(Primera parte)
En este país parece, afortunadamente contamos, por el momento, con cierta disponibilidad de criticar a cualquiera y puntualizar cualquier cosa, desde lo más frívolo o estúpido hasta lo más trascendental y complejo.
Nos permitimos incluso denostar creencias, a la virgen de Guadalupe, al Dios cristiano, al catolicismo, a Jesús y a la corte celestial, al gobierno, a los gabachos, los comunistas a los ricos y a los pobres.
Pero hay algo que todavía es vedado, autocensurado y es la critica a los judíos, específicamente al sionismo.
Dentro de los múltiples usos que de la Biblia, en este caso el antiguo testamento, la astucia de unos cuantos se ha arrobado el más extraordinario, ha sido el de mapa limítrofe de un país, en 1937 David Ben Gurión delineó los límites del nuevo estado de Israel en base a pasajes bíblicos y con esto culminó el sueño de Tehodore Herzl y su obra “el estado Judío” 1884. Con esto hoy día el estado de Israel prácticamente ocupa el 98% del territorio palestino amen de las consecuencias que de ello devienen. ¿Cuál sería la reacción de cualquiera si llegara el vecino a ocupar su casa con el razonamiento de que sus ancestros vivieron en ese espacio hace 4,000 años y que esto es mandato divino?..francamente suena a “Destino manifiesto” pero recargado.
La comunidad judía en México es una de las comunidades más importantes y económicamente más desarrolladas en este país y en muchos otros países donde su poder se ha hecho patente en prácticamente todos los sectores de cada sociedad, principalmente en ámbitos estratégicos su presencia se ha dejado sentir de manera discreta pero intensa a nivel mundial.
Su ilimitado poder emana del mundo financiero, de la banca internacional, de la práctica del préstamo llevada a la usura, del interés compuesto, de los negocios oportunos, beneficios marginales, ganancias exorbitantes, manipulación de los mercados, derivados financieros, burbujas de mercado y especulación .
Mi padre un vendedor nato, gerente de ventas regional en compañías internacionales por espacio de 40 años siempre declara que un negocio para que sea negocio debe ser honesto y beneficioso para ambas partes, pero tal hidalguía nunca ha sido condición entre la elite judía.
Para nadie es secreto que la comunidad judía también es una comunidad cerrada, sectaria y conducente de sus propias costumbres y principios, imponen sus dogmas y costumbres en el fondo mientras pretenden adaptarse a las comunidades a donde se “integran”.
En México el poder de esta comunidad es inmenso, manejan la economía, la información, influyen en la política y su poder trasciende por sus lazos con otras comunidades judías en otros países cono USA, Reino Unido, Francia, Alemania, etc.
En Sudámerica su poder es evidente en Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Argentina.
La historia moderna por más que ha sido ocultada, manipulada y sesgada no ha logrado esconder los procederes de personajes como Milton Friedman, Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski, Allan Greenspan, George Soros, la familia Rostchild, la familia Rockefeller, etc, etc.
La comunidad judía con todo lo respetable que sus creencias y costumbres son ha embarcado desde hace décadas en el llamado sionismo, que amén de todo lo que se pueda justificar en su definición es simplemente imperialismo regresivo (Lewis Samuel Feuer) disfrazado de derecho ancestral con todos los vicios concebibles, discriminación, violencia, genocidio, xenofobia, explotación y aculturación. De esta forma el sionista llegó para quedarse y hoy es sinónimo de judío por más que algunas buenas consciencias judías alcen su voz en contra. Porque como algunas mentes brillantes declaran el sionismo es al judaísmo lo que las cruzadas al cristianismo.
La tragedia es qué, reitero, en este país todo se puede criticar pero nunca al judío o al sionismo, pareciera que la sombra del holocausto o Shoá, los campos de concentración, el éxodo europeo y propaganda hecha arte en películas como la lista de Schindler y millares de películas hollywoodenses son una licencia o patente de corso para la comunidad judía.
No me apena decirlo, he conocido a miembros de la comunidad judía y francamente no son nada extraordinario, son como cualquier otro ser humano o ciudadano común, sus vidas sin embargo dependen de ese sentido de identidad, son ante todo judíos primero, víctimas después, sionistas muchos de ellos luego y ciudadanos mexicanos al final, su integración parcial a la sociedad siempre ha sido de conveniencia, aportan lo que saben les reditúa un beneficio, entre ellos la ayuda es integra, su comunidad es una sociedad hermética dentro de otra que les permite todo.
Y es que la comunidad judía sigue siendo ese vecino llorón y quejumbroso que aparenta docilidad y empatía mientras resulta ser el dueño del edificio donde mal vivimos y donde poco a poco nos hemos tenido que sujetar a sus reglas y normas de convivencia y alquiler.
Lo anterior es totalmente aceptable incluso admirable, cada quien trabaja para construir un patrimonio propio, pero también es cierto que todos debemos cumplir una labor social es decir un esfuerzo en pos de un bienestar comunal más allá de nuestros núcleos familiares, religiosos, étnicos o ideológicos ¿de qué entonces serviría el sentido de nación, patria o estado?
