“La educación es la transmisión de la civilización” – Will Durant.
Pero la educación condicionada o la instrucción son la condena de las sociedades, y no toda civilización ha resultado exitosa más allá de su misma existencia.
En 1806 las tropas napoleónicas derrotaron al ejercito prusiano en Jena y, se considera, dio inicio a la educación pública.
Para nadie es un secreto, sólo hace falta investigarlo, la educación al menos en todo Latinoamérica esta basada en un modelo llamado prusiano que se gestó obviamente en Prusia y qué, cuestionable, se propago en el siglo XVIII y XIX por occidente, la justificación para el modelo prusiano era llevar la educación a los estratos sociales más pobres, así como garantizar su aplicación a toda la población y como consecuencia socializar la educación.
Pero la verdadera razón era más siniestra y contemplaba modelar las mentes de los más jóvenes a conveniencia del estado para evitar peligrosos brotes de insurrección, por ideas revolucionarias, en contra del estado.
De ese modo un supuesto modelo educativo era en verdad un sistema de adoctrinamiento disfrazado de educación pública… y como tal lo seguimos sufriendo hoy día.
Los objetivos de la Volkshochschule o Escuela del Pueblo entonces eran puntuales:
a) formar soldados para el ejército.
b) trabajadores para las minas.
c) súbditos para el Gobierno.
d) empleados para la industria.
e) ciudadanos con educación integral.
En México la educación básica hasta el siglo XVIII aún estaba a cargo de la Iglesia en donde evidentemente el adoctrinamiento de la fe condicionaba otras enseñanzas, pero nunca las suficientes para que los individuos hicieran más preguntas de las debidas, manteniendo la educación como un mero ejercicio de implantación de miedos y sumisión.
La influencia de las reformas borbónicas en España seguramente tuvieron una buena dosis de repercusión principalmente en lo relativo a la educación, por ello se intento restarle protagonismo al clero en la educación promoviendo un ejercicio más activo por parte del estado.
La educación prusiana estaba aterrizando en suelo mexicano de la mano del periodo de ilustración y de la necesidad de la monarquía por acotar el poder de la iglesia, a la cual se consideraba un estado dentro de otro en España. Aún y con todos estos esfuerzos la Iglesia siguió educando a la niñez mexicana, sobre todo en lugares alejados de las ciudades importantes.
Entre tanto la escuela prusiana en México se implementó en las ciudades importantes, pero además se vio aderezada por el sistema Lancaster que entre 1842 al 1867 fue el sistema de educación primaria en toda la república, o al menos donde se podía impartir. Este sistema se basaba en el uso de “monitores” que eran los alumnos más aventajados que recibían de primera mano las instrucciones del profesor, a su vez cada monitor instruía a su compañeros resultando más barata y eficaz la instrucción… pero no la enseñanza.
La implementación de las leyes orgánicas de instrucción educativa de 1867 se puede resumir en la llegada del positivismo de Augusto Comte para potenciar el liberalismo imperante en la época de Benito Juarez. La enseñanza de esta manera prescindía de todo aquello que no tuviese una comprobación científica. Las formas cambiaban pero el fondo seguía intacto, las clases eran impartidas del mismo modo, un maestro o profesor, al frente de el alumnado, dictando cátedra como un comandante girando instrucciones a un batallón.
Con ello el pensamiento crítico quedaba marginado al arbitrio del profesor (sofísmo moderno) y desde luego a la información comprobada científicamente.
Pero todo lo anterior no tenía mayor relevancia en lugares alejados de la capital del país, en esas pequeñas comunidades de la provincia mexicana las nuevas reformas, ideas y positivismo no eran conocidas, implementadas o bienvenidas, en esos lugares el dogma de fe reinaba.
Un México convulsionado por luchas, invasiones, guerras e ideologías dispares no fueron el mejor entorno para mejorar un sistema de enseñanza y real beneficio social.
La llegada del Porfiriato y los científicos no modificó el método prusiano de enseñanza, aun cuando el positivismo tomo mayor auge en este periodo, la enseñanza parecía ser cada vez más marginal y elitista. El desarrollo económico durante el Porfiriato como siempre sólo se vio reflejado en los mismos círculos socioeconómicos de siempre y principalmente centralizados en la ciudad de México y algunas ciudades de importancia estratégica, pero el grueso de la población se mantuvo en el oscurantismo educativo en donde las reformas educativas y los desarrollos pedagógicos no permearon.
Con todo y esa dificultad para hacer llegar las basas de la educación “moderna”, la educación seguía conteniendo el alma del sistema prusiano.
La revolución industrial había logrado elevar la importancia de la educación técnica pero también la necesidad de formación de obreros sumisos a las ordenes de egresados de mejores escuelas con sistemas educativos más integrales y cosmopolitas que los dominaran en sus labores, la creación de servidumbre y señorío.
La revolución francesa llegó a elevar la importancia de le educación humanista pero también nuevas ideas como el positivismo que en muchos casos sólo sirvió para justificar la evasión crítica y filosófica de la naturaleza humana, el régimen de lo científico, no sobre lo teológico sino sobre la misma filosofía, el concepto de humano y sociedad como objetos y no como causas y consecuencias.
De esta forma la educación moderna busca la homogeneización de la misma educación pero también la homogeneización del pensamiento, al igual que fue planteado en su momento por el sistema prusiano.
Los maestros dejan de ser apóstoles de la educación y pasan a ser normalistas “profesionales” de la educación, ya no se conducen por un deseo de enseñanza, motivadores intrínsecos y libertad de juicio, se convierten en disciplinados instructores de un sistema acartonado y doctrinario de educación igualitaria, que no equitativa.
La función es crear un pensamiento colectivo de sumisión social para la mayoría y un sistema de educación alterno, y por lo general privado, para los estratos socioeconómicos acaudalados que conducirán a ese colectivo social “instruido”, mediante una verdadera academia donde el alumno selecto ya no es reproductor del pensamiento sino creador de pensamiento.
De está manera la educación básica se adecua a las necesidades del estado y de quienes lo sustentan, quienes obviamente nunca han sido el pueblo, sino en sus diferentes épocas han pasado de partidocracias a oligarquías a plutocracias y hoy día a retrocedido a una especie de nuevo virreinato, nobleza.
Supuestamente hoy día la educación está encaminada, gracias a las fastuosas reformas, hacia una mejora, pero lamentablemente estamos situados bajo la misma estrategia de hace 211 años.
Continuará…
-Victor Roccas