Sara Lovera
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de julio (Almomento MX/SemMéxico).- El trabajo doméstico, ese que no se ve, que está en el otro lado de la línea de ensamble, aporta a la economía nacional entre 20 y 30 por ciento del Producto Interno Bruto, según Luz Rodea, politóloga de la UNAM.
Este trabajo que realiza el 47.4 por ciento de las mujeres mayores de 12 años en México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), no se paga y no tiene valor social. Se le ve como parte de la naturaleza femenina.
La Procuraduría Federal del Consumidor calcula un salario de 40 mil pesos al mes, si se pagara el trabajo doméstico.
Las estadísticas, a propósito del Día Internacional del Trabajo Doméstico, que se conmemora cada 22 de julio, fue instituido por el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe realizado en Lima, Perú (1983), revelan el esfuerzo sobrehumano de las mujeres, afirmó la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Lorena Cruz Sánchez.
Para Luz Rodea, Jefa de Contenidos del portal Techo México, se estima que el trabajo doméstico no remunerado equivale al 21.7 por ciento del PIB nacional.
Aunque esta cifra suele variar entre el 20 y 30 por ciento, de acuerdo con el estudio realizado, la contribución por este trabajo que nadie ve ni paga es mayor al de las industrias petrolera o turística, ambas menores al 15 por ciento del PIB.
La especialista en pobreza en México explica que la evaluación del trabajo doméstico no remunerado se basa en la valuación de las actividades realizadas por las mujeres al cuidado de sus familias en los hogares, considerando no sólo el valor que tienen en el mercado remunerado –es decir, en cuánto se cotizan en el mercado cuando las realizan empleadas externas en servicios de limpieza, enfermería, educación, preparación de alimentos, administración, etcétera- sino en el impacto directo que tienen sobre la productividad de las personas que ellas cuidan y resultan productivas en sus lugares de trabajo.
La información de INEGI establece que en México, 85 de cada 100 personas, de 12 años o más, dedican tiempo a realizar alguna actividad de trabajo doméstico en los hogares, de ellas son mujeres seis de cada 10 (58.8 %), y a partir de los 25 años de edad las mujeres dedican más de 20 horas en promedio a la semana a los quehaceres del hogar.
Explica el INEGI que si bien el concepto de trabajo doméstico considera dos vertientes: el trabajo no remunerado y el remunerado, en ambos casos se trata de una labor invisible, sin reconocimiento social, con jornadas largas y desvaloradas.
Lo que hacen las mujeres hasta en 47 por ciento, en sus casas por sus familias ni siquiera se considera una labor con valor económico y social, sino una obligación casi “natural” de las mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) 2014 al trabajo de cuidado se dedican 33.4 horas al semana; pero el promedio es más alto para las mujeres 47.9 horas, que el de los hombres, 16.5 horas a la semana.
Del total de horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, los hombres contribuyen con 22.8 por ciento, mientras que las mujeres realizan el restante, 77.2 por ciento.
Es decir, a diferencia del tiempo dedicado al trabajo para el mercado, donde los hombres duplican el tiempo promedio a las mujeres; en el trabajo no remunerado de los hogares las mujeres de 12 años y más triplican el registrado por los varones.
El trabajo de cuidado, calificado por la ONU como sostén básico de la economía de un país, se refiere al total de horas a la semana dedicadas a preparación y servicio de alimentos para el hogar, limpieza de la vivienda, limpieza y cuidado de ropa y calzado del hogar, mantenimiento, instalación y reparaciones menores de la casa y otros bienes del hogar.
Además de compras para el hogar, pagos y trámites, gestión y administración, cuidados de personas dependientes por discapacidad, enfermedad crónica o temporal; integrantes del hogar de cero a cinco años, no dependientes; integrantes del hogar de 15 a 59 años no dependientes, e integrantes del hogar de 60 años y más, no dependientes.
Es decir esa jornada interminable que se suma a la desempeñada fuera de casa, incluso la realizada por las trabajadoras del hogar pagadas.
La participación de hombres y mujeres es diferencial según las actividades desarrolladas; las mujeres dedican más tiempo al cuidado de otros miembros de la familia (20.1 horas a la semana) y a la preparación de alimentos (13.7 horas); mientras que la única actividad donde los hombres dedican más horas que las mujeres es el mantenimiento y mejoras a la vivienda, 1.9 horas.
Devolver la dignidad
Para Yadira Sandoval, promotora de las Constituyentes CDMX, ex funcionaria capitalina, el trabajo de las mujeres en casa ha sido parte de un sistema patriarcal que es preciso alterar para devolver a las mujeres su dignidad.