Hoy día la comunidad judía tiene sus propias agendas, no se conducen más que por las necesarias e ineludibles normas que la sociedad les exige pero su desarrollo y productividad siempre es en pos del fortalecimiento de sus intereses que no siempre son los intereses de el bienestar social pero hace tiempo lo son en beneficio de la construcción de un estado judío vía el sionismo.
Acusan a cualquiera que les critique o señale de antisemita, racista, xenófobo o supremacista, pero ellos mismos segregan a cualquiera que no pertenezca a su comunidad, sus conocimientos e información son vedados a cualquier “goy” o sólo se dispensan a cuentagotas en espera de un conveniente beneficio.
La integración de comunidades culturales diversas siempre han implicado una dificultad para cada nación, la exigencia de un país es adoptar esa diversidad siempre y cuando exista un verdadero deseo de integración que se vea reflejado en trabajo y amor a una patria que acoge, que protege, que dispensa y procura espacios de crecimiento para beneficio de todos. Por ello el dicho de “donde fueres haz lo que vieres” es tan emblemático del sentido no de la migración sino de la integración.
En países de primer mundo es señalado con mucha fuerza tal idea que aun cundo señala a una comunidad específica se debe entender el mensaje hacia otros grupos, Vladimir Putín lo dijo en 2013 con una locución ante el parlamento Ruso;
“En Rusia vivid como rusos! Cualquier minoría, de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y debe respetar las leyes rusas.
Si ellos prefieren la Ley Sharia y vivir una vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde esa sea la ley del Estado.
Rusia no necesita minorías musulmanas, esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales
ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándolas a sus deseos.
No importa lo alto que exclamen “discriminación”, no toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura rusa.
Debemos aprender mucho de los suicidios de América, Inglaterra, Holanda y Francia si queremos sobrevivir como nación.
Los musulmanes están venciendo en esos países y no lo lograrán en Rusia.
Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y los musulmanes.
Cuando este honorable cuerpo legislativo piense crear nuevas leyes, deberá tener en mente primero el interés nacional ruso,
observando que las minorías musulmanas no son rusas.”
Y esto último es lo que se esperaría de cualquier minoría o comunidad que pretende residir en cualquier país o sociedad ajena a ella, no se trata de perder identidad o afrentarse de costumbres, mucho menos de ocultarlas, se trata de integrarse de trabajar en un beneficio mutuo, en el desarrollo de un bienestar social con quienes ahora se comparte tierra, recursos, oportunidades, vida y familia.
Pero la comunidad judía, repito, siempre ha trabajado bajos sus propias normas y bajos sus propios términos, con una agenda propia en pos de satisfacer su propio desarrollo usando lo que sea necesario y a quienes sea necesario.
Hoy su influencia resulta en un estado dentro de otro, y pocos se atreven a señalarlo ya que su poder económico es inmenso y su poder político todavía mucho mayor.
La búsqueda del bienestar social en un país, en una nación, se han visto relegados por el desarrollo de una comunidad que en gran medida nos tiene arrodillados, su influencia se puede ver en cualquier sector social, cultura, energía, industria, comercio, turismo, educación, política, agricultura, finanzas.
Y no descarto que existan judíos que realmente sean conscientes de lo que le deben a un país que les abrió las puertas por generaciones, pero eso no soslaya su silencio ante otros miembros de su comunidad que ponen en entredicho no sólo honorabilidad sino valores humanos en condición a un estado judío-sionista.
Estas expresiones personales seguramente serán señaladas por muchos como intolerantes y prejuiciosas pero lo que se ve no se juzga, ¿alguien recuerda a David Korenfeld y su inclinación por hacer tratos muy provechosos para el estado de Israel? ¿o tal vez alguien recuerde a un Castañeda Gutmann influenciando el comes y te vas en “genufléxica” sumisión ante los intereses norteamericanos? y son únicamente un par de ejemplos que han logrado salir a la luz del escrutinio público, imaginarse cuantos no se conocen.
Una de las tantas razones de la inoperancia del gobierno mexicano ante U.S.A. es la agenda Israelí donde el lobby judío ha conseguido sólo en el país vecino que una mayoría de congresistas sea favorable a la asignación al estado de Israel de tres veces la ayuda exterior anual destinada a toda África, Asia y América (más de 130.000 millones de dólares en los últimos 60 años).
El lobby dispone de 150 empleados que trabajan a tiempo completo para el American-Israel Public Affairs Committee (AIPAC), más un ejército de cabilderos de otras grandes organizaciones judías como Anti-Defamation League, B’nai Brith, American Jewish Committee, etc., además de federaciones judías locales, regionales y nacionales que todas en conjunto son muy activas en la conformación de la opinión pública y la política sobre Israel, y que promueven y financian a determinados candidatos a legisladores basándose en la “línea partidista” del lobby pro israelí. ¿Qué impedimento existe para no designar a un presidente que siga la línea pro sionismo?..
Por eso es posible imaginar, si se tiene sentido común, cual es la influencia del estado de Israel no solo en USA sino en toda América.
Continuará…
-Victor Roccas.