Claudia Rodríguez
Fue al columnista Francisco Rodríguez a quien por primera vez le escuché señalar hace ya unas tres décadas, que en México, todos los niños vienen con su deuda bajo el brazo, en lugar de su torta bajo el brazo como reza el dicho.
Desde que quien esto escribe, tiene conocimiento sobre la deuda pública nacional, las citas sobre el tema no han dejado de ser escabrosas y preocupantes.
Nacer en México y ubicar el evento en el terreno de la macroeconomía; de entrada es tener asignado un pedazo de deuda pública. No se requiere ni siquiera cumplir la mayoría de edad, ni ser contribuyente. A todos nos toca el lastre de estar endeudados.
Empero ,no golpea igual la deuda pública si se nace en cuna de seda o de tierra. Es algo así como lo que ayer enunció el presidente Enrique Peña Nieto, de que en realidad existen dos Méxicos: el de la prosperidad y la vanguardia y el de los rezagos y condiciones de pobreza.
Reconocerlo, no es un avance, es más bien una afrenta porque justo la burocracia partidista en amarres en lo oscurito con otros muchos empresarios y financieros, son los que han labrado esa zanja que ya se antoja infranqueable e impagable.
Muchos de nosotros referimos a diario las amenazas de la inseguridad, el crimen y la violencia, pero pasamos desapercibida la amenaza pública que pudiera derivar a las anteriores, y que no es otra, sino la silenciosa deuda pública.
Apostar sólo a la recaudación tributaria para reducir una parte de la deuda o bien sólo pagar intereses, es tanto como repartir el dinero y luego quitárnoslo, sin que de por medio exista la posibilidad de invertir o de generar ahorro.
La deuda bajo el brazo de los mexicanos, es más cierta y certera, que la torta bajo el brazo.
Si a cada mexicano se le solicitara aportar lo que le corresponde para pagar la deuda pública, cada uno de nosotros tendríamos que aportar $160 mil pesos, lo cual a algunos podría resultar pecata minuta, pero para la gran mayoría resultaría una verdadera fortuna.
Los gobiernos y sus congresos siguen endeudándose, que al cabo los paganos somos todos nosotros.
Acta Divina… El secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, admite que el reto es estabilizar la deuda pública, pero dice que no hay porqué ponerla en “terapia intensiva”.
Para advertir… Desde la otra esquina, las Organizaciones No Gubernamentales, advierten del riesgo nacional.
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