El tiempo en Tamalville paracía expardirse y contraerse, como un queso chicloso. Después de algun suceso horrible, todos los tamales se expandían en reacciones y reclamos; YA ESTAMOS HARTOS. Pero luego de pasado un tiempo, todos los tamales se contrian, para volver a ser así los mismos chingados de siempre; el circulo de sus vidas. Pero… ¿acaso todo fue siempre así en Tamalville? Se puede decir que sí.
Llevaban en sus entrañas algo así como un código genético. Todos los tamales estaban hechos con la misma masa, hasta los que no llevaban carne por dentro. Así que… ninguno de todos ellos podía pensar o actuar distinto, todos habían nacido para solo chingar, o para solo ser chingados. Y obviamnente que ellos no tenían conciencia de todo esto, no podían darse cuenta, en lo absoluto.
El tiempo en Tamalville era algo inexistente. Todo había sido la misma chingada porquería, desde que todos ellos fueron conquistados por una masa diferente, una masa que había venido desde muy lejos. Esto había sucedido hace ya unos 300 0 400 años; ¡a quién chingados podía importarle la exactitud! Unos años más, o unos años menos, daba lo mismo. Así pasaran un millón de siglos más, aquellos chingados tamales jamás cambiarían. Ah, ¡qué horrible destino el de ellos! Pero… ¿acaso todo fue siempre así en Tamalville? Se puede decir que sí y no.
En algún lugar perdido de Tamalville, un tamal había nacido defectuoso o enfermo. Había nacido siendo tamal, pero no pensaba como tal. Se puede decir que venía siendo “el antitamal”. Un chingado tamal que todo el tiempo estaba triste y deprimido, por ver cómo su chingado pueblo iba en decadencia, cada día más y más. ¡Qué tortura más grande era la existencia de este pobre chingado tamal!
Él, que podía darse cuenta de todo, no sabía cómo escapar de su triste destino. Aparte de que sabía de que no importaba lo intentase o no, jamás lograría hacer despertar o cambiar a miles de millones de chingados tamales. Porque bien sabía que en Tamalville LA VIDA NO VALÍA NADA. Justo como lo cantaba en una de sus tantas canciones un ídolo del folclor tamalero. Aquí en mi Tamalville, LA VIDA NO VALE NADA… y se mata al que no sabe chingar, y se respeta al que chinga, por eso, aquí en mi Tamalville, LA VIDA NO VALE NADA.
Tamal, ¡abre tus ojos! Chingado enfermo, ¡ya todo pasó! Levantate ya, y largate a luchar por lo que tanto anhelas. El dolor en toda tu masa ya no volverá a doblegarte. Chingada masa estúpida, olvida ya todo lo perdido… Olvídate ya de Tamalville, ¿que no ves que no son ellos los que están enfermos, sino tú? No, no… ¡Noooooooooo!
El tamal enfermo se despertó con un sobresalto, y enseguida se dio cuenta de que estaba soñando. En su sueño, una voz le había dicho y repetido todas estas cosas, muchas veces. Ah, ¡pobre chingado tamal! Otra vez estaba soñando la misma pesadilla de casi todas las noches.
¿Qué es lo que voy a hacer?, se preguntó aquel chingado tamal enfermo. He perdido toda una vida luchando contra mi mismo, y sufriendo, viendo cómo mi chingado país se chinga más y más, y todos, en vez de… El tamal dejó enseguida de pensar, porque se había dado cuenta de lo absurdo que era tratar de cambiar algo que no tenía remedio ninguno.
Yo soy el que es-tá mal, no ellos, enseguida pensó. ¿Entonces qué hago? ¿Me mato? ¿Acaso esta es la única opción que me queda para ya dejar de sufrir por este chigado país? ¡No lo logro entenderlo! ¿Por qué? ¿Por qué estos chingados tamales aman estar chingados y chingarse entre ellos? ¡Por queeeeé! Ya toda una vida he desperdiciado, tratando de descifrar sus chingadas mentalidades, y ni aun así he querido darme por vencido.
¡Por queeeé! ¡No lo logro entender! Tamal mío, ¿por qué no me hiciste como ellos? ¡Por queeeé! Si estoy hecho con la misma masa que están hechos todos ellos, ¡por qué entonces no puedo sentir, pensar y actuar como todos ellos…!
CONTINUARÁ….