LA PRESIDENCIA DE ESTADOS UNIDOS NO ES CANCHA PARA NOVATOS.
Durante las últimas dos semanas hemos presenciado las convenciones, republicana en Cleveland y la demócrata en Filadelfia, para nominar a sus candidatos a la presidencia. Ambas, fiestas globeras espectaculares, con hartas serpentinas, carteles de apoyo a los nominados, sendos discursos de apoyo y hasta “chows” con las estrellas de moda.
En el caso de Cleveland resaltó la demagogia y el populismo. La seguridad alrededor del recinto impresionante y un centenar de manifestantes simulando un muro, en protesta por el baladí proyecto del magnate inmobiliario, de dudosa reputación empresarial, para construir una barrera a todo la largo de la frontera con México.
Los republicanos divididos, apechugaron la candidatura de Trump. Tal es su deseo de ocupar la Oficina Oval, para hacer de las suyas para ellos, jamás por la ciudadanía, por el contrario como exprimirla y encajarla en la sumisión.
Los conservadores del partido, los más resentidos no están con su candidato. La cúpula del partido fue incapaz de atajarlo-a Trump- con 16 candidatos en las primarias. Figuras como Jeb Bush ex gobernador de Florida, Marco Rubio senador por ese mismo estado y el senador por Texas, Ted Cruz, no lograron descarrilar la retórica inflamatoria de Donaldo.
El bufón número uno de los Estados Unidos, además de dividir al partido republicano, ha exaltado la xenofobia, el racismo, el odio a las mujeres, menospreciado a las personas con capacidades diferentes y a los estadounidenses. Solo una minoría, los xenófobos de siempre, quienes actuaban en la oscuridad, han visto en el a la reencarnación de Hitler.
Hillary Rodham Clinton, es la primera mujer en la historia del país en ser nominada a la presidencia. No trae todas las fichas a su favor, los habitantes desconfían de ella, su índice de credibilidad es muy bajo, similar al de su contrincante republicano. Sus dos grandes pecados, utilizar su servidor personal para asuntos de estado, el otro, el suceso en Bengasi, Libia, donde se le acusa de no prevenir el asesinato del embajador estadounidense en ese país y de cuatro oficiales más, de la sede diplomática.
También el partido demócrata está divido aunque en menor proporción al republicano, el efecto Bernie Sanders surtió efecto en el sector demócrata más progresista. El senador por Vermont, fue reelegido en tres ocasiones como alcalde de Burlington, la ciudad más grande del estado de Vermont, ha sido abierto socialista y en la actualidad es considerado socialdemócrata al estilo de los países nórdicos.
Aunque no logró el número de delegados necesarios para ser nominado como candidato oficial, el hackeo al corazón del cuartel demócrata demostró tácticas a favor de la señora Clinton, lo cual enfureció a sus seguidores y fraccionó a su partido. De no suceder la zaga del hackeo, probablemente la aceptación de su derrota hubiese sido más tersa.
El respaldo de oradores a Hillary durante la convención ha sido impresionante, personajes de la política, de la farándula, hombres y mujeres de diferentes avenidas, la han respaldado con fervor.
Entre los más destacados, el presidente Obama, su esposa Michelle quien ofreció un discurso esplendido, el vicepresidente Biden, Michael Bloomberg-independiente- 3 veces alcalde de Nueva York y, además multimillonario, cuando menos es el más rico de La Gran Manzana. La ex secretaria de estado Madeleine Albright, la actriz Meryl Streep, el ex secretario de defensa, y la lista continúa.
Su presencia en el pódium de la convención demócrata, atemperó los ánimos de los Sanderistas, en especial cuando el-Bernie Sanders-durante su intervención pidió a sus seguidores unirse a la candidata Clinton, igual comentó todos los temas progresistas nacionales afines con ella.
Los temas de los oradores fueron variopintos, sin embargo, el que más escuchamos con vehemencia fue, salir a votar. Razonable la insistencia, del total del padrón electoral solo acude a los comicios el 60% y de los latinos o hispanos el 40% aproximadamente. Estas elecciones las definirán los millennials, liberales, progresistas, hartos del sistema y, los hispanos por temor a las barbaridades que podrían ocurrir de llegar a la Casa Blanca el magante inmobiliario.
Hoy será la gran noche de Hillary. Aceptará oficialmente la candidatura a la presidencia de los estados unidos por el partido demócrata.
A partir de mañana con la resaca de la convención, inicia la larga espinosa carrera hasta el día de las elecciones el próximo noviembre. Seguro con zancadillas, nuevas historias de desprestigio para los candidatos, más las paranoicas ocurrencias del candidato republicano que tanto partido le sacan los medios.
Las encuestas nacionales al día de hoy muestran un empate técnico. Hillary con 42.7% y Trump 41.8%. Sin embargo, los expertos en sondeos favorecen a la candidata demócrata para llegar a la Casa Blanca con 68%, y a su contrincante con 32%.
Este índice tan favorable a Hillary se debe al gran andamiaje que ha construido a todo lo largo y ancho del país su equipo de campaña, asignatura, la cual, su contrincante, no se ha preocupado.
Lo mismo su nulo pasado político, la ignorancia sobre la geopolítica global es galopante y peligrosa, imaginar que un neófito tenga la posibilidad de desatar una conflagración mundial, solo porque ese día algún dirigente de algún país le cayó mal. You’re fired! ¡No!…
La Casa Blanca no es para novatos.