Claudia Rodríguez
Tras el perdón solicitado a los mexicanos por el presidente Enrique Peña Nieto por el error “dentro de la ley” —que alguien explique–, de poseer un inmueble groseramente millonario conocido como la Casa Blanca de Las Lomas y edificado por el Grupo Higa de Juan Armando Hinojosa, la pregunta ahora es si ya el mandatario mexicano obtuvo el perdón, está en proceso y a cuántos o a nadie le importa otorgárselo.
Peña Nieto se encontró con el momento de promulgar el paquete legislativo en contra de la corrupción y para esto su equipo cercano sintió la necesidad de que el presidente reconociera el asunto de la Casa Blanca, y hasta ahí, de enmendar, nada. Primero, pidió la renuncia de Virgilio Andrade a la titularidad de la Secretaría de la Función Pública y en horas pidió perdón por el error del inmueble millonario que dijo, en primer lugar afectó a su familia, lastimó su investidura presidencial e igual daño la confianza en el Gobierno.
Si al presidente William Clinton, en su momento, los estadounidenses le reconocieron el haber pedido perdón por mentir en el caso Lewinsky, asunto que le pudo haber costado la misma presidencia de los Estados Unidos; la verdad, a Peña Nieto parece que los mexicanos no tienen nada que aplaudirle, sino más bien reprocharle.
Cuando un mandatario pide perdón – José López Portillo, Vicente Fox, Felipe Calderón–, y ahora Enrique Peña Nieto para el caso mexicano, no es porque en realidad lo crean ellos mismos necesario, lo hacen y de manera pública, porque el momento político se los exige.
Ahora mismo, el Gobierno de Peña Nieto experimenta su peor período –y puede ponerse peor–, así que llegó el momento de la actuación política y de ostentarse como uno más de nosotros, no obstante que en los hechos, él y su familia “tan profundamente lastimada por el caso de la Casa Blanca”, sigan viviendo como verdaderos “mirreyes”.
Si el objetivo político del perdón solicitado por Peña Nieto –no se ve ninguno de otra índole–, es rescatar un poco de margen de maniobra del Gobierno para poder seguir administrando este país; la apuesta es que poco o nada se logrará.
¿Con qué objeto los cínicos piden perdón? Simple. Para poner el peso del cargo sobre quien tiene que otorgárselos.
Acta Divina… “No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el gobierno –la adquisición de la Casa Blanca. Si queremos recuperar la confianza ciudadana, todos tenemos que ser autocríticos; tenemos que vernos en el espejo, empezando por el propio presidente de la República”: Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Para advertir… La violencia no cesa en todo el país.
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