* ¿Qué han encontrado? Parejas de ancianos solos, jubilados, derechohabientes del ISSSTE o IMSS, pero imposibilitados físicamente para ir a su clínica a buscar sus medicamentos; se toparon con enfermos terminales, con pacientes de enfermedades mentales, con niñas de 10 años embarazadas
Gregorio Ortega Molina
“El que busca encuentra”, sostuvo Cristo ante sus discípulos y frente a los leprosos que lo buscaron para que los obsequiara con el milagro de la salud: la física y la que abre las puertas a la salvación del alma.
Tan decepcionado y pesimista me tienen los resultados de las políticas públicas, que fui incapaz de ver la buena noticia, en la ciudad en la que vivo. Donde hay optimismo, puede cultivarse la esperanza. Me refiero al programa El médico en su casa.
En medio del desorden y descrédito generalizado en el que vivimos, me avoqué a corroborar lo escuchado, leído o advertido, pues de inmediato pensé en la información convertida en propaganda política.
Lograr unos minutos de conversación con el médico José Armando Ahued Ortega es difícil, porque la Secretaría de Salud de la CDMX que él encabeza, tiene 37 mil empleados, pero además…
Sí, además coordina el único proyecto de interés y servicio social efectivo de las últimas décadas, cuya eficiencia puede constatarse acompañando a los grupos de médicos y pasantes de las universidades mexicanas y extranjeras, que se incorporan a un ejercicio único en su género: acudir, puerta a puerta, a los hogares mexicanos de escasos o nulos recursos económicos, para conocer del estado de bienestar de sus habitantes, diagnosticar, dar tratamiento y seguir, mes a mes, la evolución o involución de los enfermos que cayeron bajo su responsabilidad profesional.
Obvio que no acuden a Polanco, ni a La Condesa, o las Lomas o la del Valle, van a Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Xochimilco, a recorrer los canales y visitar esos 5 mil hogares cuyos habitantes no han visto médico alguno en años, muchos años.
¿Qué han encontrado? Parejas de ancianos solos, jubilados, derechohabientes del ISSSTE o IMSS, pero imposibilitados físicamente para ir a su clínica a que los diagnostiquen, o acudir a buscar sus medicamentos; se toparon con enfermos terminales, con pacientes de enfermedades mentales, con niñas de 10 años embarazadas.
Según los informes que pueden verificarse, porque dan seguimiento a los pacientes, han visitado dos millones 574 mil 239 casas. De las 530 mil acciones realizadas, atienden a 47 mil discapacitados, 4 mil 500 postrados (enfermos que viven en la cama), 204 mil adultos mayores, un mil 50 abandonados, o solos. Lo que queda de 383 seres humanos afectados con enfermedades terminales, a los que se les ayuda a bien morir. Se dieron de bruces con 28 mil embarazadas, 8 mil 700 pacientes sin control médico y 3 mil 500 con enfermedades de alto riesgo.
Ahued Ortega y el equipo con el que concibió y puso en marcha El Médico en su casa, resolvió, de golpe, dos problemas de urgente solución: el humano, de salud, y el administrativo. Creo, y no lo pregunté, que resulta más eficiente y menos oneroso llevar salud y bienestar a los hogares, que trasladar enfermos a hospitales saturados.