Enero/07/2014 martes
(Diario de Tony)
Son las ocho y algo de la mañana y… Está haciendo un tanto de frío, y… Aquí estoy. Nuevamente he venido aquí para solamente escribirte un tanto y… Dios mío. Lo que estoy a punto de decirte sé que NADA ha de ir a…
Cuando he venido y en el camino he visto a todos esos perdedores… No sentí alegría ni nada cuando pensé que alguien, ese enano, estaría allí por siempre, esperando por mí y…
Estaba anoche acostado y, ¡Dios mío!, ¡empezó a suceder! Todos los músculos de mi brazo derecho se empezaron a desentumir y a librarse de esa maldita presión… ¡Dios mío!, que hasta hace una hora, anoche, me había hecho sentir que no me queda-ba más remedio que suicidarme.
Dios, pensé…¡por qué! ¡Por qué! Yo no lo sabía; tantos contrastes y tanta ironía en mi asquerosa vida… Ahora es la rodilla izquierda lo que me tiene un tanto desesperado y, ¡como no te lo puedes imaginar!
Y cuando veo a la gente perdedora, cuando hace apenas anoche una persona me ha dicho que lo mío es psicológico, Dios mío, ¡qué gran puta y triste ironía! Haber nacido en Comala-México y haberme convertido en un páramo desde un maldito principio, ah, ¡cómo perdonarmelo! Y todo mi terror y toda mi desesperación; y todo mi dolor y toda mi frustración, ¡y toda mi perturbación!… ¡Ay! Y yo que siempre creí que esta perturbación que yo sentía se debía al simple hecho de que no aceptaba mi realidad: Ser un chingado páramo, un ciudadano de Comala.
Dios mío, ¡es ahora que lo entiendo todo! Pero la turbación que ahora mismo siento aquí en mi ser se debe al dolor que queda en esta parte de mi pierna izquirda. Ay, aahh, Comala, ¡cómo me dueles! Tú y tus páramos, esos chingados que aparecen en las revistas Quién, Caras, y toda esa porquería; ¡cuanto los aborrezco! Y ahora que sé el por qué de mi locura, el por qué de mi paranoia… ¡California! California, mi vida, ¡jamás debí de abandonarte…! Dios mío. Puto chingado dolor que me desquiciaste, ¡maldito seas! Y ya no hay marcha atrás.
He pensado tanto… ¡Me duele tánto la rodilla! Comalita, paramitos… Y si solo menciono a los páramos “privilegiados” es solo para que sepas que tú, quien lees esto, tampoco te tienes la culpa de haber nacido en un país tan árido como Comala. Todo sucedió, todo fue un maldito accidente, sí, más o menos como lo que a mí me sucedió, toda esta chingada enfermedad y…
-¡¿Qué consuelo me queda?!-me digo y me pregunto, cuando veo a las demás personas ser como son, sin inmutarse, sin quejarse… oh, nacieron precisamente para esto, para no darse cuenta de nada, absolutamente de NADA. Viven y han vivido sus vidas de la manera más árida y estúpida, sin poder nunca salirse del camino que sus destinos desde un maldito principio les trazó. Dios mío, ¡cuánto miedo me dan! Ves, ¡ves por qué te digo que a mí la vida jamás me quiso! Después de todo, sin todo este dolor e impedimento en mí, yo, lo sé, “habría sido demasiado peligroso” para esta chingada sociedad Comala-mexicana, ya que, les habría dicho todas sus verdades, pero, apesar de esto, como los mexicanos “SON SORDOS” por conveniencia , no me habrían escuchado, habrían hecho o fingido que nada pasa-ba, que todo esta-ba de maravilla. Ay, mexicanos, ¡ven por qué los odio y los aborrezco! Por sus chingadas apatías, por sus chingadas almas cobardes, por sus chingadas incapacidades de poder alzar la mano y decir: ¡ALTO! No más atropellos a mi y a chindadísima soberanía. ¡Pero no! Los mexicanos siguen y siguen siendo chingados por sus mismas “autoridades”, ja ja, y lo seguirán siendo, por los siglos de los siglos, Amén.
Pd. Ay, ¡cuánto terror siento! ¡Qué ironía la mía! Cuando pienso en el por qué jamás pude objetar o alzar la mano… ¡Maldita sea! Sí, ¡qué gran puta y asquerosa ironía! Tony, ya no pienses más en el pasado, en el maldito dolor que te convirtió en el peor de los páramos.