservar el poder en las presidenciales de 2018, indicaría que, otra vez, la transición se pospondrá y, como ocurrió con el perdón que no alcanzaron Sodoma y Gomorra, eso equivale a negarse a abrir los ojos para dar testimonio de los estragos de la decadencia que consume a la nación. No es de origen cósmico ni divino, pero pudre y agusana, hiede.
Que los procónsules salientes de Quintana Roo, Chihuahua, Veracruz, Puebla y Oaxaca puedan retirarse en la impunidad, para disfrutar en familia de las consecuencias de los estropicios por ellos causados, es señal inequívoca de que cuando Miguel de la Madrid Hurtado denunció impunidad y corrupción a través de Carmen Aristegui, lo que hizo fue avisar que, en ese momento, era urgente revertir el proceso de decadencia, conceptuando e implementando la transición. Pero su corifeo mayor le hizo manita de puerco para que, en una carta más llena de silencios que de desmentidos, se desdijera.
Que desde el primer círculo del poder y debido a errores propios y ajenos, alienten lo que parece ser una guerrilla en Oaxaca, obedece a que asistimos a la confrontación del rescoldo del México que fue, con esa nación que llega para ordenar en inglés y ver con desprecio a los habitantes originarios de la patria que se extingue, para afianzar nuestro sitio en la historia como patio trasero del proyecto geoestratégico de América del Norte, en el que la guerra al narcotráfico sólo es un pálido referente de lo que se nos viene encima para transformar al país. Construyen el porvenir.
Esa persistente manifestación de la locura social y política, empeñada en demostrar que el presidencialismo modelado por Obregón y Calles y fortalecido por Lázaro Cárdenas es la única ruta, me recuerda la actitud de esos comunistas trasnochados, para los cuales el único camino a seguir es el por ellos elegido.
Denuncian el supuesto maoísmo de los beligerantes maestros de la CNTE, pero ocultan, como pueden, esa actitud nazi, ¿totalitaria?, que optó por una Alemania derrotada y ocupada, para posponer hasta 1989 la reunificación.
Durante lo que resta del sexenio nadie va a ceder, los actores de esta contienda poliédrica permanecerán con los ojos cerrados, porque temen ver la colisión a la que los lleva su tozudez… y su codicia. Hablan español, son mexicanos.