Claudia Rodríguez
Ahora se detalla que el martes hasta la madrugada del miércoles de esta misma semana, en la residencia oficial de Los Pinos, el presidente Enrique Peña Nieto y otros funcionarios de alto nivel –parece que sólo por lo que devengan económicamente y sus negocios al amparo del poder y no por lo que hacen–, se reunieron para esperar los resultados de la contienda electoral en los Estados Unidos.
No es una sorpresa. Se sortearon imágenes en vivo sobre todo de la canciller Claudia Ruiz Massieu, comiéndose las uñas de los dedos de la mano derecha, mientras advertía como el candidato republicano Donald Trump arrasaba y rebasaba en la carrera del día de la elección, a su adversaria la demócrata Hillary Clinton; sobre todo porque ahora quizá como hace unos meses tendría que volver a fingir demencia de sus actos y de sus dichos, con el único fin de seguir en el poder, no con aspiraciones serias de ascender, sólo de seguir perteneciendo y sirviendo.
Estuvieron también con Peña Nieto en un salón de Los Pinos esas horas del conteo electoral y la asignación de puntos por los colegios electorales en Estados Unidos; José Antonio Meade, Ildelfonso Guajardo, titulares de Hacienda y Economía, así como Agustín Castens, gobernador del Banco de México (Banxico), entre otros más; pero claro y de manera infaltable, el señor Luis Videgaray, quien tal vez al contrario de mostrarse preocupado como Ruiz Massieu, él podría haberse ostentado victorioso, relajado y hasta risueño.
En la lluvia de resultados apabullantes a Trump frente a la candidata Clinton a unos minutos de la una de la mañana hora de México, se envió el mensaje a la prensa, de una conferencia conjunta de Meade y Carstens a las siete de la mañana sobre todo, porque el peso había escalado su paridad frente al dólar hasta los 20.80 pesos.
Luego en plena madrugada y con la victoria cantada para Trump, el presidente Peña Nieto se comunicó vía telefónica con el mismísimo que amenazó una y otra vez en campaña, aún luego de recibirlo en la residencia oficial con estándares de jefe de Estado, de que su política antiinmigrante tiene como ingredientes principales de su combo un muro fronterizo impenetrable y el regreso de millones de indocumentados mexicanos.
Es así, que a más allá de las siete de la mañana, Meade y Carstens, salieron a declarar que la economía mexicana estaba sólida y estable y que no habría que intervenir en la misma de ninguna manera, es decir, dejaron claro que sobre todo nuestro peso estaría expuesto al “pago por ver”.
Hoy los adoradores de Peña y Videgaray seguirán improvisando y sin estrategia ante el arribo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos hundiendo no sólo nuestras oportunidades, sino a quienes otros gobiernos ya defraudaron y dejaron sin posibilidades ni futuro aquí en el país por lo que tuvieron que emigrar a la vecina nación del norte.
Acta Divina… “México no pagará por el muro” señaló la canciller Claudia Ruiz Massieu a sólo un día de la victoria de Donald Trump.
Para advertir… Tal vez no sea una transferencia directa lo que se nos exija para pagar el muro. El cobro puede hacerse de muchas maneras.
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