Para cualquier albañil de media cuchara que se consulte, las cuentas de los contratos asignados por adjudicación a los empresarios favoritos de Los Pinos, nada más no cuadran. Ni “checan”, añadiría un contador de medio pelo. Los abusos y exageraciones, los presupuestos que se inflan constantemente en los costos, son, simplemente inauditos.
La proliferación de constructores, habilitados y premiados en el círculo íntimo del llamado Presidente es el boom de la temporada, a partir de la llegada al poder de tolucos y pachuquitas. Es tal la exclusividad y selectividad de los que reparten esa piñata, que hasta la ex aliada e inventora de la imagen de EPN, Televisa –que va por lo que queda de ICA– ha pedido a sus filiales estadunidenses saquen a la luz diversas investigaciones, antes impensables.
Dicen que es un pleito entre “gigantes”. Lo real es que es un enfrentamiento chusco entre intereses mezquinos que succionan del presupuesto público los impuestos que tanto nos cuestan pagar al fisco. Total, ya sabemos adónde van a parar.
Carlos Slim da la cara por Juan Armando Hinojosa
Cuenta a sus amigos el constructor favorito de Los Pinos, Juan Armando Hinojosa –uno de ellos, el abogado Ulrich Richter, quien lo platica a voz en cuello–, que no ha mucho lo invitó Carlos Slim a visitar la obra del enorme edificio que construye en Paseo de las Palmas, en la capitalina Lomas de Chapultepec. Y que ya por ahí de las cinco de la tarde, con un hueco en el estómago, el magnate de las telecomunicaciones invitó a quien da la cara por la paraestatal Higa a comer. La sorpresa fue que los platillos ¡eran de Sanborn’s!
No fue esa la única vez en la que el Hinojosa y Slim se reunieron. Otra de las ocasiones fue a bordo del yate del mexicano-libanés, fondeado en el Mar de Cortés, en la que se habría platicado de una compra-venta de activos de Higa, porque quién sabe cómo le iría al tamaulipeco después de 2018, si sus socios no lo dejan blindado. Mejor vender y ¡a otra cosa, mariposa!
No resulta raro, por eso, que el resultado de la licitación –dada a conocer el último viernes– para la construcción de la pista 3 del nuevo aeropuerto internacional para la CDMX, haya favorecido exactamente a las mismas empresas que, en grupo, “ganaron” la licitación para la construcción del Tren de Alta Velocidad México-Querétaro, proyecto suspendido posteriormente: Cicsa, GIA+A, Prodemex y La Peninsular, propiedad, respectivamente, de Carlos Slim, Hipólito Gerard, Olegario Vázquez Aldir y Carlos Hank Rhon. Les repusieron la inversión.
Mismo grupo, sí. En el que ya no aparece, encabezándolo, Juan Armando Hinojosa, pero sí, sustituyéndolo, Carlos Slim. Sombras, ausencias y relevos son elocuentes, ¿o no?
Museo del Barroco poblano, la voracidad a todo su esplendor
La voracidad de Higa también es obvia. Entre la gente de a pie, por ejemplo, no puede pasar desapercibido que, mientras la nueva sede del Museo Whithney de Arte Estadunidense, en carísimo terreno del corazón de Manhattan –obra del reconocido arquitecto Renzo Piano– haya costado 422 millones de dólares, tenga casi el mismo precio…
… que el Museo del Barroco, construido sobre un andurrial aledaño a la capital camotera, Puebla, por cesión gratuita del gobierno de Rafael Moreno a la paraestatal peñanietista Higa, tenga un costo de 7 mil 500 millones de pesos, cifra casi igual al costo del inmueble del monumento artístico neoyorkino.
De los costos de remodelación del monumental Museo Guggenheim de la Gran Manzana, mejor ni hablamos. También palidecen frente a los del famoso Museo del Barroco poblano. Un asalto en despoblado, perpetrado para favorecer los intereses económicos y electorales de EPN y de Rafaelito Moreno.