Se trata de que el Estado no sólo lo reconozca sino que desarrolle políticas públicas que solucionen el desequilibrio entre hombres y mujeres, sostuvo
“Mientras no se democratice el trabajo doméstico en el hogar, mientras no se traslade la responsabilidad y la corresponsabilidad del Estado en la política del cuidado no podremos estar del todo en el espacio público si ellos no están de forma igual en el espacio privado”, expresó.
Indicó que la participación de las mujeres en el mercado laboral se ha incrementado; sin embargo, agregó, el trabajo doméstico continúa “bajo nuestra responsabilidad, las dobles y las triples jornadas laborales, llegan a ser hasta de 76 horas semanales en promedio”.
Teresa Cortés Fiesco, líder coordinadora del proyecto Autonomía Económica del Inmujeres CDMX, dijo que es importante reconocer y enfatizar el valor que tiene el trabajo doméstico no remunerado.
Pues ello “nos dice del espacio que las mujeres ocupamos, las desigualdades que se generan por estar en la casa y el no acceso al trabajo en igualdad de circunstancias con los hombres”, refirió.
La economía nacional beneficiada
Luz Rodea, politóloga de la UNAM, va más allá, los análisis que tratan de explicar la pobreza femenina “nos llevaron a este punto” cómo el trabajo de cuidado influyen en el mercado al dejar vulnerables o desatendidos a los trabajadores, obreros o estudiantes si no fueran realizados por alguien y en qué forma remunerarían las empresas a las personas que las realizan en un supuesto escenario donde las madres –o personas encargadas del cuidado- cobrarán por sus servicios.
Por otro lado, la Procuraduría Federal del Consumidor ha calculado en 40 mil pesos mensuales el pago que debiera darse a un ama de casa por todas las labores que desempeña. La cifra se obtuvo con la suma de los costos de administración de economía doméstica, limpieza del inmueble, lavado y planchado de ropa, lavado de trastes, elaboración de tres comidas familiares al día, pago de servicios, realización de trámites, jardinería, costura, reparaciones, cuidado de personas adultas mayores, enfermas, discapacitadas, infantes y bebés.
Así, la contribución íntegra que mensualmente hacen millones de mujeres a la economía de México es de aproximadamente 40 mil pesos al mes, cada una. Porque si ella no lo hiciera, habría que pagarle a alguien.
La especialista explicó que esta medición ha comenzado a ser considerada por distintos países para la generación de políticas públicas y económicas de las mujeres, así como para entender las dinámicas poblacionales.
El INEGI desde 2011 empezó a tomarlo en cuenta dentro de sus estadísticas, dijo, lo que habla de una nueva visión de cómo vivir el desarrollo en las distintas regiones de México. Habría que considerar, por ejemplo, los territorios con altos índices de pobreza donde las mujeres se dedican al cuidado de animales y cultivos, las políticas que les permiten acceder a la tierra, créditos o recursos tecnológicos, maquinaria, materia prima o los relacionados con actividades de producción.
Conversatorio en Tlalpan
A propósito de este 22 de julio, en la delegación Tlalpan, de la Ciudad de México, se llevó a cabo el conversatorio: “Cuidado de la Vida, Trabajo Doméstico y Economía del Cuidado”, en el que participaron especialistas y académicas con la finalidad de describir y materializar el esfuerzo que requiere el trabajo doméstico y crear condiciones de igualdad para hombres y mujeres.
De acuerdo con cifras del Instituto de las Mujeres de CDMX, las mujeres que viven en concubinato o unión libre y que realizan trabajo doméstico, laboran en promedio 35 horas a la semana sin obtener remuneración alguna.
Al analizar la desigualdad de género en las labores del hogar, Teresa Cortés, representante del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, expuso que el trabajo doméstico no es solo de amas de casa sino de mujeres que hacen doble jornada, con lo que “…se aviva la idea del trabajo como algo natural en la mujer y como algo de bajo nivel, por lo que ésta no cuenta con voz ni voto dentro de las decisiones que se toman en casa”.
Las especialistas coincidieron en que es necesario crear una revalorización del trabajo doméstico, así como la creación de condiciones de igualdad para hombres y mujeres que permitan el acceso a oportunidades de desarrollo integral, donde sea la mujer quien decida cómo utilizar su tiempo.
De acuerdo con Roberta Flores, académica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) Argentina, las mujeres que realizan labores domésticas carecen de tiempo y espacios que son indispensables para su desarrollo personal.
En tanto, Iván Salazar, especialista de la asociación civil Género y Desarrollo (GENDES), recalcó la importancia de fomentar la reconstrucción del rol del hombre, cambiando mentalidades, desde casa ellos deben incorporarse al trabajo de cuidado.
Al finalizar el evento se montó una exposición de imágenes que aludían a la concientización del trabajo doméstico.
AM.MX/tgl
Powered by WPeMatico