Claudia Rodríguez
Aunque para algunos analistas no es ninguna situación especial la relación entre Estados Unidos y México, sí habrá que acotar que es singular por la hegemonía global que marca día a día Estados Unidos y el subdesarrollo continuo de México pese a la vecindad indisoluble, separada por una frontera cada vez más más custodiada por el país desarrollado.
Por décadas, los gobiernos han tratado de enfrentar sus conflictos, resultado de sus asimetrías a través de los acuerdos, que cada vez son de mayor conveniencia y ventaja para el que mueve la batuta.
Mañana, martes 8 de noviembre en que la candidata demócrata Hillary Clinton y el candidato republicano Donald Trump se enfrenten al voto de los estadounidenses, no pocos espectadores en todo el mundo, estaremos atentos al desarrollo de las mismas.
El resultado empero, no impactará igual a todos. No sólo juego el desarrollo y la distancia geográfica en el impacto, también el grado de desarrollo. Entre México y Canadá hay un abismo de número de conflictos de ambas naciones con los Estados Unidos.
De cualquier forma, Trump o Clinton, serán para los mexicanos el mismo diablo pero con diferentes cuernos. La política migratoria puede ser más dura con una que con otro, pero en ningún caso será como no ha sido tras la Segunda Guerra mundial, un asunto terso para nosotros.
Tratados o no de índole comercial, los mexicanos seguiremos en desventaja, sobre todo cuando nuestra moneda el peso pende hasta de las políticas alcistas en las tasas de interés determinadas por la Reserva de los Estados Unidos (FED) y claro, del comportamiento del mercado global en cuanto a factores externos.
Lo que le espera a México a partir de ya, es que con la candidata demócrata o el aspirante republicano, los acuerdos al conflicto producto de la relación bilateral se agudizarán.
No es que uno sea mejor que otro para la relación con México, sino que tienen una agenda de beneficio de intereses entre el poder desarrollado y porque de lo que muchos no han hecho cuentas, es que si gana Hillary la Presidencia de los Estados Unidos, no tendrá el control del Congreso.
Así, que el conflicto continuará mientras alguien en el Gobierno mexicano deje de invertir para el desarrollo estadounidense aún acosta del subdesarrollo nacional.
El trabajo hay que hacerlo adentro, no tratando de convencer a candidatos y presidentes de otras naciones que somos lo que ni nos creemos.
Acta Divina… “México listo para el impacto de elección en Estados Unido: Secretaría de Hacienda.
Para advertir… Cualquiera que sea el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, las repercusiones acechan.
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