Obviamente, se trata de las mismas cuentas y del mismo cuento. Inflar constantemente los presupuestos y costos de obras, para que los únicos ganones sean los constructores predilectos. Hacer algo es lo que menos importa. Lo realmente importante es la reventa, la intermediación, el coyotaje, el subcontrato, el moche descarado, pues.
Moreira y Sandoval, gestores de Higa ante El Bronco
Así pasó con el faraónico Mega Acueducto Pánuco – Monterrey, acerbamente criticado por la opinión pública por lo escandaloso de su costo, pero que como usted y yo comentamos hace tiempo, ha recibido la luz verde, gracias a poderosas gestione$ y arreglos entre el gobiernito federal, el “independiente” Bronco regiomontano, ICA y gestores de Higa, entre los que se encuentran el impresentable ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, y el todavía mandatario estatal de Nayarit, Roberto Sandoval.
Así pasó también con las obras súper infladas del tren bala México -Querétaro, adjudicadas a la paraestatal Higa y a la Constructora y Edificadora GIA + A, propiedad de Jerónimo e Hipólito Gérard Rivero, cuñados de Carlos Salinas de Gortari y del director de Pemex, José Antonio González Anaya, que causaron un borlote internacional, por la pésima jugada, y un daño patrimonial a los constructores chinos.
De la mano de Salinas de Gortari, ¡a cuadro los Gerard!
Los Gérard Rivero han sido escandalosamente beneficiados por adjudicaciones a modo, por obras donde emplean baja calidad de materiales y donde cometen toda clase de excesos, infladas por valor de muchos miles de millones de pesos durante el llamado sexenio peñanietista.
A pesar de que son concesionarios de Ford, Honda y Peugeot, los ingresos en el ramo automovilístico son ínfimos, si se comparan con los que tienen y tendrán con los contratos en administración hospitalaria, que les garantizan como mínimo, 25 años de ingresos y confort. Por algo son cuñados de Carlos Salinas de Gortari.
Además de los que puedan significarles las adjudicaciones de la subasta petrolera de la Ronda Uno –en realidad, una entrega de soberanía nacional–, que los premió a ellos y a sus socios Sierra Oil & Gas, Talos Energy, EnCap Investments y Premier Oil, con los mejores territorios petroleros mexicanos que les fueron cedidos a costos y posturas ridículas.
Y ahora, como cereza del pastel, los Gerard –es decir, Carlos Salinas– ¡ya se asoció con Higa!
Y ahora Salinas de Gortari es “facilitador” de constructores
En efecto, la constructora paraestatal Higa ya es todo un holding. En su Consejo de Administración están representadas 37 empresas entre las que hacen fila para ser favorecidas con las adjudicaciones escandalosas de EPN. Incluidas, claro, las fantasiosas del Mega Aeropuerto capitalino, que son todo un bocado de cardenal. Un sueño guajiro para los constructores, socios y, sobre todo, para los amigos del muchachito de Atracomulco.
Carlos Salinas de Gortari, oficialmente representante de los intereses de la constructora de sus cuñados Gérard Rivero, ha tomado el mando en el Consejo de Administración de Higa. Ya se montó en ese cuaco. Y como el diablo, que tiene la virtud de “que nadie lo vea llegar”, ha tomado posesión de su nuevo cargo: “facilitador” de constructores. Por lo visto, está en su elemento, en el centro de su caldo.
Otro favorito, José Miguel Bejos, “el caddie” de Peña Nieto
Rivaliza en mañas con otro afiliado al holding paraestatal del muchacho entecado de Atracomulco: la portuguesa Mota-Engil, cuyas acciones internacionales se han disparado, gracias a que desde mayo del 2014, el peñanietismo le adjudicó la súper carretera México – Tuxpan, aunque digan que oficialmente la construyó ICA (aliada con Higa en el rubro de renta de maquinaria)…
… y en el grandioso proyecto que conectará a la Huasteca y al centro de Veracruz, mediante el trazo Ozuluama – Poza Rica – Ciudad Cardel. Miles de millones de dólares que han relanzado en las Bolsas de Valores a Mota- Engil, que ha obtenido esos contratos por 30 años. Apadrinada por los contactos que ha hecho José Miguel Bejos, apodado por los envidiosos del ramo como el caddie de Peña Nieto, en cuanto juego de golf participa el toluco.
