* Asegurar que no habrá cacería de brujas, que la corrupción, los latrocinios, los abusos de todo tipo tapados por la impunidad serán perdonados, desde el punto de vista electoral equivale al cállate chachalaca endilgado a Vicente Fox
Gregorio Ortega Molina
Confunde y se confunde a él mismo AMLO, con su hipócrita declaración sobre el borrón y cuenta nueva. Quiere, necesita mimetizarse con esa parte de la sociedad que todo le tolera y perdona a EPN.
Olvida, el mesías tropical, el usufructuario de La Chingada y del membrete de Morena, que los asuntos políticos son entre seres humanos, en los que no hay espacio para la divinidad, mucho menos para los profetas, pues de lo contrario los gobiernos resultan en teocracias, en ese absurdo del Estado Islámico, que lo mismo impone velo en los rostros, que en los órganos genitales y en las conciencias. La infibulación es una de sus manifestaciones más perversas.
Asegurar que no habrá cacería de brujas, que la corrupción, los latrocinios, los abusos de todo tipo tapados por la impunidad serán perdonados, desde el punto de vista electoral equivale al cállate chachalaca endilgado a Vicente Fox.
Muestra, con esa metida de pata, su flanco cristiano, y, es necesario advertirlo, los feligreses de esas manifestaciones religiosas no son aptos para gobernar, se solazan en dividir y destrozar familias; supongo que lo mismo harán a las naciones en las que pudieran convertirse en mayoría o en gobierno.
Mi aserto no es gratuito. Cristianos han destruido la unidad de asambleas familiares de mi entorno. Pero antes, muchos años antes, Patricia Highsmith, en Gente que llama a la puerta (1984), avisa sobre “la atmósfera de creciente fanatismo religioso, la lenta invasión del hogar de los Alderman por una gente que llama a la puerta ofreciendo sus folletos para una vida mejor. Narra de los esfuerzos del padre para llevar a su familia por los senderos del bien, el triunfo de la hipocresía de quienes manipulan la idea, la presencia de Dios, para hacerse con la voluntad de los seres humanos y destruirlos”.
No es un asunto menor el de una religión convertida en gobierno. San Agustín nos refiere a la Ciudad de Dios, imposible a menos de que se conceptúe y edifique para la vida después de la vida terrenal, para ese mundo espiritual que es totalmente ajeno a las guerras humanas por el poder.
Además, salirnos con el domingo siete de perdonarlo todo. ¿A nombre de quién? ¿Lo consultó con la sociedad, o lo iluminó el Innombrable?
Aunque es posible que AMLO se haga con el poder, contrario a lo que puede anticiparse con Donald Trump, hará todo por demostrar que existe una conjura internacional y un plan diabólico para impedirle convertirse en el presidente del México de los buenos, capaces de perdonarlo todo.