A estos juicios, los distingue la celeridad y brevedad de sus trámites. Lo resuelto en Juicio Sumario queda decidido definitivamente y no hay lugar a discutirlo en otro proceso.
Ahora encontramos modernos juicios en las redes sociales; la chica a la que le cancelan la boda por un aparente desliz en su despedida de soltera, el cantante que se toma la foto, con un par de seguidores, descompuesto en su figura, el niño que aparentemente avienta un golpe a su papá, el político que aparece con los ojos cerrados. Aunque en el caso del político casi podemos adivinar que el momento es precisamente lo que refleja la foto, en todos vemos solo una fracción de segundo o una pequeña parte de una historia de la que nada sabemos, pero todos son casos juzgados de lo que nada nos consta.
Las redes sociales nos han convertido en jueces implacables de historias, o casos, de las que nada conocemos y sin derecho de réplica ni defensores para los acusados, porque ay de aquel que ose decir algo a favor o justificar la situación seguro lo acaban a palos de facebook. En un segundo acabamos con la vida de alguien que pudo tener un mal momento, una distracción o simplemente una foto que no refleja la acción total del momento.
Tal vez ese niño estaba tratando de espantarle lo que él creía una mosca al papá, tal vez la chica ya había decidido no casarse, qué carajos nos importa su vida, tal vez el cantante estaba bromeando, como lo hace todo el mundo en fiestas privadas, con los infames que aprovechando su fama lanzaron la foto que se había tomado en un momento de privacidad, tal vez el político solo estaba bostezando o parpadeando durante una sesión en la cámara, en este caso podemos tener dudas.
Nadie nos educó ni nos dio capacitación para usar las redes sociales, ni nos prepararon para el impacto que estas tienen en nuestras vidas, solo el tiempo dirá los efectos que tendrán en ellas, en lo personal creo que será más lo beneficioso que lo negativo, pero si hay algo seguro es que están desnudando debilidades no solo de las personas que se reflejan en sus fotos o en las notas que aparecen, sino también las debilidades de los que opinan desde la comodidad de sus computadoras o celulares, convertidos en estrados.
Ahora arrojamos la piedra cuando el otro está a mitad de la frase que dice, el que esté libre de pecado…