¿En verdad buscamos la libertad?, ¿entendemos tal concepto, la libertad?, la generalidad de las personas entienden la libertad como un abstracto, como un derecho o como la flexibilidad de actos, pero pocos entienden la complejidad para que tal facultad sea plena. La libertad es un concepto que básicamente implica y requiere desapego, incondicionalidad, pero sobre todo voluntad. Es así como el concepto de libertad ha sido adulterado o al menos manipulado de manera grosera, ¿en verdad somos libres? o ¿sólo nos sentimos libres?, la realidad es aparatosa ya que nos ubica en la más profunda dependencia de todo cuanto nos rodea, no somos ajenos prácticamente a nada, mucho menos a lo que muchos inocentemente arguyen como lejano o remoto.
Arthur Schopenhauer planteaba 3 tipos de libertad; física, moral e intelectual.
La libertad física se explica con todo aquello que no obstaculiza e impide el movimiento de un ser.
La libertad moral se explica por todas aquellas condiciones creadas por el ser humano y comportamiento ante su propio entorno.
La libertad intelectual se condiciona con toda información o falta de ella que impide, modifica y condiciona la percepción, el entendimiento, el aprendizaje, el razonamiento, etc.
De cuenta a lo anterior se resume lo que libertad implica y significa. Nunca el ser humano en su historia, desde los albores de su evolución como homínido bípedo, ha sido menos libre que ahora, la libertad física en aquel remoto entonces era limitada por el entorno natural, flora, fauna, geografía, la libertad moral era prácticamente total, a veces condicionada por la unidad familiar o de clan, la libertad intelectual no tenía limitación, sólo basada en la experiencia y enseñanzas a través de cada generación, la imitación y reconocimiento, el razonamiento y ejercicio de actividades repetidas que redituaban eventualmente en un nuevo descubrimiento.
Aquel tiempo fue el de mayor libertad para el ser humano prehistórico y moderno. Aún hoy existen reminiscencias idílicas de esa libertad en África, representada por los bosquimanos y en Australia ejemplificada por grupos de aborígenes nómadas, ambas culturas reconocidas como posiblemente las más antiguas vigentes.
Hoy en la llamada modernidad somos sujetos a una cantidad de condiciones físicas, morales e intelectuales incontables, y cada día son más y con mayor complejidad. Sin embargo perseguimos ese concepto de libertad como señuelo u objetivo aspiracional de desarrollo humano, familiar, social e incluso cultural.
¿Cuántos discursos demagógicos se han enarbolado ensalzando la libertad?
¿Cuántas leyes tiránicas, normas absurdas, reglas demenciales y restricciones paralizantes se han emitido a causa de la libertad?
¿Cuántas perversas conflagraciones en nombre de la libertad?
¿Cuántos muros y fronteras se han creado para salvaguardar la libertad?
¿Cuántas incursiones, despojos, injerencias, muertes y hambrunas han justificado imperios por la libertad?
¿Cuántas mentiras se han proclamado escudadas en la libertad?..
¡Libertad de culto, libertad de expresión, libertad de transito, libertad de pensamiento, libre comercio, elecciones libres, libertad, libertad , libertad!.. y esclavitud, explotación, discriminación, xenofobia, inequidad, desigualdad, pobreza para muchos y riquezas inconmensurables para muy pocos son algunos ejemplos resultantes de esa libertad.
Después de Dios la justificación de la libertad ha sido la mayor razón de guerras en el mundo, resultando así un triste pero concreto juicio de lo que estos dos conceptos han redituado a la humanidad.
Pero aún así personas más astutas e inventivas siguen usando y aprovechando la bandera de libertad como trampa de bobos. Estos “libertadores” son por lo general narcisistas enfermos de codicia y poder o psicópatas qué por definición son más libres, mucho más libres que el común de la gente, por que son ajenos a conceptos de bien o mal y carecen de conciencia gozando de mayor libertad moral e intelectual, sus apegos y empatía no existen y no están condicionados a nadie, los podemos encontrar inequívocamente insertos en las cúpulas de poder económico, religioso y político.
La cuestión ya no es si somos libres o si podemos llegar a serlo, la pregunta es ¿qué tan esclavizados, condicionados, manipulados, dependientes, temerosos de entornos físicos, morales e intelectuales nos hemos permitido ser?
Lo más cercano a libertad posible es la libertad de pensamiento y esta supuesta libertad es un delirio, seguimos sujetos diariamente a información y desinformación que obnubilan nuestro pensamiento. Prejuicios, dogmas, inclinaciones, sueños, ideales, esperanzas, traumas, fobias, apegos, odios, inconsciencia, religión, cultura, ignorancia e indolencia son sólo algunos de los factores que influencian nuestro razonamiento y por ende nuestro juicio. Tal vez la única libertad sea la descrita por Michel de Montaigne (filósofo, humanista y escritor del renacimiento); “La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de si mismo”.
Muy difícil es entonces hablar de libertad, mucho menos alcanzar y entender semejante concepto. Más vale iniciar por quitar uno a uno esos ladrillos que forman el muro que obstaculiza nuestro propósito de libertad, tal vez algunos logremos al menos mirar y entender la plena libertad por un boquete.
-Victor Roccas