Resiste, no me sueltes…
¡no claro, pero trata de apoyarte en algo!
no me sueltes por favor.
¡claro qué no! pero ayúdame…
Que idea tan desastrosa había resultado caminar por ese sendero, su compañero se lo advirtió, pero él quería aventurarse, parecía un sendero interesante, prometedor una aventura de re-conocimiento y libertad, incluso otros les habían aconsejado no seguirlo, pero la ignorancia incluso a su pesar había motivado a la curiosidad para continuar caminando.
¡No me sueltes, por favor!
Ya te dije que no lo haré, pero ayúdame un poco.
Había conocido a su compañero desde la infancia, su presencia al comienzo le parecía incómoda, parecía un tipo demasiado controlador, en el colegio era el más popular aun cuando era causa de conflictos continuos, al paso de los años incluso la moralidad había confirmado su amistad y en casa lo adoraban como uno más de la familia, su cariño se apuntalaba por la fe mutua que profesaban.
¡Ya no aguanto, voy a caer, súbeme, por lo que más quieras!
¡Eso trato pero, pesas demasiado, tendré qué buscar ayuda!
¡Estás loco, no te vayas no hay de donde sostenerme!
Ante la muerte hay quienes recuerdan fugazmente los momentos más importantes de sus propias vidas, pero en su caso la presencia de su compañero en peligro rememoraba su amistad incesantemente.
Su entrañable amigo siempre había sido generoso, protector parecía valiente y temerario hasta hoy, cuantas veces no lo había sacado de apuros, sobre todo con tipos como aquellos, con razón y sabiduría, los habían ahuyentado sin mayor esfuerzo, cuanta seguridad le proporcionaba su compañía y ahora estaba a punto de caer.
¡Ya no puedo más, me duelen las manos, te estás resbalando!
¡No por favor, no me sueltes, no puedo sostenerme solo!
¡Aguanta, aguanta..!
En el fondo, como un cadáver yacía sin expresión en su rostro.
No logró salvarle, pero no sentía dolor ni pena, había sido demasiado tiempo, un sentimiento de paz y liberación le arropó.
El prejuicio, le llamaban, había sido un lastre muy pesado, un fardo que cargar, y ahora un cuerpo sin importancia en el fondo de su mente.