Joel Hernández Santiago
Han tenido que transcurrir meses, semanas y días desde el 16 de junio de 2015 –cuando Donald Trump apareció en la escena política de Estados Unidos como aspirante presidencial–, para que el desasosiego inicial se transforme en azoro y de ahí al enojo que ya son indignación y repudio de muchos en el país de Oz e, incluso, fuera de éste…
Trump se ha convertido en el ave de mal agüero para el futuro de EUA, y pocas veces –o nunca antes– ha ocurrido que en un proceso electoral, tanto demócratas como republicanos unan la voz para descalificar al hombre que en un corto lapso despertó odios, racismo, desprecio, xenofobia, beligerancia entre muchos allá, que aún le siguen…
Y como el Flautista de Hamelin, Trump, el candidato republicano a la presidencia de uno de los países más poderosos del mundo sigue su marcha porque su tarea es la de llevar al precipicio a sus votantes y aun a quienes no votarán por él, pero que pagarán el pato por la ceguera de muchos.
Pero, asimismo, hombres y mujeres que han construido un imperio económico y político mundial ya comienzan a anunciar ¡Peligro! y toman posiciones y asumen responsabilidades.
El primero de agosto, el influyente periódico The Washington Post publicó un artículo del analista Robert Kagan: “Hay algo muy equivocado con Donald Trump”. Ahí, se sorprende que los líderes del Partido Republicano hayan puesto su confianza y la confianza del partido en un hombre “con desordenes de personalidad … Dejemos –dice el autor– que profesionales determinen exactamente cómo llamar a esto”. ¿Locura?
El 3 de agosto, la representante demócrata por California, Karen Bass fue por el mismo rumbo: “Donald Trump es un peligro para el país” Y censuró la falta de control sobre sus emociones y su extrema impulsividad. Y más, sugirió que el empresario se someta a exámenes psiquiátricos.
Antes, el presidente demócrata Barack Obama dijo el 2 de agosto que “Donald Trump no es apto para ser presidente”. Y pidió explicaciones a los líderes republicanos por las declaraciones y acciones de su abanderado presidencial: “Si repetidamente dicen de forma vehemente que Trump es inaceptable ¿por qué le siguen dando su apoyo? Tiene que haber un basta” concluyó Obama.
Y por si esto no fuera suficiente, no hace mucho políticos del Reino Unido deploraron declaraciones de Trump en su contra y la Unión Europea mostró disgusto al dicho del neoyorkino de que si llega a presidente suspenderá el apoyo a la OTAN…
El 2 de agosto el presidente francés François Hollande criticó los comentarios “nauseabundos” de Donald Trump contra la familia de un soldado musulmán estadounidense, muerto en Irak…
Pero Trump sigue en lo suyo: no fue suficiente con la lluvia de críticas de demócratas y republicanos por el agravio que hizo a la familia de un soldado musulmán, nacionalizado estadounidense y que murió en Irak en 2004. En este punto Trump fue demasiado lejos, tocó uno de los puntos más sensibles del nacionalismo estadounidense…
Y aún más: decidió no dar su apoyo a dos de los republicanos más emblemáticos de su partido: la reelección del presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan como tampoco al senador John McCain, héroe de guerra y muy respetado legislador. Otros republicanos, como Richard Hanna, han dicho ya que no votarán por Trump, y que votarán por Hillary Clinton.
Y más de todo lo que ocurre al fenómeno Trump: Meg Withman, la súper poderosa presidenta de Hewlett Packard, donante histórica republicana, dijo públicamente que esta vez dará su donativo a Hillary Clinton porque nunca apoyaría a quien “ha explotado el odio, la xenofobia y la división racial; un demagogo, imprudente y mal informado: Su pulso tembloroso –el de Trump- podría poner en peligro nuestra prosperidad y seguridad nacional”, dijo la empresaria.
Trump ya se peleó con The New York Times; con The Washington Post, The Huffington Post, Des Moines Register, Político y Univisión, entre docenas de medios más. Sólo a alguien en verdad desquiciado se le ocurre pelearse con la gran prensa estadounidense, por la menor crítica.
Este es el momento en el que la razón debe ganar a la pasión y enloquecimiento de muchos allá. El riesgo que ya perciben los estadounidenses es un riesgo mundial y que países como México habían advertido. Es tiempo aun para que los Republicanos estadounidenses decidan si siguen con Trump o no. Y si siguen con él, saben que si es presidente habrá un peligro mortal, incluso para ellos.