* El último 23 de agosto Standard & Poor’s revisó a la baja la perspectiva para la deuda de México, de estable a negativa. Luis Videgaray Caso ha colocado al país en situación similar a la que condujo a la renuncia de Jesús Silva Herzog Flores
Gregorio Ortega Molina
En cuanto se entra al tema de la economía doméstica, a los responsables de esa área en el gobierno se les atraganta la verdad. Las cifras se les convierten en bocado podrido, aunque para ellos su futuro, propio y personal, les sonría.
Lo cierto es que hoy el crecimiento económico es menor a cero. La bolsa puede estar en las nubes, sus cifras están respaldadas por papel, que arde a los 451 grados Fahrenheit.
El verdadero desarrollo, sólo respaldado por la proliferación y mejor calidad de los servicios, por una pujante producción industrial y una creciente agroindustria, hace agua por todos lados. Ni siquiera el diseño y elección de las Zonas Económicas Especiales, o el supuesto atractivo de las reformas estructurales, traen dinero a las arcas nacionales.
Durante la última semana de agosto la presidenta de la Fed, Yanet Yellen, afirmó ver argumentos más sólidos para un alza de tasas de interés en su país, lo que de inmediato se tradujo en apreciación del dólar, y devaluación de la mayoría de activos de riesgo; el peso mexicano en operaciones libres en ventanillas bancarias, parece encapsulado en montaña rusa. Adiós a la estabilidad doméstica. Ya nadie defiende el peso como perro.
Las calificadoras internacionales ven una perspectiva negativa sobre la deuda pública de México, percepción que -según Gabriela Schiller, directora de Análisis Económico-Financiero de Base- se agrava ante la posibilidad de que la Fed suba su tasa de rendimiento entre septiembre y diciembre.
Por lo pronto, el último 23 de agosto Standard & Poor’s revisó a la baja la perspectiva para la deuda de México, de estable a negativa. Luis Videgaray Caso ha colocado al país en situación similar a la que condujo a la renuncia de Jesús Silva Herzog Flores.
Obvio que pueden continuar con el maquillaje de las cifras de la inflación, que junto con las del decrecimiento crean un cóctel explosivo denominado estanflación. Pero, ¿qué les preocupa? Todo indica que la idea era dejar al país postrado, para que sus nuevos dueños lleguen a comprar barato, como mercancía promocionada en ventas de pánico, porque ya nadie resiste la extorsión de la delincuencia organizada, la corrupción de unos o muchos administradores públicos, la inseguridad jurídica y las huellas indelebles de la violencia, que se muestran como desapariciones, no únicamente como reguero de sangre. Allí están las fosas clandestinas.
Pero ellos se refugiarán en esas propiedades que tanto daño hacen a su imagen, aunque fueron pagadas con el honrado sudor de su frente, ¡faltaba más!