Claudia Rodríguez
Cuando el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, admite que no existe ni de manera remota, el que se suspenda el programa de fotomultas que se aplica en la capital del país, se advierte el arriesgue político de Mancera, quien muy bien sabe el costo electoral que esto puede tener en sus decisiones futuras en ese terreno, pero también se denota su coherencia en cuanto al objetivo del propio esquema en pro de la seguridad no sólo de los capitalinos, sino incluso de todos quienes de distintas formas transitan por las vialidades del territorio que él administra.
La semana anterior, el gobernador priista del Estado de México, Eruviel Ávila, suspendió las foto infracciones de manera temporal, sobre todo a quienes en la entidad circularan a exceso de velocidad de acuerdo a los límites marcados en cada vialidad para los vehículos particulares pero no para el transporte público.
No obstante que el propio Ávila reconoció la eficacia del llamado programa “Límite Seguro” que de acuerdo a las estadísticas del gobierno mexiquense redujo el número de accidentes, también señaló que este programa había provocado grandes molestias entre la ciudadanía. La verdad es que el mandatario mexiquense contrario al de la Ciudad de México, no quiere aminorar las posibilidades positivas de su propio futuro político y el de la pertenencia del poder político y económico del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sobre el Estado de México.
Para algunos automovilistas es molesto tener que observar los límites de velocidad que disponen las autoridades y más si se es multado por rebasar dichos máximos, pero todo mundo debe estar cierto que la molestia mayor es enfrentarse a un accidente en donde haya heridos o vidas que lamentar.
Lo más triste de todo, es el comportamiento que la gran mayoría de los automovilistas observan ante estas disposiciones encontradas sobre máximos de velocidad entre entidades colindantes: una vez que se liberó el límite de velocidad en el Estado de México, solamente en el segundo piso del Periférico, se observan vehículos que desarrollan velocidades extremas, pero antes de pasar por las cámaras ubicadas en la demarcación de la Ciudad de México llegan a frenarse igual de peligrosamente como sus velocidades extremas.
Sí necesitamos educación vial los mexicanos, pero no tanto que nos la impongan, sino apropiarnos de la misma.
Hay quienes critican a Mancera por tratarnos como niños en el aspecto de la movilidad en la capital, pero admitámoslo, aún necesitamos que estén tras de nosotros para decirnos cómo hacerlo. Y aunque con seguridad no somos niños, sí requerimos educarnos como sociedad y tener empatía para con los otros; reconocer y advertir de los riesgos que nuestra imprudencia puede provocar no sólo para nosotros, sino incluso para terceros.
Mancera no es el “malo” y Eruviel el “bueno”. No es maniqueísmo. Es responsabilidad y congruencia.
Acta Divina… “Debido a que soy un gobernante que sé escuchar, que sigo las redes, que las uso para gobernar, para servir, para hacer el bien. Hoy les rindo cuentas y sensible a esta preocupación de los mexiquenses anunciamos la suspensión por tiempo indeterminado del programa Límite Seguro a través de las fotomultas”: Eruviel Ávila, mandatario del Estado de México.
Para advertir… Ay… ¡Cuánta miel priista!
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