Claudia Rodríguez
Vaya que hay diversos puntos que analizar del Paquete Económico para el ya muy próximo 2017 presentado por Hacienda a la Cámara de Diputados.
Por supuesto que llaman la atención los recortes en sectores como educación en medio de una controversial Reforma Educativa “sin pies ni cabeza”, así como salud, infraestructura y la ya tan golpeada petrolera.
Pero lo que no deja de ser atroz, indignante, un despilfarro y un robo, sí, un atraco a todos los mexicanos; es que con la mano en la cintura se sigan destinando de manera desorbitada, millones de pesos a prestaciones suntuarias de funcionarios, jueces, legisladores y gobernantes.
Se ha destinado poco más del 30 por ciento del presupuesto en el proyecto de Hacienda a salarios de compensación, prestaciones, seguridad social, automóviles, telefonía y hasta alimentos para la alta burocracia.
Se pensaría que es justo en lo suntuario y en los elevados salarios en dónde se aplicaría el recorte presupuestal para 2017 en el orden de 240 millones de pesos, pero no, esos rubros son intocables.
En este país, sí aplica que el que reparte, se queda con la mejor parte.
Sólo hay que advertir como ejemplo, que respecto al presupuesto de 2016 la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) dependiente de la Secretaría de Educación Pública, tuvo un recorte a su gasto asignado, que de manera obvia redundó en la producción de libros de texto que se reparten en todas y cada una de las primarias y secundarias de este país, incluso en las de matrícula privada.
A principios de agosto de este año, la Conaliteg reportó que faltaron por producir al menos 30 millones de libros de texto gratuitos y las guías de profesores correspondientes por dos razones: menor presupuesto asignado y el aumento de la paridad peso-dólar.
¿Qué sucede hoy en las escuelas, con los alumnos y aún con los padres de familia por que unos niños sí tienen material para trabajar y otros no?
Pues que a todos ellos se les ha dicho que los libros llegarán de un momento a otro, cuando la realidad es que no existieron los recursos económicos para el tiraje necesario.
Lo anterior es una de las realidades de cómo el presupuesto se ajusta, en donde menos se debe y más allá de dar la explicación concreta del porqué no hay libros de texto, todos mienten y se avientan la bolita.
Asunto que choca por decir lo menos, con el avión presidencial que también sale del presupuesto económico.
Acta Divina… “México tiene el gran compromiso de ser respetuoso con el medio ambiente y de combatir los efectos del cambio climático”, @EPN.
Para advertir… Y a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) se le redujo a la mitad el presupuesto de 2016 a 2017. Con todo y que ahí despacha el espadachín de Peña: Rafael Pachianno.
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