Claudia Rodríguez
Por más que desde la Presidencia de la República nos quieran contar la historia de las causas y consecuencias de la irrupción del candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump a México, la lectura para mis lectores es la siguiente:
1. Barack Obama sí le hizo un reclamo al Gobierno de México por la ocurrencia consumada o la “proyección visionaria” de pensar que sería positivo en todos sentidos conversar con el candidato Trump aquí en el país y en la residencia oficial de Los Pinos.
2. Con todo y que desde la Presidencia se trabajó de manera intensa en China durante la reunión del G-20 para que en imagen, los mexicanos creyéramos que el presidente de Estados Unidos no tenía nada que reclamarle al mandatario mexicano por el asunto “Trump en México”, el hecho es que el mismo Obama solicitó que Peña Nieto se sentara a su diestra en la cena de cierre de trabajos de la cumbre del G-20.
3. El reclamo de Obama fue tan severo, que ya conocemos todos los últimos resultados y el impacto directo en el gabinete de Peña Nieto, al grado que tuvo que correr, o para enunciarlo de manera elegante: Peña Nieto tuvo que pedir la renuncia de Luis Videgaray a petición injerencista del Gobierno de Estados Unidos como primero el Gobierno mexicano está influyendo en la elección presidencial de nuestro vecino del norte.
4. Ya planchado el que Videgaray quedara borrado del Gobierno mexicano, fue cuando la mañana de este mismo miércoles 7 de septiembre, la embajada de los Estados Unidos en México, emitió un comunicado señalando puntual: “Las relaciones entre nuestros gobiernos han sido y continúan sólidas y productivas”.
5. Los medios como The Guardian, CNN y Reuters también señalaron que el adiós de Videgaray, es sin duda, la participación del mismo en un asunto de diplomacia para traer a Trump a México.
6. Del funeral político de Luis Videgaray, en la forma, ya vimos también las caras largas, las muecas convexas y escuchamos la voz triste, desconsolada de Peña Nieto, pero:
Primero, José Antonio Meade como titular de Hacienda, seguirá la misma política económica en materia financiera y fiscal, marcada ya por Videgaray, y que tiene a millones de mexicanos con carencias, deudas y angustias.
Segundo. Con Luis Videgaray fuera del escenario político, la candidatura presidencial se dibuja más hacia el mejor priista posicionado en las encuestas y quien no es precisamente del agrado de Peña. Sí, Miguel Ángel Osorio Chong, estaría en la boleta electoral del 2018.
Y tercero.
Si con todo, Peña se resiste a designar a Osorio como candidato y se inclina por otro que incluso no sean ni el titular de Educación Aurelio Nuño ni Meade; con las designaciones de ayer miércoles en su gabinete, no es descabellado que Luis Miranda ahora al frente de Desarrollo Social, se coloque como el “caballo negro priista” hacia las próximas elecciones presidenciales, porque dicen los que saben de la amistad de Miranda con Peña, ésta es entrañable y de importante dosis de influencia en asuntos políticos de toda índole.
Acta Divina… El presidente Enrique Peña Nieto destacó logros durante la gestión de Videgaray al frente de la SHCP, principalmente la reforma hacendaria. Afirmó que su papel, “ha sido clave en la reforma financiera, que permitió incrementar el crédito en la economía”.
Para advertir… ¿Reaparecerá Videgaray o lo vetó el Gobierno de Estados Unidos en todo cargo público?
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