Claudia Rodríguez
Más allá de que el presidente Enrique Peña Nieto primero comparara el discurso de Donald Trump con el de Hitler y Mussolini; y de que más tarde invitara al propio Trump a México y lo recibiera en Los Pinos dándole trato de Jefe de Estado; la mayor preocupación es el endurecimiento progresivo de la política migratoria de Estados Unidos hacia México y otros países de Centroamérica y Sudamérica.
Estamos muy inquietos por la construcción de un muro entre la frontera del poderoso Estados Unidos que nació pigmeo pero que pronto se convirtió en un coloso como vislumbrará el Conde de Aranda a Carlos III de España, hace más de dos siglos… No obstante, los muros y las barreras ya existen.
La construcción de cercas electrificadas y vallas, se ha venido presentando en la frontera entre el vecino del norte y nuestro país, se ha mantenido a lo largo de los últimos 25 años, sin que esto claro, deje de ser un asunto que friccione la relación bilateral existente.
Sí hoy Trump tiene como gran promesa de campaña presidencial de los Estados Unidos que pagaremos los mexicanos la edificación de un “gran muro” según su compromiso; antaño otros candidatos han hecho la misma promesa y lo han ido consiguiendo edificar de a poco esa barrera.
Desde inicios de la década de 1990 Estados Unidos ha construido en diferentes etapas, cercas y muros de alta tecnología en su territorio, en poco más del 30 por ciento del total de los tres mil 185 kilómetros de frontera, sobre ríos, montañas y desiertos. Estas estructuras fuertemente vigiladas además, se encuentran puntualmente en los lindes con México en los estados de la Unión Americana en California, Arizona, Nuevo México e incluso en zonas urbanas por donde corre el Río Bravo, por los estadounidenses nombrado como Big River.
Es cierto que lo que propone Trump es mucho más agresivo, radical y ominoso, incluso con el movimiento de cruces legales que se dan en la frontera, pues se ha comprometido también a una revisión de visas otorgadas a todos quienes vivamos al sur de su frontera.
El hecho es que con Trump o sin él, incluso con la candidata Clinton como ha sido con sus correligionarios del partido demócrata que han llegado a la Presidencia de los Estados Unidos, las murallas para la frontera con México, así como las deportaciones masivas son asunto progresivo y seguro no habrán de parar.
Acta Divina… “Yo espero que realmente quepa entre el electorado de allá, la prudencia, la mesura y al final de cuentas resulte un Gobierno con el que mantengamos, como hasta ahora lo hemos hecho con el gobierno de Estados Unidos”: Enrique Peña Nieto, presidente de México.
Para advertir… Y el primer imprudente: Peña.
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