* La inseguridad es causa de falta de legitimidad. Pero eso carece de importancia, porque los prebostes del poder sostendrán el modelo político a como dé lugar, hasta que reviente o se pudra, y quizá se percaten que el “culiacanazo” es nuestro bogotazo
Gregorio Ortega Molina
La inseguridad produce miedo, éste desatinos, o audacia en aquellos que saben que el temor puede superarse sin necesidad de recurrir a una mayor violencia, a la ocurrencia de vencer la crueldad con una buena dosis de perversidad, o de estupidez.
Antes de la escalada verbal iniciada por el Ejército, los gobiernos se han esforzado por encontrar cauces de “alianza”, complicidad o confianza en la sociedad, y en todas fracasaron.
Abrieron líneas telefónicas para la denuncia anónima, copiaron la modalidad de los testigos protegidos, sugirieron que los ciudadanos se convirtieran en colaboracionistas, igualitos a esos franceses que se aliaron ética y moralmente con los nazis. Tentaron a los denunciantes anónimos con jugosas recompensas. No tengo noticia de que se haya entregado una.
Ahora algún senador panista propone la tontería de armarse. ¿Conoce del compromiso que significa? ¿Sabe, el portador del arma, que al exhibirla para contener un peligro, “está obligado” a usarla y, en su caso a asesinar para evitar su muerte? ¿Cómo se resuelve provisionalmente en México la legítima defensa? Pues con prisión preventiva.
Lo único cierto son las cifras: La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, nos descubre que en septiembre pasado 71.9 por ciento de ciudadanos de 18 años o más, afirmaron sentirse inseguros en las ciudades que habitan. Es casi 4 por ciento más de personas que no viven con tranquilidad en comparación con septiembre de 2015.
79.6 por ciento de la población dijo sentirse insegura en los cajeros automáticos de los bancos; 71.7 en el transporte público; 65 por ciento siente desconfianza en los instituciones bancarias, y 62.5 por ciento al caminar o circular por las calles que usa habitualmente.
Los mexicanos encuestados también afirman sentirse inseguros en los mercados, carreteras, parques o centros recreativos, en los automóviles, centros comerciales, trabajos, escuelas y casas.
Señala la encuesta: “La percepción de inseguridad de los ciudadanos de zonas urbanas registrada en septiembre pasado es la segunda más alta desde marzo de 2014, cuando registró un nivel de 72.4 por ciento de los encuestados”.
¿Puede gobernarse el país en esas condiciones? ¿Qué porcentaje de la población sabe que la el desempeño de las Fuerzas Armadas en las calles para preservar la seguridad, se realiza al margen de la Ley? ¿Cuántos saben que se ha propuesto al Legislativo regularizar esa situación?
La inseguridad es causa de falta de legitimidad. Pero eso carece de importancia, porque los prebostes del poder sostendrán el modelo político a como dé lugar, hasta que reviente o se pudra, y quizá se percaten que el “culiacanazo” es nuestro bogotazo.