Por Aurelio Contreras Moreno
El pasado 2 de agosto, en este mismo espacio se publicó que Javier Duarte de Ochoa no pudo proteger ni mantener al margen de la decadencia del final de su sexenio a su flanco más débil: su esposa Karime Macías Tubilla. Y agregaríamos, a su familia, política y consanguínea.
En ese entonces, se dieron a conocer las primeras informaciones que implicaban a la esposa del todavía gobernador y a su familia en operaciones financieras poco claras que tuvieron como consecuencia que la Procuraduría General de la República decidiera investigar el patrimonio de todos ellos.
Pues dos meses y medio después, tras el terremoto político y mediático que terminó derribando del poder a Javier Duarte, la mano de la ley también está a punto de darle un manotazo a Karime Macías Tubilla, quien al igual que su marido, se sentía intocable, creyó que el poder era eterno y que le asistía el “derecho” de disponer a su antojo del patrimonio del estado por “hacernos el favor” de “cogobernar” Veracruz.
Este jueves el periódico El Financiero publicó que habían sido libradas nuevas órdenes de aprehensión en contra de María Virginia Yazmín Tubilla Letayf y Mónica Ghihan Macías Tubilla, madre y hermana de Karime Macías, respectivamente, por los mismos delitos que se le imputan a su ex poderoso pariente político, Javier Duarte: delincuencia organizada y lavado de dinero.
Y aunque dichas órdenes de aprehensión no han sido confirmadas por alguna autoridad ministerial o judicial todavía, lo que sí es un hecho es que los suegros de Duarte de Ochoa, los padres de Karime, María Virginia Yazmín Tubilla y Antonio Macías Yazegey, tramitaron amparos indirectos para evitar ser detenidos por la autoridad.
Dichos recursos fueron promovidos desde el pasado 17 de octubre y quedaron asentados en los expedientes 1167/2016 y 1168/2016, y están publicados en la lista de acuerdos del Juzgado Noveno del Décimo Distrito.
La pareja Macías-Tubilla busca la protección de la justicia federal contra “la orden de alerta migratoria que pretenden ejecutar en mi contra limitando mi libertad de tránsito, de ambulatoria y a la libertad personal sin orden judicial y sin haber sido oído y vencido en juicio”.
Tanto María Virginia Yazmín Tubilla como Mónica Macías están implicadas en el escándalo de las millonarias residencias en el fraccionamiento texano The Woodlands, en el que aparecen como propietarias de mansiones que en realidad serían, presuntamente, de Duarte y Karime.
En su confesión videograbada y difundida en parte esta semana, Moisés Mansur Cysneiros, el amigo y operador financiero en las sombras de Duarte de Ochoa, también delata la implicación de la familia de la esposa del ex gobernador en las triangulaciones para adquirir las propiedades: “ahí el que le veía todo era el cuñado y los Mansur (Beltrán). El esposo de la hermana, que también tiene una casa ahí, el esposo de Mónica (Macías), que tienen una casa ahí. O sea, todos tienen casas ahí”, afirma “Moi” Mansur.
Pero las revelaciones sobre los abusos de las familias Duarte, Macías y Tubilla apenas empiezan. En su columna de este mismo jueves, el periodista Raymundo Rivapalacio menciona que “a través de la Secretaría de Educación veracruzana, Eugenio Duarte, hermano del gobernador caído, surtía todas las despensas del sistema educativo, donde la Auditoría Superior de la Federación detectó el mayor desvío de recursos federales, no acreditado en su uso. Otro hermano, Cecil, quien tiene más de 300 taxis en Veracruz, presuntamente manejaba las empresas fantasmas por donde comenzó la caída de Duarte. Uno más, Daniel, que vive en España y trabaja en una gasera, es el eslabón por el que están buscando cuentas bancarias y propiedades de Duarte, Mansur y el multimillonario de Córdoba, Jaime Porres, en aquella nación”.
Ni a Mario Puzo, autor de la novela de “El Padrino”, se le hubiera ocurrido una trama del ascenso y caída de una “famiglia” mafiosa como ésta.
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