José Miguel Bejos es el inseparable de Peña Nieto. No se le despega nunca. De sangre le viene al galgo. Es hijo de Alfredo Miguel Afif, dueño de otro holding, la Compañía Inversora Corporativa, que agrupa a varias empresas que controlan sus hijos y sobrinos. Han recibido cientos de millones de dólares en contratos con el llamado gobierno federal y el del Estado de México. Todo queda en familia.
Después de dos sexenios aciagos, durante los cuales Alfredo Miguel fue sometido y sentenciado en Idaho, E.U., por reclamos judiciales de pésimas obras y fraudes a Pemex, el constructor se ha reposicionado con sus empresas familiares, como el mayor contratista de helicópteros y aviones para uso personal de los directivos ¡de Pemex! Así, como suena.
No ha sido gratuito. De alguna manera había que pagarle a Alfredo Miguel Afif. Fue el que se prestó para “rentar” la casa de transición de Peña Nieto en Lomas de Chapultepec. Obviamente, está de regreso a las “grandes ligas”.
Y, gracias a su brillante desempeño como caddie presidencial, José Miguel Bejos, que constituyó su fantasmal constructora apenas en agosto del 2011, su Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestructura –Prodi–, ha sido beneficiado por cientos de millones de dólares, en sociedad con Mota-Engil, el “sorprendente” conglomerado portugués.
Peña subasta nuestro futuro a los peores postores posibles
Peña Nieto y sus socios forman una verdadera pandilla delincuencial de maleantes. No importa que no hayan hecho una sola obra de consideración que se atribuya en su planeación y ejecución a este sexenio fallido.
Eso a ellos no les importa. Lo jugo$o está en las operaciones de intermediación y coyotaje. Las rentas de costosísimos aviones y helicópteros para el confort de los fruncionarios, el cuento chino de la administración hospitalaria, la reventa de contratos inflados con autorización oficial, para que el que venga atrás arree, el padrinazgo de constructoras extranjeras que se caen con sus moche$.
Con una sola condición :que salpiquen p’arriba, sin respingar. Las firmas oficiales se obtienen en las guarapetas y excesos de todo tipo que se realizan en los exclusivos campos de golf –y hoteles adyacentes–, donde el llamado Presidente se quita el estrés y donde aprovecha para subastar a los peores postores nuestro presente y futuro, y el de los hijos de nuestros hijos.
Y todo esto, ¿no tiene reproche ni castigo?
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: El presidente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, acusó que en la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México impera el contratismo, la corrupción y las ganas de robar. Cuestionó que entre los ganadores de la construcción de dos pistas estén los empresarios de siempre. Para la pista 2 ganó el consorcio formado por Coconal, de Héctor Ovalle, y Constructora y Pavimentadora Vise, con una oferta de 7 mil 926 millones 299 mil 964 pesos. En el caso de la pista 3, el consorcio está formado por Cicsa, de Carlos Slim; GIA+A, de Hipólito Gerard; Prodemex, de Olegario Vázquez Aldir, y La Peninsular, de Carlos Hank Rhon, con un contrato de 7 mil 359 millones 204 mil pesos. Salvo Cicsa, todas estas compañías habían formado parte del consorcio que, en noviembre de 2014, se adjudicó la construcción del proyecto del tren rápido a Querétaro, que fue cancelado por el Gobierno federal. De acuerdo con un comunicado de prensa, López Obrador criticó en especial la adjudicación de la tercera pista. “Están los mismos de siempre, como los empresarios: Carlos Slim y Jerónimo Gerard (cuñado del priista Carlos Salinas), así como Carlos Hank”, dijo en Escobedo, Coahuila, en una “asamblea informativa” de Morena.
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